Redes que enredan, fotos, manchas y tufo a corrupción
Una sospecha informada, dicta que la mayor parte de este ejército de empleados “de confianza”, son militantes y directivos locales y regionales del PNP.
Las redes enredan, lo he escrito aquí varias veces. Existe un hábito entre el ejército de empleados de confianza del gobierno de Pierluisi de colgar en las redes sociales sus fotos en actividades de campaña política con y de su comandante en jefe. Pagados con una abultada y multimillonaria nómina de dinero del Pueblo, estos regimientos o falanges organizadas, reciben como paga y emolumentos, lo que quiera el jefe de agencia que ganen y cantidades mucho mayores de las que su preparación ameritaría, a no ser por sus esfuerzos extramuros e intramuros en la agencia, para adelantar el interés político partidista de sus reclutadores.Como en todo caso debe haber excepciones.
Una sospecha informada, dicta que la mayor parte de este ejército de empleados “de confianza”, son militantes y directivos locales y regionales del PNP. Algunos, de entre quienes más ganan, han sido funcionarios electos, o son miembros de comités especializados, para impulsar la campaña. Las cuantiosas sumas invertidas no se contabilizan como parte del subsidio público a la campaña del gobernante incumbente. Ni esas decenas de millones de dólares, ni los desperdiciados con la pluma abierta en publicidad inútil para tratar de resaltar la imagen del Pierluisi antes de la veda electoral se contabilizan.
Debido a ello, no hay que engañarse con la cifra de 5 ó 6 millones de dólares que exhibe la campaña de Pierluisi. Lo invertido en tratar de levantar su imagen y la de su administración supera por un múltiplo de por lo menos 10 veces, la cifra oficial de donativos que resulta de suyo escandalosa, pero que tampoco incluye al inversionismo político que está detrás también de los Comités de Acción Política. que pronto florecerán.
La maquinaria política de campaña del PNP pagada con fondos públicos en estos miles de empleados de confianza ---sin olvidar que el PPD también los ha tenido, y en los municipios bajo su control los tiene--- convierte a la del PNP en la más grande del país y debe superar en número de empleados y en recursos utilizados, varias veces la suma del empeño y recaudo de los partidos políticos emergentes del tercio político que ya se liberó en las elecciones pasadas del yugo PNP-PPD de una sola cruz bajo la insignia de éstos, con todo y corruptos. Este es un factor a tomar en cuenta a la hora de proyectar posibles resultados electorales: la maquinaria gigante pagada con fondos públicos que exhibe el PNP. Casi toda aparece fotografiada descaradamente en las redes.
El segundo factor presente en toda elección en la colonia es la dependencia económica y psicológica cultivada por décadas. Una colonia sufre un trauma y recolonización continuos que se nutre del miedo al cambio, particularmente sufren sus efectos las personas más vulnerables, a quienes no se les explica porqué el colonialismo es la causa principal de la pobreza y para qué la perpetúa fomentando la dependencia. Un miedo paralizante anclado precisamente en una de las vulnerabilidades mayores que es la pobreza, mantiene a flote a quienes siembran y ordeñan ese miedo para intentar perpetuarse en los cargos electivos. No olvidemos que al menos la mitad de la población en Puerto Rico vive bajo los niveles de pobreza, y que ese porcentaje supera por mucho el 60%, para sectores poblacionales más vulnerables como lo son los niños, las personas de edad avanzada y las madres que crían solas a sus hijos e hijas.
Si bien es verdad que todo parece cargado para favorecer a la dependencia y a sus portaestandartes del bi-partidismo popular-penepé, las pasadas elecciones mostraron la fuerza de más de la tercera parte de los electores alcanzados ya por el voto por los partidos que son una minoría, cuyos electores juntos, superan el porcentaje alcanzado por el PNP y el PPD. De ahí, las temblequeras y la manipulación asquerosa que han hecho de la ley y del aparato electoral, y que intentan extender hasta a los tribunales, para hacerle la vida imposible a quienes ya tienen suficiente fuerza numérica para derrotarlos.
A un mes de las primarias uno puede asumir que el PNP saldrá de las mismas muy averiado, probablemente de manera severa, y de que una parte sustancial de sus electores no votará en las elecciones de noviembre o votará por otros partidos o candidatos. El fenómeno que he denominado “la temblequera” del PNP y del PPD está presente con intensidad, especialmente ante la dimensión desconocida del daño que se está haciendo el PNP. El señor Edwin Mundo había pronosticado que esa primaria interna del PNP llevaría a Juan Dalmau a la gobernación.
Del lado del PPD el cuadro y las causas de su temblequera son otras, incapaces de insuflar entusiasmo para la desahuciada fórmula política del ELA, y ante los fracasos de su modelo económico, les esperan unas primarias a la gobernación desabridas que probablemente consigan sacar a sus electores a votar en las elecciones por otros candidatos de otros partidos.
Hay un factor importante que debe intentar ser medido y que las encuestas generalmente inclinadas como la Torre de Pisa, a favorecer el inmovilismo colonial y el deseo de los dueños de los medios que las auspician como línea editorial, que necesita tomarse en cuenta. ¿Cuántos votos perderá el PPD y el PNP a causa de la corrupción que asola a más de una decena de sus funcionarios electos y ahora convictos? Uno pensaría que la pérdida de votos que experimentan hace dos elecciones el PPD y el PNP, se agudizará y que podŕiamos ver creciendo en votos, tanto a Proyecto Dignidad que sacó el 6% de los votos a la gobernación, como a la Alianza del PIP y Victoria Ciudadana cuyos candidatos alcanzaron ya la suma del 28% de los votos en las elecciones pasadas, cifra que irá en ascenso.
Cualquier partido o candidato que alcance siquiera el 28% de los votos, puede ganar estas elecciones, pues es completamente previsible que tanto el PNP como el PPD saquen un número inferior a esa cantidad y que Proyecto Dignidad pueda, hasta duplicar sus votos para llegar al 12% proviniendo ese diferencial de pasados electores del PNP y PPD.
Ante este escenario, la temblequera PNP-PPD se generalizará, pero no será suficiente para detener el daño que habrán de causarse internamente en las pŕoximas cinco semanas.Eso sí, debemos esperar mucho retoque y borraduras en las fotos publicadas en las redes sociales de las campañas. Desaparecerán o se pondrán borrosas las fotos de los empleados de confianza; extirparán las fotos de la otra campaña de los hoy convictos; y claro está, alejarán del podio y de los candidatos principales a quienes actualmente se sepa que están siendo investigados.
Ello se hará para limpiar esas redes que enredan. Como si la mancha de la corrupción y el tufo y peste de la misma fuese tan fácil de ocultar.