Columna de opinión del representante por acumulación José Enrique “Quiquito” Meléndez

Desde el pasado 3 de noviembre hemos escuchado, en todos los medios de comunicación, que el pueblo envió un mensaje y que Puerto Rico cambió. Resulta interesante escuchar el análisis, las inferencias y las conclusiones de diferentes analistas políticos, en su mayoría de izquierda, señalar lo diferente del espectro político del Puerto Rico post electoral.

La narrativa predominante en los medios va en la dirección de un rompimiento del electorado con los partidos tradicionales y una radicalización y/o combatividad de los puertorriqueños luego del verano del 2019. De hecho, de tal magnitud es su negación, ante la realidad de que el pueblo eligió un gobernador PNP, Pedro Pierluisi y que expresó su deseo de la isla sea admitida como Estado de la Unión, que tiene a algunos aventurándose a pronosticar un verano de 2021… Muy poco aprendieron de los resultados electorales.

Veamos. ¿Qué expresó el pueblo y a quién escogió para ejecutar su voluntad? La interpretación mas certera del resultado electoral no es tan complicada. El resultado electoral le envió a la clase política un mandato para que se trabaje en conjunto, que las determinaciones de política pública tienen que tomarse pensando, como decía Churchill, »no en la próxima elección, sino en la próxima generación». No me cabe la menor duda de que la elección de Pedro Pierluisi es el resultado de que hay un pueblo convencido de que el estilo conciliador y diplomático que lo caracteriza debe ser la norma en esta nueva realidad. Esta determinación no es distinta a la realidad que reflejan varios estudios estadísticos, tanto aquí en la isla como en los estados que, entre otras cosas, según el estratega Frank Luntz, “el pueblo esta cansado de estar cansado”, “que los políticos no se ponen de acuerdo” y que “la gente se siente excluida por una retórica política subida de tono”.

Si somos honestos en el análisis, solo Pedro Pierluisi tiene, no solo la experiencia para atender los problemas del Puerto Rico actual, sino que tiene el temple para estrechar su mano y lograr los acuerdos y convergencias que nuestra gente reclama. Ese es el reto de Pedro Pierluisi y del liderato de la Palma en esta nueva etapa. Miremos las alternativas, todos los partidos concentraron sus esfuerzos en atacar y destacar el desempeño del gobierno en los momentos de mayor dificultad, pero a ninguno se le ocurrió plantearle al electorado un programa de gobierno creíble. Solo Pedro Pierluisi y el PNP pudieron cautivar un electorado ansioso de un liderato firme pero sosegado, que tienda puentes y canales de comunicación, mientras ofrece un gobierno fiscalmente responsable, pero con la capacidad de reconocer las adversidades que afectan nuestra sociedad y de ofrecer soluciones justas para todos los sectores.

La oposición tiene una decisión muy difícil que tomar. Deben decidir si optan por el camino de la obstrucción y destrucción de las instituciones o dirigen sus esfuerzos a entender el verdadero mensaje que envió nuestro pueblo, el camino de la Diplomacia y la Sensatez. El pueblo envió un fuerte mensaje contra la Estridencia Revolucionaria. Yo los invito a que trabajemos en conjunto la agenda del gobernador electo Pedro Pierluisi por el camino de la Diplomacia y la Sensatez. Puerto Rico validó esa agenda con sus votos y en 4 años nos evaluará nuevamente a todos. En el PNP estamos listos y dispuestos, como siempre, a cumplir con Puerto Rico.