La segunda vuelta, a la vuelta de la esquina
La licenciada pide reenfocar nuestra gobernabilidad.
Luego del Verano del 19 pensé que este proceso eleccionario tendría magia. Por lo menos que mínimamente, los candidatos presentaran propuestas creativas o como dicen los amigos del norte “think outside the box”. En cambio vemos como se cimentan en el uso de fondos federales para crear obras, reactivar la economía o crear empleos. Más allá, la mayoría muestra falta de sensibilidad y un total desfase de la realidad que vivimos en la isla del encanto.
En tiempos de retos se necesita apertura de pensamiento, tolerancia a la opinión, capacidad para aglomerar seres dispares y seguridad suficiente para saber cuando hay que pedir ayuda, ya que nadie es un experto en todo. Ante la carencia de esos elementos pensaríamos que lo lógico seria la democracia participativa pura y dura, pero la realidad - monda y lironda - no es así. Tenemos candidatos esquivos, confusos en sus ideas y evitando cualquier tipo de careo público para esconder sus vulnerabilidades y falta de entendimiento sobre la médula de los problemas. Así no se puede llevar una campaña y mucho menos las riendas de un País.
Toda democracia requiere intercambios continuos entre el gobernante y el ciudadano; hoy entre el candidato y el elector. Los candidatos hablan de gobernar, pero no dicen como lograrán su legitimidad y gobernabilidad mas allá de la elección. Peor aún, no se escucha en verbo alguno ni siquiera la intensión de salvar lo poco salvable que queda. Seguimos jugando a la sillita, y el país ¿Pa’cuando?
Estas elecciones traerán consigo un hito histórico, y no me refiero a las insólitas primarias producto de una reforma electoral a destiempo y empujada a la trágala. Me refiero a la realidad de que por primera vez tendremos un gobernante que no será electo por mayoría del 50+1, sino que la búsqueda a gritos de un verdadero cambio ha fortalecido a candidatos noveles y ha revivido a un partido que hasta las pasadas elecciones estaba muerto. Estos dos últimos, en combinación, representaran 1/3 del favor del pueblo.
No resulta difícil pensar, que la describieron como una idea descabellada – una segunda vuelta eleccionaria – este más cerca a la realidad que nunca. Una segunda vuelta supone una segunda elección entre los dos candidatos que obtengan la mayor cantidad de votos, para elegir un gobernante que sea favorecido por la verdadera mayoría.
En fin, el que quiera ganar el 3 de noviembre tiene que detallar su plan de consenso. ¿Cómo incluirá la participación de aquellos que perdieron, pero que quieren seguir aportando? ¿Cómo logrará soluciones legitimas que trasciendan sus 4 años?
A los candidatos se les está olvidando que el poder detrás del voto eres tú. Están recurriendo a las viejas prácticas del desengaño, de escudriñar entre las piedras buscando las faltas del contrincante, olvidándose que su techo es de cristal. Se les está olvidando que su liderato tiene caducidad y ya no es en 4 años, sino pregúntenles a los actores principales del Verano del 19, o sea, Tú. Necesitamos pronto, muy pronto LOGROS. Desarrollo Económico. Calidad de Vida. Seguridad en las Calles. Educación de Futuro. Comencemos a provocar cambios profundos y a pensar “fuera de la caja”. Comencemos a discutir una segunda vuelta en las elecciones para provocar alianzas verdaderas y con contratos participativos definidos. Reenfoquemos nuestra gobernabilidad.