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Los Cuatro Milagros que Cambiaron Nuestras Vidas

Columna del día de los padres de Hiram Carlo Rivera López.

Hiram Carlo Rivera López.
Foto: Suministrada

Nunca crecimos con la idea de ser padres. Éramos libres, viajábamos, había otras prioridades. Sin embargo, el mes de abril de 2019 cambió nuestras vidas. Queríamos ser padres, y ese día llegó. Nos topamos con cuatro hermanos indefensos y con tristeza en sus semblantes. La respuesta fue inmediata: si Dios nos llevó allí, es que quería que hiciéramos algo por ellos. Así comenzó la travesía que culminó en convertirnos en padres, cambiar nuestras rutinas diarias, conformar una familia y darnos la oportunidad de ser felices los seis.

Pienso en el momento en que llegaron a nuestro hogar, 6 de agosto de 2019, y me invade la nostalgia. Eran miedos mutuos, ellos por un hogar nuevo y nosotros por estrenarnos como padres. Desde ese momento, las enseñanzas no han cesado. Más allá de la rutina diaria de vestirlos, bañarlos o jugar, el impacto mutuo ha sido inmenso. El dejar de ser tú, para que esos cuatro angelitos se conviertan en el centro de tu vida, ha sido la mayor satisfacción. Pensar en su bienestar por encima del de cualquiera es una sensación de paz. Educarlos, enseñarles el camino del bien, explicar lo que debe ser correcto, responder a sus preguntas, satisfacer necesidades y mimarlos es nuestra misión de vida. Somos del pensar que Dios siempre fue bueno con nosotros; y nos toca pagar con bien esa bendición.

Nunca lo he expresado, y hasta el momento ha sido mi mayor logro y satisfacción; logré darle nietos a mis padres, y eso me hace feliz. Pero más feliz me hace mirar a mi alrededor y ver que mis padres cuidan y velan a mis hijos con tanta pasión y entrega. Ver que esas palabras de abuelo y abuela calan tanto en las vidas de todos. Ver como nuestras familias han asumido el rol perfecto de ser su soporte y el nuestro. Eso da una sensación de serenidad que resumimos en felicidad plena.

Hoy, luego de tres años en esta montaña rusa de la paternidad, respondemos siempre a la pregunta de todos: ¿cuatro hijos? ¿cómo pueden manejarlo? Cada día la respuesta es más sencilla: el destino había cumplido su ruta, y ser padres de los hermanos Rivera Gómez estaba en ella. Escuchar las expresiones de ese “te amo papá”, “te amo papi”, no pueden compararse con ningún sentimiento. Siempre respondemos que los amamos. Pero a veces, además de responderles, cierro los ojos y doy gracias a Dios por permitirme vivir esta etapa y suplicarle que me haga mejor ser humano, mejor profesional y mejor ejemplo para ellos. Son esponjas que absorben todo, y nos esmeramos para que esa enseñanza los haga seres de bien.

Hiram Carlo Rivera López. junto a sus hijos.
Foto: Suministrada

Hoy, Luis, Henry, Emma y Luz son pequeños, con apenas 7, 6, 5 y 4 años, y no saben leer. Quisiéramos dedicarles estas palabras para que cuando crezcan puedan leerlas y conocer lo que sus papás piensan: gracias a los cuatro por regalarnos el privilegio de ser padres y el amor más puro y genuino que jamás hayamos sentido. Luis: gracias por ser el soporte para tus hermanos, esa fuerza que emana de tu ser los guía a diario y nos ayudas a forjar su camino. Henry, gracias por tu ternura, por hacernos reír, por ser luz en nuestras vidas, y por inculcarnos que, aunque llueva, hay que sonreír. Emma, gracias por ser genuina, especial, atenta. Luz, gracias por ser el símbolo de Victoria que representas, por repartir alegría a todos con solo mirarnos, y por ser el oasis de paz en medio de cualquier turbulencia. A los cuatro: gracias por devolverme el vago recuerdo de mi niñez, cuando recordaba a mis padres jugar y sonreír. Amados hijos, son nuestra razón de ser, y lo serán hasta nuestro último soplo de vida.

Solo nos resta darle las gracias a todos los que han hecho que esta aventura esté repleta de arcoiris, rayos de sol y hermandad. Ustedes saben quiénes son. Dios, gracias por darnos el mejor regalo de nuestras vidas, por hacernos plenos y por permitirnos forjar un hogar para ellos. Te pedimos salud, sabiduría y fe, para crecer como seres humanos, y para estar junto a ellos según tu voluntad.

A los lectores y a la sociedad: amor es amor, bajo cualquier manifestación. Corten cadenas y abran sus mentes y corazones a la inclusión y la empatía. Las etiquetas son para la ropa. Todos los días les enseñamos a nuestros hijos que Dios nos hizo a todos iguales. Esa igualdad, luego de internalizada, nos hará libres, completos, humanos. Créanme, la sensación de ser padres y de ser apoyados, culminan con un suspiro de paz. Sonreír con solo pensarlo, es el mejor regalo de padres que tendremos hasta que culmine nuestra misión en esta historia llamada vida.

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Hoy celebramos el Día del Padre. NotiCel ha procurado para sus lectores las experiencias de un grupo de hijos y padres, figuras públicas, plasmadas en un grupo de columnas que publicarán durante todo el día. Felicitaciones a todos.