Celebro a todas las madres comprometidas
La productora Aida Angélica Bayona Cruz hace un recuento de su vida y comenta por qué la maternidad es una decisión.
Me crié en el pueblo de Ponce en el seno de una familia de clase trabajadora: mami enfermera en el Hospital de Distrito en Ponce; papi en una petroquímica y una abuela, Juana, que cursó tercer grado pero era una lectora voraz que me enseñó de temas variados y complementó la educación de mis padres, además de los cuidados, mimos y lecciones de vida. Por abuela conocí y disfruté las retretas dominicales en la Plaza Las Delicias, las visitas al Museo de Arte de Ponce y las películas en el Cine Fox Delicias, entre otras aventuras memorables.
De mami y abuela, aprendí a observar, a ser expresiva, honesta, genuina, creativa, cuidadora. En mi desarrollo, mami y mi abuela, o viceversa, eran mujeres a las que podía hablarles de mis preocupaciones o asuntos que despertaban curiosidad y siempre me tenían una palabra o sugerencia. Así que desde joven, me sentía capaz de dar consuelo a mis amigos. No tenía reparos en acompañar a mis amigas en momentos difíciles... se me hacía natural porque tuve el modelaje en mi infancia y adolescencia.
Ya en universidad y explorando mis intereses y pasiones, en el mundo de las comunicaciones y los horarios de trabajo… me di cuenta que no eran compatibles con una maternidad biológica. Pensarme sola en la crianza de un hijo(a) se me haría muy difícil. Para ese entonces, mis padres se habían mudado a Nueva Orleans por asuntos de trabajos y pensarme madre soltera y las explicaciones ya lo hacían más complicado.
No faltaron amigos que me ensalzaron por mis cualidades como amiga que me pidieron que lo reconsiderara y ellos estarían dispuestos al rol de padres. Esa opción la consideré por meses y de sopetón, por la historia de otras mujeres que veía cómo luchaban solas, decidí que no era lo que quería para una criatura.
Tengo dos hermanos, Luis y Rosa, gracias a ellos tengo cinco sobrinos adorables que me han permitido vivir la experiencia de tía y madrina y la he disfrutado a distancia porque viven entre Tampa y Texas en Estados Unidos. En cada encuentro familiar procuro ser la tía que escucha, sugiere, les da consejos para que en cada una de sus decisiones les vaya lo mejor posible. En conclusión, vivo a través de esos instantes, momentos de una maternidad liviana, sin la carga diaria que tienen las madres biológicas.
Mis fogueos en el terreno de tía y madrina guía han sido mis encuentros con los hijos de mis amigas… a quienes he visto crecer de cerca y me ha tocado en muchas ocasiones, escucharlos, aconsejarlos, guiarlos, llorar con ellos y hasta acompañarlos ante los padres para manejar asuntos más íntimos. En cada encuentro, adquiero nuevas destrezas y habilidades para seguir modelando a otros… y yo, crezco como persona.
Hoy cuando escribo esta columna por petición de Dennise Pérez, madre de Manu, por decisión, celebro a todas las Mujeres que han decidido ser modelo, ejemplo, guía para sus crías… y a las mujeres que, como yo, no somos madres biológicas les recuerdo que todas somos madres, algunas de sus mascotas, otras de compañeros de labores, amigos a los que cuidamos, velamos, nutrimos con palabras y acciones a diario.
La maternidad se vive por decisión, te preguntarás por qué, pues en mi cabeza aspiro a vivir en un país mejor y para ello, vivo convencida que debo ser mejor ejemplo para los que tengo cerca. Y con pasión y compromiso busco ser modelo para mis compañeros de labores a los que escucho, guío, cuido, y también los regaño… porque al final, las madres queremos lo mejor para nuestros hijos e hijas y las personas que sentimos que guiamos a través de la vida.
A todas las Madres comprometidas que cuidan y dar lo mejor de sí, reciban mi abrazo y felicidades!!!