Encogiéndose
Los tres gobernadores y una comisionada residente-ausente PNP, han encabezado el desastre de los pasados años. Sólo los salvará de ser sotaneros, el empate logrado con el igualmente incompetente García Padilla.
No sé en qué estarán pensando quienes creen que el país es inmóvil, o que nada, ni nadie cambia, y que las cosas se quedarán tal y como están para repetirse y de esta forma poder alternarse en sus empantanados puestos electivos.
Los astrólogos y encuestólogos de la política local son la pastilla xanax que calma a los incompetentes y corruptos que gobiernan con derecho divino a coger de “p…tontejos” a los mismos suyos. Lo peor que les puede pasar ---eso creen--- es que tengan que esperar un cuatrienio para retomar los cargos para los cuales no sean reelectos.
Un profundo desdén por el Pueblo, como el que exhibieron los “Brothers” de Ricky Roselló en el infame chat de Telegram, los consume. Todavía creen que los electores son desmemoriados, que ni se acuerdan y, que si acaso, con la repetición de las historias de miedo van a mantenerlos cautivos.
La fuga de Ricky Rosselló y el fallido golpe de estado de Pedro Pierluisi se nos quieren presentar como cosa de otro siglo. Está fresca todavía la pintura. Sin embargo, las tres agujas de gobernadores del PNP que ha habido en los pasados siete años, están enhebradas por el mismo hilo de vacío, incompetencia y corrupción. Los tres gobernadores y una comisionada residente-ausente PNP, han encabezado el desastre de los pasados años. Sólo los salvará de ser sotaneros, el empate logrado con el igualmente incompetente García Padilla. Aunque ninguna de estas “Administraciones” sean más ingrata que las anteriores de Fortuño y Acevedo Vilá, cómplices y tejedores criollos del abismo y de la avalancha que ya se cocía en el caldero colonial desde Rosselló González y Hernández Colón.
Por ahí, vienen a la carga el 1 y la 2 del PNP a batirse en duelo primarista, una pelea a 25 asaltos. Ni Pierluisi, ni González, tienen idea de que el país ha cambiado, de que los electores han cambiado y de que el cúmulo de las malas experiencias y sufrimientos de los distintos segmentos de edad de la población, le van a pasar factura votándoles en contra o no emitiendo el voto.
Un país que quiere sobrevivir del colapso
Todas los potenciales electores entre los 18 y los 44 años que pueden votar en las elecciones del 2024, nacieron o crecieron como jóvenes adultos sufriendo los efectos del colapso del país bajo las raquíticas administraciones PPD y PNP de lo que va de siglo XXI. Pertenecen a la generación que ha visto marcharse a sus familias o a parte de estas debido a que gobiernos tóxicos no han sido capaces de detener la caída o el naufragio del país y que juzgando los resultados han seguido hundiéndolo en el abismo.
Estos puertorriqueños sobrevivientes una y otra vez, han visto cómo se incumplen repetidamente las promesas de progreso y cómo el retroceso del país se ha convertido en una marca terrible durante la mayor parte de sus vidas.
Han visto cómo el gobierno promete y anuncia logros invisibles, planes sin concreción y cómo convierte en fantasías gigantes lo que su politiquería e incompetencia no les permite cumplir.
Han sentido en su corazón la hiriente publicidad del gobierno que cuesta cientos de millones de dólares al año y que es pagada con sus impuestos del IVU y con sus contribuciones para ensalzar logros fantasiosos que sólo el gobernador cree.
Esta generación de electores joven le va a pasar la factura más contundente imaginable al PNP y a sus “Brothers”, casi todos muy bien acomodados en la boscosidad politiquera o contractual, o de conexiones que les garantiza el confort y el enriquecimiento.
Los “Brothers” del chat de Telegram de Ricky Rosselló son emblemáticos de cómo ese chat deleznable del cual fueron parte, resulta aún y por mucho tiempo repugnante a cualquier elector que tenga corazón. El clasismo, la inhumanidad, la vulgaridad, el pisoteo a la dignidad y a los derechos humanos, el prejuicio en todas sus gamas, la persecución, la manipulación, y mucho más, quedó expuesto allí y es una profunda herida en el país que no logra cicatrizar por la fresquería de quienes siguen presentándose como opción. Por ello, Ricky Rosselló a pesar de haber sido teatralmente ungido en medio de la crisis del verano del 2019, a pesar de contar con la ayuda de Sixto ---y de Séptimo y Octavo, quien sabe--- tuvo que chillar las tenis, porque los suyos propios decidieron no enterrarse con él ante la indignación de cientos de miles y acaso millones de puertorriqueños de todas las ideologías y credos.
