Luego de dos años y dos meses, Medina Cardona fue declarado culpable por asesinato en primer grado y por infracción a la Ley de Armas al portar una pistola sin licencia.

El principio del final para Jensen Medina Cardona.

La vista para las argumentaciones finales del caso de asesinato contra Jensen Medina Cardona fue pautada para las 9:00 a.m., del 27 de octubre y justo un minuto después inició. La madre de la víctima Arellys Mercado, Nitza Ríos, llegó 30 minutos antes al Centro Judicial de Fajardo, con su Biblia en mano y con la esperanza de poder finalmente cerrar el capítulo luego de dos años de vista tras vista.

Al entrar a la sala 305 del Tribunal se podía palpar la tensión en el ambiente, pues, el extremo izquierdo estaba lleno de la familia y amistades de Arellys que esperaban conocer la justicia, mientras que en el extremo derecho solo habían dos personas apoyando a Medina Cardona: sus padres.

A las 8:59 a.m. entró el acusado, ahora culpable de asesinato, junto a su abogado principal de defensa, Jorge Gordon Menéndez. Cinco minutos después entraron tímidamente a la sala su padre y madre, tomando asiento justo detrás de él, pero con evidente miedo a dirigirle la mirada.

Su mamá, Mildred Cardona, con mirada perdida y triste, solo miraba al piso, como con miedo de que fuera la última vez que vería a su hijo en libertad. Mientras, su padre, Julio Medina, trataba de ocultar sus nervios, pero el temblequeo constante de sus piernas lo delataba de manera irremediable.

El fiscal Yamil Juarbe, al cerrar su argumento, se dirigió hacia el acusado, y como dirigiéndose a Arellys, lanzó un: “tú me asesinaste, tú me quitaste la vida”. En ese momento, la mamá del acusado levantó la mirada, solo para desplomarse en llanto.

Ella no era la única llorando. La mayoría de la sala lloraba, especialmente la mamá de Arellys, quien tuvo que vivir nuevamente la tragedia de perder a su hija en cada argumentación. Suspiraba.

Al decretarse un receso en sala para que la jueza Gema González Rodríguez pudiera analizar la evidencia y emitir un fallo, el acusado fue donde su mamá, la abrazó, y le dijo: “mami, no llores”. La madre no paró de llorar, y previendo el futuro, prefirió marcharse y no escuchar el fallo que emitirían contra su hijo.

A eso del mediodía se empezaron a agrupar personas a las afueras del Centro Judicial, exclamando en un megáfono mensajes como, “Jensen, asesino” y “Justicia para Arellys”. De una manifestante, ya para las 3:00 p.m., hora que la juez regresó para dar a conocer su fallo, el grupo se expandió a decenas de personas que viajaron de pueblos de toda la isla a conocer en vivo el resultado de este juicio de dos años de duración.

Luego de tres horas de evaluar y analizar la prueba, la jueza regresó para dar a conocer el destino de Medina Cardona. De pie, tieso y nervioso, el hombre, que poco había expresado, escuchó los fallos en su contra, y, al darse cuenta de que posiblemente enfrentaría 129 años en prisión, bajo su mirada, puso sus puños contra la mesa, y finalmente, se entregó espalda al alguacil, quien lo llevaría a lo que supone ser su hogar por el resto de su vida.

El extremo izquierdo de la sala 305 estaba celebrando con lágrimas, oraciones, agradecimiento a Dios y abrazos entre los familiares de Arellys. Los fiscales, que estuvieron dos años y dos meses trabajando este caso, tampoco pudieron contener su emoción, y lloraron junto a la familia. El extremo derecho solo tenía periodistas, pues, los padres del acusado n no estuvieron presentes en este momento.

Fue removido de la sala para ser transferido a la cárcel hasta el 11 de enero, donde se celebrará la vista de sentencia. Mientras, la familia de Arellys y los fiscales salieron del Centro Judicial para encontrarse con decenas de personas que gritaban en celebración la decisión de la jueza.

Los fiscales fueron acompañados, de manera novedosa, por el secretario de Justicia, Domingo Emanuelli, con el deseo de transmitir un mensaje de que el sistema de justicia es uno efectivo, de que la justicia es alcanzable, y que se le debe poner un alto a la violencia machista.

El fiscal Juarbe fue elogiado por los manifestantes, que con mucha emoción le agradecieron su trabajo. Asimismo, se solidarizaron con la madre de la víctima, y le decían cosas como, “ya llegó la justicia, ya puede descansar”.

Ayer, se «cerró», literal entre comillas, un capítulo para la familia de la víctima, aunque los sistemas apelativos ya esperan una vez más.

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