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Opiniones

Otra vez el Departamento de Educación

"El caso de los puestos de confianza, ocupados por lo general por miembros de avanzadas del partido de gobierno, hay excepciones, resulta ser el más dramático del despilfarro descarado y del asalto politiquero a la institución gubernamental".

Licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

Aparte del atractivo de seis mil millones de dólares anuales de su presupuesto, pesa sobre el Departamento de Educación un hechizo maligno que ha llevado a la cárcel a dos secretarios en el último cuarto de siglo y que impele al partido de gobierno a utilizarlo como alcancía para ayudar a pagar sus campañas y dar rienda suelta al inversionismo político.

Las subastas, las finanzas, los lugares donde se maneja el propuesto y donde se autorizan los contratos poseen un magnetismo macabro donde el pillaje anida y hace fiesta. Es un mal de décadas, se sabe, pero por una misteriosa razón, administraciones azules y rojas suelen pecar de lo mismo en muchas agencias. El Departamento de Educación ha sido demasiadas veces el buque insignia para el saqueo.

El caso de los puestos de confianza, ocupados por lo general por miembros de avanzadas del partido de gobierno, hay excepciones, resulta ser el más dramático del despilfarro descarado y del asalto politiquero a la institución gubernamental. Que el gobernador Pierluisi haya contado con una guardia pretoriana como avanzada en su frustrada campaña primarista entre los empleados de confianza de varias agencias, incluido el Departamento de Educación, es un evento bochornoso y desgraciado que sólo el cinismo extremo puede proyectarlo como la cosa más natural y despacharlo como una raya más para el tigre. Esto sólo se explica en la lógica PNP bajo el igualmente cínico responso de que “los populares hacen lo mismo”.

Pero el embrujo del Departamento de Educación es especial e insuperable, y va más allá de su relativamente baja tasa de empleados de confianza, 92, el mismo número que bajo la administración de García Padilla. Son más de 5,000 empleados de confianza que cargamos los contribuyentes en todo el gobierno para capricho y ventajería del incumbente de ocasión, lo que representa una nómina de cientos de millones de dólares al año. Otra vez, no todo empleado de confianza representa esta empresa inmoral y potencialmente criminal, hay buenas excepciones.

Un empleado de confianza de los que se desvía por el camino incorrecto, como se recordará, es por lo general un esmerado servidor público que multiplica el salario de un empleado de carrera para hacerle mandados y encomiendas a su jefe. Puede tratarse de un trabajador bona fide, pero su oficio mayor es el de politiquero, el de cultivar el favoritismo para con correligionarios, y los más aventurados tramando o coparticipando en algún experimento más peligroso.

Ahora el maleficio se profundiza, pues a un genio se le ocurrió, monopolizar la asesoría sobre todas las subastas y contratadera en la mismísima persona que dirige el Comité de Finanzas de la candidata Jennifer González para posarse sobre ello. No hubo pudor alguno, ni asomo de recato, ni advertencia de peligro, ni banderas de advertencia. La operación “cuchillo en boca y vamos al abordaje” se materializó en un santiamén.

La celeridad, amiga de lo clandestino, evitó que nadie viese lo conflictivo de ambas posiciones. La tóxica y conflictiva relación de director de finanzas de la campaña de Jennifer González y de asesor de subastas, no la captaron, o se creían que iba a imperar el pase de paloma. El revolú explotó y el Director renunció al contrato, como si ello borrara la imprudencia, la fresquería y la listería de la candidata. El daño ya se había consumado.

Esto sucedió, como programado, al mismo tiempo que la candidata a gobernadora reculara en su postura frente a LUMA, coincidentemente, cuando en Washington amigos o asociados corporativos le organizan un “fundraising”. Poderoso caballero es Don Dinero.

Cantinflescamente, la comisionada dijo que no dijo, que no se vende por una taquilla, que no sabe de las relaciones, que sí, que si no, que si yo no sé. Se termina por saber que ella no quería a LUMA, pero que ahora va a fiscalizarlo. SI lo va a fiscalizar, entonces, es que planea dejarlos en la no eventualidad de que fuese electa. Tanto apuñalar a Pierluisi con LUMA trepando en la primaria, para entregarse en la orilla.

Dos fracasos consecutivos: La colocación de su director de finanzas en las subastas del Departamento de Educación, que provocó que botasen al subsecretario y a otro ayudante, y “la lumada”. Luma y Jennifer… con este hechizo en Educación me hacen recordar a Luci-ffer.

Conviene un claro recordatorio: el PNP le ha obsequiado en país la vergüenza de dos secretarios de Educación graduados de corruptos y que han ido presos. Víctor Fajardo tumbó millones, para él y para el PNP, y a Julia Keleher la pillaron en un esquema vulgar de querer renta gratis y descuento en bienes raíces.

Ciertamente no aprenden, Ricky alelado con su secretaria Keleher; Wanda Vázquez esperando el caso suyo, Pierluisi con su secretaria Raíces ---la del nombre en los bultos--- y Jenniffer quien trató de robarse el tiro.

Que el rayo haya caído en el Departamento de Educación de nuevo, puede ser un claro maleficio. Mientras tanto prosigue el eterno escándalo de decenas de escuelas sin estar listas para el comienzo de clases, resultados deprimentes en las pruebas a los estudiantes, politización a granel en el Departamento, maltrato institucional a los estudiantes de Educación Especial y siga sumando. Este desmadre lo puede acabar el Pueblo en 5 de noviembre en las urnas.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).