A ese colapso del verano del 2019, le siguió el encubrimiento vía no procesamiento del golpe de estado de Pierluisi perpetrado por quien esperaba la guira para suceder al fugitivo Rosselló, la “apolítica”Secretaria de Justicia. Que la vela güira o encubridora de Pierluisi por trasmano, esté esperando hoy día juicio federal acusada por chanchullos de su primaria fallida ante su protegido, constituye un caso inigualable de justicia poética, y quién sabe si también de karma arrollador.
Nuestro país y su electorado pasado y futuro ---activándose o redirigiendo masivamente sus votos frente al más de lo mismo, ha sobrevivido este colapso político y espera impaciente para pasar factura en noviembre del año que viene.
Otro pecado de la “Administración”PNP
Desde el huracán María en septiembre del 2017, tres gobernadores PNP ---el fugitivo Ricky, el golpista Pierluisi y la acusada federal Wanda--- tuvieron la oportunidad de botarse poniendo en marcha al país, arreglándolo, planificando y haciendo. Aun cuando la Comisionada Residente ---aspirante a heredar el trono del triunvirato--- era eso --- la Comisionada Residente--- ésta hizo muy poco, o nada, para conseguir apoyo expedito y condonó con su silencio el desfile de incompetencia y politiquería que como plaga cayó sobre miles de millones de fondos federales de desastres todavía estancados. De nada le sirvió ser la cheerleader en Puerto Rico del presidente Donald Trump.
No fue hasta hace muy poco, que la comisionada cuando se vio aspirando al trono de Fortaleza, que la emprendió contra su compañero de papeleta, contra su gobierno, miembros de su gabinete y contra sus decisiones. Según aseguran, la Comisionada residente-ausente desenvainó su tantas veces anteriormente utilizado puñal de la traición, para clavárselo en la espalda al presidente de su partido, Pierluisi. Revivió con ello su fama de persona desleal, trepadora o malagradecida, según la fuente que la conoce de primera mano, e inició una guerra que en esta etapa primarista se prolongará hasta junio del 2024.
Es raro que siendo tan partícipe y cómplice del colapso del gobierno, crea ella que podría en esta ocasión borrar lo que nadie ha borrado de la memoria: su entrega a Donald Trump, simplemente dando una media vuelta; o, que el electorado olvidará su endoso inquebrantable hasta los otros días a los disparates e inmovilidad de la “Administración” de la cual es la número 2.
Este otro pecado de la “Administración” del PNP, sumirse en la guerra fraticida y politiquera y abandonar los esfuerzos concentrados de mover la pesada rueda del gobierno para sacar al país de su crisis, se la van a cobrar todos los electores, particularmente quienes alguna vez votaron por el PNP.
La Corrupción (no hay que repetir de quiénes)
En cuanta encuesta y sondeo se produce en Puerto Rico, la corrupción gubernamental es uno de los grandes temas que surge a borbotones. Una legión de alcaldes ha sido convicta o está siendo procesada por sus desmanes. Dicen que a muchos otros se les investiga y ya le da la vuelta al país un collar de cuentas corruptas demasiado costosas. El costo material, que es grande, es superado multiplicadamente por la degradación de la vida pública y de la confianza de los ciudadanos. Aun así, esperanzados de que ocurra un gran apagón de la memoria colectiva, los políticos del bipartidismo descarado siguen tirándose a revalidar o a ser electos ---esperanza inútil--- por quienes nuevamente engañados sufren una profunda decepción luego de haberles dado su voto.
Cataño, Aguas Buenas, Guaynabo, Trujillo Alto, Guayama, Mayaguez, Ponce ---entre otros--- y tocándole la puerta a Aguadilla, han visto los estragos del procesamiento judicial de sus alcaldes, quienes en conjunto, podrían ganar algún colegio electoral penitenciario. Algunos legisladores y jefes de agencia esperan inquietos alguna visita. Es como si el cuento del Cuco les hubiese renacido después de adultos “hechos, pero no derechos”. Pero, ni aún así, el descaro de pedir el voto y el frenesí ṕor obtenerlo se detiene, pues son insaciables, como insaciable es la gula por la apariencia de poder, nunca el poder real que reside en Washington, y la avaricia por el dinero.
La Corrupción no es la única bancarrota
A la quiebra de la confianza ciudadana provocada por la corrupción y la incompetencia en la administración, se añaden otras dos quiebras profundas. La quiebra fiscal, la del modelo económico, y la quiebra de las fórmulas de status del bipartidismo rojo-azul, popular-pnp.
