Defensores de pacientes, medicos, hospitales, sindicatos, compañías de seguros y líderes empresariales reunidos en la Coalición para atender la Crisis en el Sistema de Salud en Puerto Rico, lanzó una campaña publicitaria solicitando la intervención del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para evitar el colapso del Sistema de Salud en Puerto Rico mediante la reversión de recortes por el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) al programa Medicare Advantage (MA) de la Isla.

Los anuncios, que serán difundidos en radio, televisión y plataformas digitales de Washington D.C. y Baltimore, destacan la discriminación inherente en los fondos federales de la salud: los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses que pagan los mismos impuestos de Medicare, pero reciben menos de la mitad de los fondos federales de salud que los 50 estados.

‘Hacemos un llamado al presidente Obama a intervenir para evitar el colapso del Sistema de Salud en Puerto Rico’, dijo el presidente de la Coalición y exsindicalista, Dennis Rivera. ‘El engaño del Gobierno Federal con los fondos del Sistema de Salud es una discriminación flagrante contra los puertorriqueños. No estamos pidiendo un trato especial – pagamos los mismos impuestos de Seguro Social y Medicare, pero recibimos menos que los estadounidenses que viven en los 50 estados’, argumentó.

El programa de Medicare Advantage en Puerto Rico recibe un 60 por ciento de la tasa promedio en comparación con otros estados – al mismo tiempo tienen el porcentaje más alto de matrícula de MA en los EE.UU.

El déficit de fondos incrementará luego que el CMS implemente un recorte de 11 por ciento en las primas de MA a partir del 1 de junio. Mientras que el CMS estaba aprobando estos recortes drásticos para Puerto Rico, aumentó un tres por ciento en las tasas de los 50 estados, lo que representa una pérdida inmediata de 500 millones para el Sistema de Salud en Puerto Rico.

La industria de la salud representa el 20 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Puerto Rico. Un colapso no sólo pondrá en peligro la atención de millones de ciudadanos estadounidenses, sino que también podría resultar en un golpe dramático para la débil economía de Puerto Rico.

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