La responsabilidad de controlar la pandemia es colectiva y la encomienda es nuestra
Columna del vicepresidente de la Asociación de Paradores de Puerto Rico.
Durante las pasadas seis semanas, hemos visto nuevamente el progreso colectivo de nuestro pueblo contra el COVID-19, desvanecerse ante nuestros ojos. La variante Delta, se esparce rápidamente a través de la isla, mientras nos acecha la variante latinoamericana. Flexibilización a destiempo e instrucciones confusas, junto al comportamiento irresponsable de un grupo minoritario de ciudadanos y comerciantes ha causado un aumento de sobre 660 por ciento en el índice de positividad, y sobre 480 por ciento en las hospitalizaciones; colocándonos en alto riesgo.
El sistema de rastreo refleja el surgimiento de cientos de brotes, guiados por actividades y celebraciones familiares y el 'jangueo' en barras y chinchorros, de personas vacunadas y no vacunadas, sin protección. La cepa Delta es altamente contagiosa y no hay duda de que debemos regresar a exigir el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y el lavado frecuente de manos, en áreas abiertas y cerradas.
Asertivamente, nuestros médicos y epidemiólogos prescriben recomendaciones específicas dirigidas a ciertas actividades sociales y económicas; mientras ignoramos la raíz-causa del problema; la reapertura económica total junto a la eliminación de las practicas salubristas probadas en áreas abiertas y cerradas.
Estos retos se agravan por un sistema de honor, el cual le asigna nuestra protección colectiva a individuos que han elegido no vacunarse y a un grupo de irresponsables que han demostrado resistencia a seguir las normas de convivencia comunitaria durante toda la emergencia.
Urgentemente necesitamos evaluar la situación con detenimiento, y la luz de los datos, focalizarnos en atender las actividades y comportamientos de mayor riesgo, en todos los entornos cotidianos. Permanecer callados y no hacer nada no es una opción.
Apoyamos la reapertura económica total y responsable, al igual que las acciones tomadas por nuestro Gobernador en la nueva Orden Ejecutiva; mientras reconocemos que es urgente y necesario expandir las practicas salubristas, principalmente en los entornos donde se crean aglomeraciones de personas. Cada día que tardemos en reimplantar estas acciones básicas, podemos afectar seriamente a la mayoría de la comunidad responsable, y atrasar el retorno escolar nuevamente.
Al mismo tiempo, necesitamos liderar con congruencia y nuestro ejemplo; y todos los sectores, gubernamentales y comerciales, somos responsables de modelar y cumplir a cabalidad con las nuevas guías de convivencia, impuestas por la pandemia.
Afortunadamente, tenemos acceso a la vacuna y llevamos una campaña masiva de educación, junto al llamado diario a la vacunación y a la protección que aparecen en la prensa y las redes sociales, principalmente dirigida a las personas jóvenes en las edades de 18 a 40 años.
Si miramos a la historia, este virus podría estar con nosotros por varios años y mutando, por lo que responsablemente necesitamos aprender a coexistir con él. Lograrlo, requiere un cambio cultural y de comportamientos que demanda más educación, repetición y seguimiento.
Desafortunadamente, un segmento de la población continúa minando nuestras oportunidades de progreso, diseminando información engañosa e incumpliendo con las nuevas normas de convivencia comunitaria. Debemos reforzar la supervisión y aplicar las sanciones pertinentes.
Sin duda, como empresario PyME en el sector turístico, apoyamos la reapertura comercial total y creemos que es sostenible, si todos los vacunados y los no vacunados, aportamos con acciones responsables y congruentes en nuestras actividades para contribuir a la recuperación de los comercios más impactados por la pandemia.
Cada uno de nosotros está en una posición de influencia, y podemos estimular, con nuestro ejemplo, un comportamiento más responsable de convivencia comunitaria. La consigna debe ser sencilla; “Si no puedes apoyarnos a contener el virus, no estas invitado a nuestra empresa o a nuestra casa”.