NotiCel entrevistó a la sicóloga Nelmaris Hernández, quien detalló los procesos de adopción en Puerto Rico, sus retos y recomendaciones cuando se recibe un nuevo integrante en el hogar.

Los deseos navideños no son iguales para todos. 

Algunos piden viajes, otros cuentan los minutos para tener su receso navideño y, otros, sueñan con algún día ser adoptados. Para el 2024 en Puerto Rico, según el Departamento de la Familia (DF), se lograron 134 adopciones. Y hasta la fecha, ya 135 niños, tienen un nuevo hogar. 

A pesar de que la adopción es uno de los gestos de amor más genuinos, lo cierto es que el proceso emocional entre los nuevos padres y el menor puede conllevar un impacto sicológico muy marcado. 

“Yo veo la adopción como un encuentro entre dos historias que están buscando un nuevo comienzo. Vemos a la familia que posiblemente quiere llenar el hogar y vemos al niño que desea sentir lo que es una familia. Lo importante es saber que la adopción no es tan solo un cambio de hogar, sino es un cambio completo del mundo emocional entre ambas partes”, expresó la sicóloga Nelmaris Hernández en entrevista con NotiCel. 

“Aunque representa seguridad y estabilidad, muchos niños experimentan una mezcla de alivio y duelo. Para algunos, la adopción puede revivir preguntas desde los orígenes de su historia activando lo que son memorias de pérdida, experiencias previas de maltrato, puede generar hasta miedos a volver a ser abandonados y todo esto en el proceso, ellos lo están experimentando”, añadió.

De acuerdo a Hernández, quien ha trabajado con el Secure Family Services en Texas,  el proceso de adopción en cualquier parte del mundo es delicado. Sin embargo, los procesos de adopción en Pueerto Rico no solo se dejan llevar por el deseo de adoptar, sino que deben por ley evaluar que los padres adoptivos tienen la capacidad tanto afectiva, económica y sicológica para sostener el desarrollo del menor.

“Esto es un proceso sumamente delicado porque involucra el bienestar integral de un menor que ha tenido rupturas significativas y traumas. En este proceso se va asegurar que las familias tengan todas las herramientas para ofrecer un lugar estable, sensible y que sea bien seguro. Esto siempre pensando en el mejor interés del menor”, resaltó Hernández.  

En Puerto Rico, la adopción se rige por la Ley 61 del 2018, mejor conocida como la “Ley de Adopción de Puerto Rico”, y por el Reglamento 9062 del Departamento de la Familia (DF), que es la agencia encargada de administar el Registro Estatal Voluntario de Adopción (REBA) para obtener información digital de las familias que están interesadas en adoptar en Puerto Rico. 

Bajo el Poder Judicial, la solicitud de adopción se debe resolver en un plazo de 60 días en la Isla , sin embargo, todo varía de acuerdo a la complejidad del caso. 

“Antes de la pandemia se podían reportar entre 200 a 300 adopciones completadas anualmente a través del DF. Es relevante señalar, que estos niños en ‘foster care‘, no todos llegan a la adoción. Hay muchos que se convierten en adultos y no tienen ese proceso de sentir lo que es una familia segura. En el 2023, la literatura nos muestra que hay alrededor de 154 adopciones en Puerto Rico. En el presente año, el ritmo (de adociones), puede ser incrementado levemente”, destacó  Hernández.

No es un secreto, que se ha convertido en una charla clichosa en Puerto Rico, que el proceso de adopción se debe de hacer antes de que el niño toque la adolescencia. Luego de esa edad, para muchos, la adopción se convierte en una cuesta empinada. 

“Es un estigma que no solo nos aplica a nosotros (en Puerto Rico), también en mi experiencia en Texas, sigue estando presente. La razón es la etapa de desarrollo que se encuentra el menor. Hay muchas cosas que vienen desde la enseñanza. Si el menor lo que aprendió fueron esas vivencias, él no va a conocer ninguna otra cosa. No es lo mismo un niño de 2 años que está aprendiendo lo que es el amor, sin embargo, cuando el niño es más grande la etapa de adolescencia es una etapa de rebeldía. Eso se ve como algo inestable. Entrar a una nueva familia es tratar de desaprender”, explicó la sicóloga.

En Puerto Rico, se llevan a cabo múltiples campaña en favor de la adoción. Por ejemplo: Adopta Ahora presentó el pasado mes de Noviembre su campaña Un abrigo para cada niño en Navidad siendo este el séptimo año consecutivo en el cual la entidad lleva a cabo esta iniciativa. Esta propuesta tiene como propósito llevar abrigos y otras necesidades a menores que se encuentran en espera de adopción en hogares sustitutos a través de toda la isla.

Con esta iniciativa se proyecta impactar a sobre 400 menores que se encuentran en más de 25 hogares sustitutos en todo Puerto Rico, su propósito es regalarle en esta Navidad un abrigo a cada niño que se encuentre en uno de estos hogares. Cada donativo de $10.00 hace posible la compra de un abrigo para un niño. 

Si este año te regalaste la oportunidad de adoptar, Hernández aprovechó para recomendar a las familias que la llegada de un nuevo integrante debe estar lleno de amor y sensibilidad.

“Esto aplica no solo para la familia inmediata, sino también para otras actividades. Es reconocer las verbalizaciones que se deben hacer frente al menor y cuales son las conductas. Hay que preparar al menor ante las actividades navideñas para que ellos sepan a lo que se van a enfrentar. La familia puede presentar las tradiciones poco a poco sin imponerlas, permitirle al menor participar hasta donde se sienta cómodo participando y designar un espacio seguro”, recomendó. 

“Ciertamente, necesitamos mayor visibilidad en este tema. Actualmente visilibizamos otros temas, pero no hablamos de la parte bonita que es la oportunidad. Eso es la adopción, una oportunidad para volver a comenzar”, puntualizó.