No sólo en Semana Santa se escuchan.

La Semana Santa siempre es motivo y marco para la programación de música sacra en nuestras emisoras de radio y de internet. Muchos artistas de ese género musical hacen su agosto en esta semana, pero aquellos artistas que no se dedican a ese tipo de música también pueden sonar si en algún momento de sus carreras lograron imponer un éxito de contenido religioso.

A continuación, algunos clásicos musicales de tema religioso hechos famosos por artistas que no se dedicaban al género sacro.

¿Cómo no creer en Dios? (Wilkins) – Aún este cantante mayagüezano no estaba en todo su apogeo cuando esta canción comenzó a surcar las ondas radiales. Fue incluida en la producción «No se puede morir por dentro» de 1976 y de inmediato se convirtió en un súper éxito. En la actualidad, prácticamente todos los conciertos de Wilkins tienen que incluir este clásico y se escucha frecuentemente también en conciertos de música sacra de otros artistas.

El Todopoderoso (Héctor Lavoe) – Resulta extraño que la carrera como solista de este cantante salsero haya comenzado con una canción de tema religioso cuando su vida personal ya era un torbellino nada sacro. Pero sonó y a la gente le encantó. Es una composición de Willie Colón y el propio Héctor y fue incluida en la producción «La voz» de 1975. Hoy es un clásico de la salsa mundial y regrabada en varias ocasiones por otros artistas del género.

Creo en Dios (Tony Croatto) – Este puertorriqueño por adopción incluyó este tema en su disco «Misa jíbara». Aunque Croatto nunca se dedicó al género sacro, siempre mostró sus profundas raíces cristianas enmarcadas en la fe católica. Este tema rápidamente se convirtió en un éxito y no falta en ninguna recopilación de éxitos del fenecido cantautor. También ha sido grabada posteriormente por otros artistas.

El Buen Pastor (La Selecta) – Este tema compuesto por el fenecido pianista y director de la orquesta La Selecta, Raphy Leavitt, también fue una rareza teniendo en cuenta que el género salsero se caracterizaba por letras de cualquier tipo de contenido, excepto el cristiano. Había muchos temas religiosos, pero enfocados más en la religión yoruba, no en el cristianismo. Leavitt se arriesgó con este tema en 1976 y la pegó. La incluyó en su producción «De frente a la vida» y desde entonces su orquesta tuvo que tocarla miles de veces a petición del público.

Corre y búscalo (Wilkins) – Otra vez el cantante mayagüezano decide grabar un tema de profundo contenido cristiano y compone esta canción para su disco «L.A.-N.Y.» lanzado al mercado en 1989. Gustó tanto o más que su primer éxito religioso y hoy se canta en muchas iglesias cristianas.

Libro de amor (Bobby Valentín) – En 1978, este afamado director de orquesta decidió grabar esta composición de Israel Pérez en la voz de su cantante Johnny Vázquez. Fue un éxito instantáneo gracias al apoyo de la radio, pero también por su letra: no hablaba específicamente de Dios sino de la Biblia. El arreglo del maestro Valentín también contribuyó a que se convirtiera en un clásico del repertorio de esta afamada orquesta.

El Nazareno (Ismael Rivera) – Muchos seguidores del género salsero creen que todas las canciones de tema religioso que se han grabado en la salsa se hicieron inspiradas en este tema en particular porque salió en 1974, en medio del ‘boom’ salsero y cuando los cantos yorubas impregnaban el repertorio de muchas orquestas. Es una composición de Henry Dávila Williams y responde a la devoción que tenía Rivera por el llamado ‘Cristo negro’ de Portobello en Panamá. Fue incluida en el disco «Traigo de todo».

El privilegio de dar (Ednita Nazario) – Del álbum «Por ti» del año 2003 esta canción no fue una de las seleccionadas por la empresa disquera Sony Music para promoción radial. Hoy, sin embargo, es una de las más recordadas de ese disco, quizás por la cantidad de veces que se ha cantado en diversas iglesias cristianas. La composición es de Manny Soto y Jorge Luis Piloto.

Bohemio (Luis ‘Perico’ Ortiz) – Otro clásico salsero de contenido cristiano se escuchó en las ondas radiales en la primavera de 1982. La orquesta de Luis ‘Perico’ Ortiz hizo de este el principal tema a promocionarse del álbum «Sabroso» con un gran éxito. Compuesto por el propio Ortiz y vocalizado por Roberto Lugo, hoy es una de las canciones que no puede faltar en ninguna recopilación de éxitos de este director, arreglista y trompetista.