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Opiniones

Dalmau se ausenta del “Desayuno de Oración de Candidatos”

Resurgen las dudas sobre si el independentista, es también ateo.

Hace unos días se llevó a cabo el “Desayuno de Oración por los Candidatos a la Gobernación”, organizado por la Fraternidad Pentecostal de Puerto Rico (FRAPE) que agrupa sobre 1500 iglesias a través de la isla. Todos los candidatos a la gobernación fueron invitados, pero no todos se hicieron presente. La FRAPE recibió a Javier Jiménez, candidato por el Proyecto Dignidad, Jesús Manuel Ortiz del Partido Popular Democrático y Jenniffer González candidata del Partido Nuevo Progresista en la Iglesia Evangélica “Ministerio Sanador” de San Juan. El gran ausente, Juan Dalmau.

El pasado mes de agosto, el pastor René Pereira Jr. acusó a Dalmau Ramírez de intentar acercarse a las entidades de base de fe como una estrategia política, y lo cualificó como “un esquema de manipulación”. La reacción del director de campaña de Dalmau Ramírez, Calixto Negrón, dice más de mil palabras. “[Dalmau] es católico; bautizado y ha cumplido con los sacramentos de la iglesia y no es ni ateo; ni agnóstico”. Pero ¿porque tal explicación si no le habían llamado ateo; ni agnóstico?

Para lograr la victoria electoral, Dalmau parece estar dispuesto a todo. Primero, se alejó de la independencia, luego se abrazó a los fondos federales, más tarde ni se atreve a toca el tema de la ciudadanía, y ahora, para sorpresa de todos, resulta que es el más creyente de los religiosos.

Aunque el Pueblo no necesariamente le ha creído sus cambios de postura, el tema religioso ciertamente es el cambio más notable ya que el ateísmo está intrínsecamente ligado al marxismo que apoya Dalmau. El ateísmo y el marxismo están a menudo entrelazados en sus críticas a las instituciones y prácticas religiosas, aunque provienen de diferentes raíces filosóficas. El ateísmo, definido de manera amplia como la falta de creencia divinas, aboga por una visión del mundo fundamentada en la razón y la evidencia empírica. El marxismo, desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels, es un marco socioeconómico y político, propone una sociedad sin clases, alcanzada a veces con medios revolucionarios, otras por la vía electoral. Comprender su relación implica examinar sus conexiones históricas e ideológicas.

Históricamente, el marxismo surgió durante un período caracterizado por la rápida industrialización que llevó a desigualdades sociales y económicas significativas. Marx criticó la religión, afirmando que es el "opio del pueblo". Marx argumentaba que la religión solo sirve como una herramienta de distracción y control ideológico, para pacificar a la clase trabajadora oprimida, al proporcionar esperanza falsa en lugar de abordar las desigualdades sistémicas. En este contexto, el ateísmo sirve como una base para el pensamiento marxista, ya que rechaza las explicaciones sobrenaturales de los problemas sociales a favor de interpretaciones materialistas.

Ideológicamente, tanto el ateísmo como el marxismo comparten un escepticismo común hacia las autoridades establecidas, incluidas las instituciones religiosas. Ambos argumentan que la religión puede perpetuar la opresión al legitimar el poder de la clase dominante e influir en los individuos para que acepten sus condiciones socioeconómicas como divinamente ordenadas.

Además, muchos marxistas ven el ateísmo como un paso necesario hacia la consecución de una sociedad comunista, libre de las ideologías de los más pudientes. La promoción del ateísmo en los países marxistas a menudo ha llevado a una secularización patrocinado por el estado, con la intención de disminuir la influencia de la religión en la vida pública. Sin embargo, esta relación ha variado en diferentes contextos políticos, con algunos regímenes marxistas adoptando enfoques más represivos hacia la práctica religiosa, como ocurre en Nicaragua.

Puerto Rico tiene una larga historia de influencia religiosa, predominantemente católica, aunque también hay presencia de otras denominaciones cristianas, como el protestantismo. La religión ha desempeñado un papel significativo en la cultura, la política y la vida social puertorriqueña. Sin embargo, el secularismo y la diversidad de creencias están creciendo.

En esta próxima elección Puerto Rico se juega mucho más que tener una administración sana que propenda al mejoramiento de la calidad de vida de todos los ciudadanos. Está en juego también nuestro futuro religioso, nuestros valores de fe, y el porvenir histórico-cultural de nuestros hijos. La historia de la religión en Puerto Rico refleja la complejidad cultural y social de la isla, marcada por la influencia de diversas civilizaciones a lo largo de nuestros tiempos.

Es impensable considerar que Puerto Rico sea gobernado por un ateo. Aunque parece que se acercan tiempos de cambio y transformación de valores, la religión continúa desempeñando un papel significativo en la identidad cultural de la isla. Lamentablemente la creciente pluralidad y secularismo reflejan un cambio en las dinámicas sociales y espirituales de nuestra población. Dalmau parece estar al frente de esa transformación marxista y la gobernación es solo un paso intermedio.