El cantante Julio Ángel Acevedo, exponente de la Nueva Ola y conocido como ‘El Diamante’, falleció hoy, lunes, a la 1:30 de la mañana, a sus 69 años, luego de meses de percances y deterioro paulatino de su salud.

El intérprete sufrió un derrame cerebral en mayo de 2013 y luego fue diagnosticado con cáncer en la médula ósea. Aquel derrame afectó la facultad del habla y el movimiento de manos y piernas de quien fue en su momento el niño ícono del rock and roll nacional y luego prestara su voz a los grandes boleros de la historia.

El cantante, que nació en 1945 en Bayamón, inició su carrera cuando apenas era un niño de 10 años e integró el grupo Julito y los Latin Lads. A principios de la década de 1960, lo conoció el exproductor y animador Alfred D. Herger, responsable de lanzar al estrellato local grandes figuras de la Nueva Ola. Julio Ángel brilló en su primera etapa al ritmo del rock and roll y cantó exitosas canciones estadounidenses traducidas.

En entrevista con NotiCel, Herger recordó a Julio Ángel en aquellos primeros años, como un muchacho muy simpático con excelente presencia escénica, que rápidamente se ganó el cariño de quienes lo rodeaban. Para aquel entonces, ya el productor lo había invitado a formar parte del exitoso programa televisivo ‘Canta la juventud’.

Herger le produjo su primer disco como parte de Julito y los Latin Lads, pero reconoció el potencial de Julio Ángel como solista y lo lanzó a su primera producción discográfica propia, en el que incluyó la canción ‘El Diamante’ que lo convirtió en una figura imprescindible de la Nueva Ola puertorriqueña.

‘De ahí fue éxito tras éxito’, recordó Herger. Contó con ciclos de presentaciones en teatros hispanos de Estados Unidos, canciones suyas llegaron a los primeros lugares de las listas de éxitos, se colocó en la cima de la difusión radial y prestó su voz a notorias campañas publicitarias.

En la década de 1980, se entregó en cuerpo y alma al bolero, con su propia interpretación de los grandes ‘Lágrimas negras’ y ‘Cuando vuelva a tu lado’. Grabó además junto a Bobby Valentín, y los tríos Los Condes y Borinquen el disco ‘Canciones inolvidables. Para entonces, asumió el papel de productor. ‘Es el típico caso del pupilo que supera a su maestro como productor de discos’, expresó Herger.

A pesar de que los años fueron separando a las dos figuras del mundo del espectáculo, Herger aseguró que no perdieron el contacto. En ciertas ocasiones, reunía a ‘los grupos de baby boomers, que éramos los teenagers de aquella época, para hacer fiestas bailables, y él no faltaba a ninguna’.

Sin embargo, los últimos meses de Julio Ángel se vieron marcados por las riñas familiares a medida que se deterioraba su salud. A principios del 2015, tres de los hijos del cantante denunciaron a uno de sus hermanos por alegadamente impedir que ellos conocieran la condición de salud de su padre.

‘Cuando tuvo su percance, estuve durante todo el proceso, durante la hospitalizacion hasta que empezó a funcionar dentro de las limitaciones. No podía hablar bien, no se podía mover tanto, pero estuvimos ahí, hasta que empezó con una situación del rompecabezas familiar, sentí que estaba sobrando, no era bienvenido, me mantuve al margen.

Herger, que luego del derrame cerebral estuvo presente durante todo el proceso de hospitalización y cuidado, decidió mantenerse al margen dada la situación familiar. No fue hasta que le tocó hace unos meses apadrinar a Julio Ángel en su llegada al Salón de la Fama de la música de Puerto Rico, celebrado en Carolina, que se encontró nuevamente, como cómplices, con aquel niño ahora en silla de ruedas.

‘Fue una noche esplendorosa, hablé de él, de mi admiració por él. Fue un momento muy emotivo, la gente lo ovacionó’, recordó.

A horas de que Julio Ángel falleciera, Herger pidió recordarlo con cariño y admiración, como aquel niño póster del rock and roll y la balada de la Nueva Ola, y luego el bolerista, ‘que cantaba las canciones que todo el mundo tenía en el recuerdo bien pegadas al corazón’.