Nadie da ya dos centavos por la leyenda agotada del ELA, pues las tres ramas constitucionales del gobierno federal lo desahuciaron hace varios años. El último clavo en el ataúd fue la Ley Promesa, junto al caso judicial de Sánchez Valle. El hedor de ese muerto insepulto ha distraído la atención del país del otro cadáver congelado: el de la fórmula de la estadidad. Si ni siquiera antes de la fuerza arrolladora del trumpismo, durante 120 años, pudieron los estadistas adelantar nada, ahora mismo, y por mucho tiempo, todo posible camino ha sido clausurado, pues ni siquiera los líderes “demócratas” se aventuraron antes y menos ahora, siquiera a mencionarla, excepto para propósitos electoreros.
Hay que aclarar que ello no es culpa de los llamados delegados del chanchullo de la estadidad, electos por el seis por ciento de los electores en una contienda minoritaria entre los penepés pagada con fondos públicos. Seis delegados electos, de los que quedan 4 con paradero casi desconocido que siguen fututeándose el dinero público, excepto al ex-gobernador fugitivo, a quien no le hace falta la alucinante subvención..
Ninguno de los cuatro delegados que quedan ---nadie se los tomó en serio ni aquí, menos allá en Washington--- volvería a su infructífera gestión. Prefieren buscar uno que otro, puestos electivos aquí, y alguno hasta irá a primarias. Esa delegación por la estadidad que vino a tratar de llenar el boquete producido a causa de la ociosidad o incompetencia de la comisionada “residente”, es una tomografía a cuerpo completo del fraude y la farsa de la estadidad, un anzuelo muy socorrido por los que mandan en el PNP para no mostrar su rostro verdadero ante el pueblo, el mismo rostro de los políticos de carrera que producen toneladas de contaminación corrupta, junto a incompetencia mayúscula..
Desde la delegada Elizabeth Torres, desahuciada judicialmente por sus hermanos estadistas por atreverse a hablar de la corrupción en el PNP, y ahora, hasta Doña Myriam Ramírez, todos enfilan hacia Proyecto Dignidad, partido muy conservador con muchos estadistas, que “se ajusta a sus convicciones morales” dice Doña Miriam, y que tiene por nuevo líder al Alcalde ex-PNP de San Sebastián. No cabe duda que la hemorragia es profunda en el PNP, y con sus casos de corrupción gubernamental alcaldicio-legislativa, y con las farsas de sus pujos estadistas que incluyen un prometido, pero abandonado Plan Tenesí, auguran un porcentaje menor de fuerza y de votos. Estas son las verdaderas causas del decaimiento de ese partido PNP, y no las primarias. Estas últimas son la consecuencia, no la causa, y sin duda acelerarán el desangramiento, pero la causa es una herida mucho más honda que tiene años y que radica en que nadie es tan tontejo en Estados Unidos como para creerle el cuento.
¿Cuál es el primer saldo?
Ni el PNP, ni el PPD tienen capacidad para atraer votos de los electores de entre 18 y 44 años, quienes nacieron o han vivido los efectos de la gran crisis administrativa, corrupta y colonial.
Ninguno de esos dos partidos alternantes en el gobierno, ha hecho nada por restaurar y proteger los derechos usurpados a los trabajadores y pensionados. Eso los deja sin atractivo, y peor aún expuestos a la repulsa y rechazo de los electores de entre 45 y 70 años de edad, que han sufrido por más tiempo y más cercanamente, los efectos de la corrupción, el mal gobierno y la “carifresquería” de esos dos partidos y candidatos que todavía se atreven a pedirle el voto.
Ambos partidos, PNP-PPD, o debiera decir, su eterna alianza para la dependencia y la cadena perpetua colonial, están prestos a terminar de desangrarse en los próximos siete meses y pico en procesos primaristas tóxicos, con tal de contender para quien se entrega más y dos veces ---camino a la primaria y luego a las elecciones--- a los inversionistas políticos y donantes a quienes luego le entregan lo poco de gobierno que nos queda.
Ambos partidos creen que consiguieron una patente de corso cuando fueron juntitos ----el gobernador Alejandro García Padilla y el comisionado residente Pedro Pierluisi Urrutia--- a rogar por la ley PROMESA y por la Junta de Supervisión Fiscal. Estoy seguro que creen que ello produjo un pretexto absolutorio y exculpatorio para sus desmanes y desatinos.
A un año de distancia de las elecciones del 2024, el Pueblo tendrá amplia oportunidad de recordar las ejecuciones ---no ejecutorias--- de ambos partidos que sin duda llevan todas las de seguir encogiéndose, y quien sabe si disputándose el tercer lugar.