Artesanos de la cerveza buscan aportar a la economía local (video y galería)
En plena celebración del Oktoberfest, el festival mundial más importante de cerveza, la economía puertorriqueña escucha los latidos de una pequeña industria que viene despuntando: la industria de la cerveza artesanal local.
Por la calidad de su sabor, de esa mezcla precisa de malta y lúpulo, de lo dulce y lo amargo medido a mano por quienes se manifiestan fiebrús del arte de elaborar cerveza, la cerveza artesanal ha entrado con fuerza en el mercado local. Sin embargo, son las marcas extranjeras las que han tenido más éxito en el público boricua, gran consumidor de cerveza. Las locales aún enfrentan dificultades a la hora de competir.
'Tenemos que buscar la manera de que esta industria emergente, nueva, pueda desarrollarse sin tantas trabas. Muchos estados que se dieron cuenta de esto, bajaron todos los impuestos para hacerlo escalonado y así darle oportunidad a que estas industrias pequeñas pudieran desarrollarse', dice Luis Díaz, sentado al borde del bar del negocio que opera, Old Harbor Brewery, anclado en el Viejo San Juan desde el 2004.
Para abrirle más las puertas a los productores locales de cerveza artesanal, y aumentar sus posibilidades de competir en el mercado, se aprobó en el Senado el proyecto de ley 776, que pretende fomentar la industria a partir de una reducción en los arbitrios. De $2.55 por galón que actualmente tienen que pagar los productores, se reduciría a 95 centavos por cada galón.
'Sería un súper alivio porque esto es algo que consume mucho dinero', comparte Díaz. Elaborar cerveza artesanal requiere mucha electricidad y agua, un buen número de mano de obra, flujo de efectivo para comprar granos de malta importados – en Puerto Rico, no se produce dicho grano, que demanda cientos de cuerdas de terreno – 'y para colmo pagamos un arbitrio', critica Díaz.
La reducción de impuestos permitiría a los productores locales competir con las marcas extranjeras, añade. Como establece el proyecto de ley impulsado por el senador José Nadal Power, que ahora descansa en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Representantes, el consumo de los boricuas redundaría en mayor actividad económica para un país en crisis, que tambalea en su producción y crecimiento.
Las cervezas locales han sido galardonadas en competencias internacionales. En el 2010, la Taína de Old Harbor ganó medalla de plata en el Campeonato Mundial, una especie de Olimpiadas de la cerveza artesanal. Su precio que actualmente es alto en los mercados de la isla, también podrían reducirse de recibir más incentivos la industria.
'La cerveza local es más cara que su contraparte americana. El costo de producción dispara los precios del producto local y lo hace difícil competir tanto en crecimiento y volumen, como en precio', sostiene Raymond Pérez Brayfield, presidente de la organización Homebrewers de Puerto Rico, un club compuesto por 80 socios que disfrutan del pasatiempo de hacer cerveza, primero y único club.
'El consumidor prefiere lo local, una cerveza fresca. La inmensa mayoría es importada, si eventualmente se desarrolla [la industria local] sería los líderes', añade.
Producir cerveza artesanal requiere mucha mano de obra, por lo que se fomentaría la creación de empleos en la industria, sostiene también el proyecto de ley. Con sus más de 40 empleados, Old Harbor, por ejemplo, posee más empleados porcentualmente que una cervecería a gran escala cuyos procesos son en su mayoría automatizados.
Su negocio Old Harbor Brewery ya cumplió diez años. 'We survived', exclama el hijo de Porfirio Díaz de Trujillo Alto e Iraida Romero de Cayey, fundadores de la microcervecería que año tras año recibe la mirada curiosa multiplicada de cientos de turistas que llegan a la Bahía de San Juan con el interés de probar los productos locales, entre ellos, la cerveza.
'Si seguimos el ejemplo de Estados Unidos que es el líder mundial de cerveza artesanal, lugares como San Diego se han convertido en destinos turísticos para el público que busca una epxeriencia nueva, más rica. En Puerto Rico no hay por qué pueda existir un número igual de cervecerías.
Además, para Pérez Brayfield, existe también un gran potencial para la exportación del producto, lo cual redundaría también en un incentivo al crecimiento económico local.
