En dos décadas, la corrupción ha representado más de $7,000 millones en pérdidas al país
El "corrosivo" partidismo es uno de los elementos que se debe combatir, establece un estudio del Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la PUCPR.
La corrupción, en dos décadas, le ha costado a Puerto Rico más de $7,000 millones de dólares, debido a medidas que han sido el "caldo de cultivo" para "desinstitucionalizar" el país y con una gobernanza a merced del "corrosivo" partidismo de las organizaciones políticas dominantes, que son "la raíz del problema que se está observando".
Las cifras ofrecidas por un estudio del Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la PUCPR buscan, según el investigador principal Ricardo Fuentes Ramírez, (profesor de la UPR de Mayagüez y miembro de la entidad), "poner en dolares y centavos la magnitud del problema".
De acuerdo con la investigación, el deterioro de la capacidad de controlar la corrupción a partir de la década de los 2000 le ha costado a la economía puertorriqueña alrededor de $7.4 mil millones (un promedio de $527 millones anuales), mientras que en el caso del indicador de rendición de cuentas, se estimó que su deterioro ha representado a la economía puertorriqueña alrededor de $11.6 mil millones ($1,289 millones anuales).
Basándose en datos del ítem "Control de la corrupción" de los indicadores de gobernanza del Banco Mundial, se señala en el estudio que "todos los indicadores de gobernanza de Puerto Rico se han reducido significativamente desde mediados de la década de 2000".
En el caso particular del control de la corrupción en Puerto Rico, "mejoró entre 1996 y 2002, se mantuvo relativamente estable hasta 2005 y, luego, entre 1996 y 2020, empeoró significativamente. Aunque se reportó una mejoría en 2021, está por verse si se trata de un cambio sostenido en la trayectoria. Los escándalos de corrupción que han dominado la prensa durante los últimos dos años sugieren lo contrario".
Fuentes Ramírez advirtió que "el costo de la corrupción es mayor que el dinero perdido. Por ejemplo, si se roba dinero de educación, el costo no es meramente el dinero que se robó, sino el desarrollo económico que no se materializó en educación. Hay dimensiones que van más allá del dinero que se roba".
En la investigación se revisó la literatura de lo que se ha hecho en otras partes del mundo en torno al tema "y en el que se usan modelos estadísticos para medir indicadores de corrupción y la actividad económica", sostuvo el académico, para quien "el síntoma del problema es mayor, ya que implica pobre gobernanza y marco constitucional débil".
Detalló que en la Isla, al visualizar los datos de Banco Mundial, "la caída (en el control de la corrupción) coincide en el tiempo con depresión económica en Puerto Rico (2006)".
Al respecto, sostuvo que "si Puerto Rico hubiera logrado estabilidad durante esa depresión, la crisis hubiera sido menos profunda y hoy estuviéramos mas cercanos a retornar a los niveles precrisis".
Según el experto, un punto relevante que destaca el estudio es la necesidad de "aislar las instituciones públicas del partidismo. Hay demasiado influencia. Sabemos que hay un vaivén en los dos partidos políticos dominantes. Y muchas veces en las agencias, al inicio de un nuevo gobierno, se comienza desde cero. También hay consultores externos. Se cambian las personas al mando y los consultores se llevan mucho conocimiento con ellos. Hay que aislar las instituciones públicas de influencia corrosiva de los partidos políticos. Debe haber un compromiso genuino en este sentido, ya que son la raíz del problema que se está observando".
También aconsejó promover la participación ciudadana, mejores prácticas de administración y políticas públicas, así como atender el "ecosistema" de organizaciones sin fines de lucro que provee recomendaciones para mejorar la gobernanza.
El investigador aseguró que el escenario de la corrupción no ha sido igual en Puerto Rico a través de los años: "En los '40, ya con Rexford Tugwell (gobernador de la Isla entre 1941 y 1946) y antes de Luis Muñoz Marín, se crearon instituciones bastantes efectivas. Hubo muchos logros en la segunda mitad del siglo XX. Pero a partir de 2000 comienza un deterioro, con el desgaste económico y giros ideológicos que enfatizaban menos el rol del gobierno. Se abandonaron las instituciones públicas. Ahora hay que sentarse en la mesa del diseño institucional, con participación ciudadana y transparencia".
Para Hernán Vera, director del Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la PUCPR, "se da la paradoja de que por décadas se ha dado la tendencia a desregular muchos asuntos en el gobierno, descapitalizar agencias gubernamentales y no atender adecuadamente asuntos del personal del gobierno -lo que ha significado que lo están abandonando-, en aras de atraer capitales y acelerar la economía. Hemos minado el campo institucional con medidas neoliberales y creado un caldo de cultivo para la corrupción al desinstitucionalizar el país".
"Hay un quiebre de la fe de los ciudadanos en el gobierno y las finanzas del país. En la década del '40 había una fusión de la actividad gubernamental e intelectual, pero hoy hay un divorcio", apuntó durante la presentación del estudio en una agencia de publicidad de la capital.