En medio de un escenario político, económico y social que continúa presentando grandes desafíos para Puerto Rico, el director de la Casa Manresa, el Padre Miguel de Ángel, hizo un llamado a la comunidad a reconectar con la dimensión espiritual, señalando la importancia de buscar espacios de crecimiento humano y de fe en tiempos de incertidumbre.
Casa Manresa, ubicada en Aibonito y bajo la administración de la Diócesis de Caguas, celebra este año ocho décadas de servicio, marcadas por la formación espiritual de miles de personas. Fundada en 1945 por los jesuitas, la institución ha ofrecido retiros y talleres a jóvenes, matrimonios, novios y líderes laicos de todo Puerto Rico.
Desde su experiencia al mando del centro en los pasados dos años y medio, el Padre Miguel resaltó que han adaptado su oferta a nuevas realidades, incorporando retiros para varones, mujeres y personas divorciadas en nueva unión, así como jornadas de formación para líderes parroquiales.
“Nadie sustituye el encuentro personal con la palabra, con los testimonios, con nuestros equipos de voluntarios que sirven para organizar ese fin de semana para que las personas puedan descansar físicamente y también espiritualmente”, expresó el sacerdote al señalar que, si bien las herramientas virtuales han sido útiles, la interacción presencial sigue siendo fundamental.
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En un contexto donde los golpes recientes, como la pandemia y el huracán María, han dejado huella en la población, el director subrayó que “últimamente la gente no se da la oportunidad de un retiro que tiene diversos temas y es una oportunidad de salir de la rutina y dedicarse un poquito de tiempo y necesitamos ese crecimiento espiritual”.
Añadió además que “no podemos olvidar que tenemos un espíritu y un alma que pide que se le dedique tiempo también”.
Las celebraciones de aniversario ya comenzaron con una caminata durante la Cuaresma. Próximamente, se llevará a cabo una misa conmemorativa el 29 de junio, seguida por una cena bailable el 23 de agosto, un crucero de peregrinación por Europa a finales de octubre, y un encendido navideño en diciembre, diseñado para acercar a la comunidad en un ambiente festivo y de recogimiento espiritual.
Aunque territorialmente pertenece a la Diócesis de Caguas, el sacerdote enfatizó que “es una casa para todo Puerto Rico”, abierta a recibir a todo aquel que desee fortalecerse en la fe y en su humanidad.
Como parte de su mensaje, el Padre Miguel también invitó a todos los interesados a participar de estas actividades conmemorativas, resaltando que son espacios diseñados no solo para celebrar los 80 años de Casa Manresa, sino también para fomentar el reencuentro, el servicio y la renovación espiritual que tanto necesita el país.
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