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Opiniones

La tragedia silenciosa de nuestro sistema eléctrico

Esta tragedia debe impulsarnos a exigir un cambio real en la forma en que manejamos y planificamos nuestro sistema energético.

En las primeras horas del pasado viernes, Puerto Rico se despertó con la noticia de una tragedia: una mujer de 93 años, Hil­aria Mont­alvo Hernan­dez, perdió la vida en un incendio causado por un generador eléctrico que estaba utilizando durante un apagón en Arecibo.

Este doloroso incidente es un recordatorio inquietante de la fragilidad de nuestro sistema eléctrico y de cómo afecta las vidas de los más vulnerables en nuestra comunidad.

Horas antes, una avería en la central de EcoEléctrica en Peñuelas dejó sin electricidad a más de 300,000 clientes de LUMA Energy. Estos cortes prolongados de luz obligan a miles de personas a recurrir a generadores eléctricos, dispositivos que, aunque brindan una solución temporal, pueden convertirse en una amenaza para la seguridad si no se utilizan correctamente o no están en buenas condiciones. Desafortunadamente, esta tragedia es solo una de las muchas que hemos visto como consecuencia de la inestabilidad de nuestro sistema eléctrico.

El caso de las personas mayores es especialmente doloroso. En sus últimos años, no debería haber enfrentado una situación tan desesperada como depender de un generador para tener electricidad en su hogar. Su muerte no es solo una tragedia personal para su familia, sino un síntoma de un problema mayor que afecta a toda la isla: la incapacidad de nuestro sistema eléctrico para proveer un servicio confiable y seguro, particularmente en momentos de emergencia.

Desde los desastres naturales que hemos sufrido en años recientes hasta las fallas crónicas en la infraestructura, los apagones son parte de nuestra vida cotidiana. Estos cortes de energía no solo interrumpen nuestras actividades diarias, sino que ponen en peligro vidas. En el caso de los más vulnerables, como los ancianos o los enfermos, la falta de electricidad puede ser fatal.

Pero, ¿cómo podemos mitigar estos riesgos y evitar que tragedias como estas vuelvan a ocurrir?

Primero, debemos invertir en soluciones energéticas más seguras y accesibles para todos. Los fondos federales y las iniciativas filantrópicas que han promovido la instalación de sistemas de energía solar en hogares y centros comunitarios son un paso en la dirección correcta, pero no son suficientes. Debemos asegurarnos de que más familias, especialmente las de bajos ingresos, tengan acceso a fuentes de energía renovable y almacenamiento que no solo sean sostenibles, sino que también les proporcionen seguridad en momentos de crisis.

Segundo, es fundamental que la instalación de generadores eléctricos se realice de manera correcta y segura. Es recomendable contar con los servicios de un perito ingeniero que pueda evaluar el lugar adecuado en el hogar para la instalación de la planta eléctrica, así como la conexión segura a la red del hogar. Esto debe hacerse de forma responsable para evitar incidentes trágicos como el que ocurrió en Arecibo. Muchas veces, los generadores se instalan en áreas inapropiadas o sin la debida supervisión, lo que aumenta el riesgo de accidentes graves, como incendios.

Tercero, es urgente educar a la población sobre el uso seguro de generadores y otros dispositivos de emergencia. Las campañas de concientización deben ser una prioridad. El uso de detectores de humo, la creación de rutas de escape seguras y la correcta instalación de generadores pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El oficial de bomberos Abelardo Pérez, quien atendió la escena del incendio en Arecibo, subrayó la necesidad de estas medidas preventivas. El simple hecho de tener un detector de humo o un plan de evacuación pudo haber salvado la vida de la señora Mont­alvo.

Cuarto: el gobierno y las empresas encargadas de la distribución de electricidad deben ser más proactivos y transparentes en sus esfuerzos para mejorar la infraestructura eléctrica. El apagón que afectó a 300,000 clientes de LUMA es solo uno más en una larga lista de fallos que dejan a la población sin servicio durante horas o días. Es imprescindible que se aceleren las inversiones en modernización, redundancia y resiliencia de la red.

El clima tropical de nuestra isla, con tormentas frecuentes y un calor extremo, hace que la electricidad sea un servicio esencial, no un lujo. En un contexto en el que los índices de calor alcanzan los 112 grados Fahrenheit, como ocurrió recientemente, quedarse sin electricidad no solo es incómodo, sino peligroso, especialmente para las personas mayores o aquellas con condiciones de salud.

Esta tragedia debe impulsarnos a exigir un cambio real en la forma en que manejamos y planificamos nuestro sistema energético. La seguridad de nuestras comunidades depende de ello. No podemos permitir que las averías en la infraestructura eléctrica sigan costando vidas. Puerto Rico merece un sistema eléctrico fiable, moderno y seguro para todos, sin excepción.

Kiara Gerena es una profesional apasionada en el campo de la energía con más de 5 años de experiencia en mercadeo y ventas. Como Administradora de Cuentas Claves en una empresa de energía solar, se dedicó a incrementar la adopción de energía renovable a nivel isla en el ámbito comercial, industrial y residencial. En la actualidad es profesional independiente de mercadeo y emprendedora de tecnologías innovadoras. Fuera del trabajo, contribuye a la comunidad a través de su participación en un programa de radio, educando sobre tecnología, redes sociales y emprendimiento digital. Kiara Gerena, se destaca como líder en la promoción de la energía renovable y el crecimiento sostenible en Puerto Rico.