La herencia taína lucha en la sangre contra el olvido histórico
Contrario al mito que se ha propagado de que la presencia indígena en la genetica de los puertorriqueños es casi nula debido al exterminio de la raza durante el siglo XVI, el estudio de la revista National Geographic demuestra para algunos arqueólogos y estudiosos del tema la herencia taína permanece viva en el mestizaje y la descendencia criolla.
El arqueólogo Miguel Rodríguez López, rector del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y del Caribe (CEAPR), expresó que la percepción sobre la identidad puertorriqueña tiende a ser muy limitada al olvidar las aportaciones de la herencia taína, que a veces son reseñadas en la etimología de algunas palabras y alimentos. Lamentó que en los cuadernos de historia se tienda a reducir dos mil años de tradición a unas pocas páginas.
'El sentido indígena es muy fuerte, es la primera raíz nuestra', opinó al rápidamente aludir al amor por los frutos de la tierra, al paisaje y la artesanía.
'El indio no continuó como sociedad porque no había una estructura social en el siglo XIX, pero pasó a ser parte de la herencia criolla como hijo de conquistadores españoles y mujeres taínas', explicó.
En muchas ocasiones los conquistadores se casaban con la cacica de la comunidad para tener el control de su pueblo, y por lo tanto, de la mano de obra. Este fue el caso de la cacica María de Caguas, que fue reclamada por Diego Muriel para casarse, según recoge la Enciclopedia de Puerto Rico.
Esto coincide con los resultados del estudio que demuestra que el 60% de los puertorriqueños tiene linaje o estirpe maternal de origen indígena, mas ningún hombre puertorriqueño tiene estirpe paternal indígena. El exterminio de los indios varones ocurrió más rápido que el de las mujeres, según Rodríguez López, por las distintas rebeliones en las que participaron. La herencia sobrevivió a la explotación mediante el mestizaje.
'En el siglo XVI, habían muy pocas mujeres españolas en las colonias... Los hombres se amancebaban con las mujeres latinas', comentó.
Los taínos no fallecieron, sin embargo, tan temprano en ese siglo como se cree. Rodríguez López resaltó que tras la Gran Rebelión Taína de 1511, hubo muchas otras rebeliones a menor escala: ataques a haciendas como Caparra, y en canoa por la Bahía de San Juan. Tanto así que los españoles tuvieron que pedir más armas a la Corona.
De hecho, aún después de la rebelión de 1511, se promulgaron las Leyes de Burgos para la defensa de los indígenas, en las cuales se obligó a los españoles a proveer techo, alimento, ropa, descanso, instrucción religiosa y un pago a los indígenas por su trabajo, aunque a menudo eran ignoradas. Las leyes fueron producto de las denuncias de religiosos, como fray Bartolomé de las Casas, quienes se oponían al sistema de explotación que promovía el hambre, la enfermedad y la muerte de la población.
Sin embargo, tan tarde como en el siglo XVIII, se encontraron poblaciones aisladas con alta probabilidad de ascendencia indígena en el Barrio Las Indieras, en Maricao. 'Habían ido a vivir las poblaciones remanentes', destacó el arqueólogo sobre lo que reseñaron varios cronistas. Aseguró, además, que la presencia taína es más fuerte en pueblos como Jayuya, Utuado, Las Marías y Comerío, pese a que no se han hecho estudios particulares.
El estudio también revela que la ascendencia indígena es más alta en Puerto Rico que casi cualquier otra isla del Caribe debido a las emigraciones de grupos de América del Sur y América Central.
Debido a la posición geográfica de la isla, eran común los intercambios con grupos de otras regiones. 'Eran mercaderes. Nuestros indios navegaban muchísimo', comentó el arqueólogo, al abundar sobre excavaciones que muestran piedras preciosas y otros objetos, incluso colmillos de jaguar, que provienen de otros países como Venezuela, Brasil, Panamá, Colombia y Ecuador.
Destacó, además, que pese a que no existían grandes imperios, tenían una sociedad avanzada con alta tecnología que les permitía trabajar piedras semi preciosas y cultivar siembras de diferentes productos.
El puertorriqueño promedio tiene 12% de ADN indígena, 65% del ADN de Eurasia occidental (Mediterráneo, Norte de Europa y/o del Medio Oriente) y 20% del ADN del Sub-Sahara africano.
'Tenemos un elemento genético europeo muy fuerte, pero somos una mezcla. Somos mestizos y mulatos. Son porcientosmuy significativos', concluyó Rodríguez López, autor del libro Crónicas Taínas.
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