'Hemos tenido muchos tropiezos, es bastante sacrificado, you gotta love this, uno está aquí porque de le gusta… Deben ayudarnos a prosperar porque llegamos para quedarnos', afirma el dueño del local, con los sacos de grano a sus espaldas, y las plumas por donde sale la cerveza directa del barril.
Ha habido detractores del proyecto de ley, entre ellos el representante de Mayagüez Efraín de Jesús. Algunos por un lado sostienen que reducir los impuestos podría inundar el mercado boricua de cervezas extranjeras, fenómeno que ya ocurre y que para Norris es infundado, ya que las cervecerías artesanales no buscan expandir operaciones sino más bien exportar su producto.
Pero el mayor argumento en contra, coinciden Norris y Díaz, es que podría afectar económicamente la industria cervecera local.
'Están influenciados por Medalla. Medalla está cabildeando agresivamente para que el proyecto no se apruebe, tiene miedo que este movimiento de cervezas artesanales crezca a tal nivel que los afecte económicamente, lo cual es infundado, porque es imposible que eso pase', dice firme Norris.
'Yo creo que son argumentos pagados, tienen que ser pagados porque cómo tú vas a negarle a un grupo de industrias que están emergiendo esta oportunidad porque una sola empresa piense que le va a afectar. Si esto es libre es libre. Uno piensan que va a inundar esto de empresas extranjeras, otros piensan que va a socavar la Fundación de lo que ya existe aquí localmente… Es como si porque Holsum quiere vender, de repente cerraran las panaderías de los pueblos', argumenta Díaz.
Hace más de veinte años, llegó el padre de Díaz a su casa con un kit para hacer cerveza. De ahí surgió la pasión. Por eso, Díaz hace hincapié en la segunda parte del proyecto de ley, que escribe en blanco y negro la ley que permite la elaboración de cerveza casera con un total de 100 galones anuales para consumo familiar, o 200 de vivir dos adultos o más en la casa.
Para el artesano de la cerveza, el 'homebrewing', o la elaboración casera de cerveza, es incubador para negocios. Muchos dueños de cervecería hicieron sus primeros pininos desde la casa, por lo que el sólido avance de esta práctica podría generar cervecerías en todos los pueblos, inyectando la vida citadina en los pueblos como ocurre en Manatí con la presencia de Ingeniero Brewing y Barlovento Brewing.
Por eso, Billy Norris, dueño de Caribbean Brewing, primer negocio local dedicado a la venta de materiales para la elaboración de cerveza artesanal, el proyecto de ley es vital. Amparándose en el contexto de Estados Unidos, que legalizó el 'homebrewing' en 1978 y desde entonces ha visto el surgimiento sólido de cervecerías artesanales – Samuel Adams surgió de esa búsqueda casera – y hoy cuenta con más de 3 mil negocios, Norris sostiene que Puerto Rico podría aprovecharse del contexto para inyectar la economía local.
Lo mismo opina Pérez Brayfield, para quien es imprescindible que el Código de Rentas Internas refleje esta nueva actividad que se ha suscitado en el país. 'Si nos dejamos llevar por la historia de Estados Unidos… cuando se legaliza el homebrewing dicen que fue el motor para que empezara la revolución de la cerveza artesanal… y es que te contaminas con la pasión de hacer cervezas artesanales', manifiesta el apasionado del arte de elaborarlas.
Ya algunos negocios han tenido que cerrar operaciones. Dacay Brewing que por años trabajó desde Guaynabo, ya recogió las maletas y se mudó a Estados Unidos. El proyecto de ley también busca incentivar las ganas de los productores locales de prosperar en el país. 'Si no apostamos a lo nativo, no vamos a echar pa'lante', sostiene Díaz, que no tienen intención alguna de abandonar la Isla.
'Yo hago cerveza desde hace 22 años, empecé con el viejo mío, se unió mi hermano, hace seis años decidimos abrir este negocio experimentando a ver si había mercado, la clientela que hemos tenido se ha triplicado, el movimiento de homebrewing vino para quedarse', concluye Norris.
El empresario se ha quedado con la elaboración casera de cerveza, a pesar de que su sueño es crear una cervecería, sueño que, admite, ha tenido que poner en pausa. 'Si se aprueba este proyecto, quién sabe, quizás ya pueda', sonríe.