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Conoce cómo tu farmaceútico te puede ayudar a manejar el Alzheimer

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Los cuidadores de pacientes con la enfermedad de Alzheimer visitan frecuentemente las farmacias; conversan y se desahogan con los farmacéuticos pues ellos son los que amparan y vigilan a estos enfermos y comunican los síntomas y hallazgos que van surgiendo. Son millones de personas, a nivel mundial, que padecen de enfermedades neurodegenerativas, siendo una de las más comunes, el Alzheimer.

Alzheimer es un desorden progresivo e incurable que afecta lentamente las células nerviosas (neuronas) del cerebro hasta que, finalmente, dejan de funcionar. El cerebro humano contiene billones de células nerviosas, además de otras células. Las células nerviosas son las comunicadoras que hacen posible que la persona pueda pensar, recordar, aprender, planear y ejecutar. En el cerebro de un paciente con Alzheimer, se van formando unas placas que se enredan entre si e interfieren en la comunicación entre ellas. Es entonces que la persona comienza a perder la habilidad de funcionar adecuadamente. Por lo general, el proceso inicia en el área del cerebro que controla la memoria; luego continua a otras y, gradualmente, se van advirtiendo otros síntomas característicos de la enfermedad.

Los síntomas usuales son:

Vaivenes de memoria – olvidar información recién aprendida, fechas de eventos importantes o solicitar, repetidamente, información ya ofrecida.

Dificultad para resolver problemas o hacer planes –no poder seguir instrucciones, solucionar problemas y concentrarse.

Conflicto para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre – dificultad o impedimento para completar tareas o seguir reglas de un juego conocido.

Desorientación de tiempo o lugar – olvidar meses o estaciones del año y como se llegó a un lugar y porque se está en el lugar.

Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo se relacionan objetos, uno al otro, en el ambiente – no distinguir colores, contrastes y distancias y dificultad para leer.

Problema reciente con el uso de palabras al hablar o escribir – llamar las cosas por otro nombre y dificultad para conversar.

Colocar objetos fuera de lugar y no poder recordar lo que se hizo antes – olvidar donde se puso un objeto y dificultad para evocar pasos previos a perderlo.

Carencia o disminución de buen juicio – no control adecuado de uso de dinero y disminución en aseo personal.

Pérdida de iniciativa para atender actividades sociales o del trabajo – dificultad para participar socialmente con otras personas y no tener interés en iniciativas del trabajo.

Variaciones en el humor o personalidad –confusión, depresión y mal humor cuando se cambia de ambiente.

El diagnóstico de Alzheimer se basa en historial familiar y en hallazgos encontrados en exámenes de estatus mental, como es el examen neuropsicológico. También, se ordenan pruebas de imágenes del cerebro. Solo se tiene un diagnostico definitivo de la condición cuando se hace autopsia o biopsia del cerebro.

Para dilatar el avance de la enfermedad y que el paciente pueda mantener la independencia el mayor tiempo posible, es indispensable que cuando se observen alguno de los síntomas, se acuda a un neurólogo para atender la condición a tiempo. A pesar que no hay cura para el Alzheimer, ni se puede evitar el progreso de la misma, hay medicamentos y tratamientos que retrasan, por un tiempo limitado, la pérdida de la memoria y la confusión y alivian algunos síntomas físicos y de comportamiento que aparecen durante el desarrollo del proceso de la enfermedad.

Hay varios medicamentos aprobados para el Alzheimer, entre ellos: Aricept®, Exelon®, Razadyne® and Namenda® y Namzaric®. Algunos de ellos se utilizan en diferentes etapas de la enfermedad. Otros medicamentos se utilizan para controlar síntomas, como depresión, ansiedad, alucinaciones y agitación.

Alzheimer es la sexta causa de muerte en Estados Unidos. Se hacen estudios continuos para controlar y evitar esta condición. De momento se aconseja tomar precauciones que ayudan a evitar el desarrollo de la misma, entre ellos: control de la hipertensión, diabetes y nivel alto de colesterol, mantener actividad física y mental, no fumar y evitar la obesidad.

Debe conocerse que la enfermedad de Alzheimer no forma parte del proceso normal de envejecer. Es una enfermedad que, como toda afección, si se atiende a tiempo cuando se detectan síntomas, puede controlarse la severidad de éstos, la celeridad del progreso de la misma y facilitar el cuido del paciente.

Manejando la condición, no solo el paciente es importante. El cuidador de un paciente de Alzheimer necesita orientación, atención y ayuda. Por ser una enfermedad que avanza lentamente y el tiempo de duración es largo, se debe estar atento a que muchas veces el cuidador descuida su bienestar físico y mental y su salud se afecta tanto como la del paciente.

Los consejos de 'Salutina...le orienta' no sustituyen instrucciones de su médico u otro profesional de la salud que conozca su historial de salud.