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Opiniones

¿Cómo reactivamos la economía?

El exdirector de PRIDCO, Antonio Medina, destaca cómo la emergencia por el COVID-19 ha demostrado la necesidad de la producción doméstica de suministros médicos, incluyendo productos farmacéuticos, de biotecnología y dispositivos médicos.

Antonio Medina Comas
Foto: Archivo/NotiCel

Puerto Rico vive un momento sin precedentes que requiere que los líderes del país y los funcionarios de gobierno tomen decisiones apropiadas para promover un crecimiento económico sostenible a corto y largo plazo.

Hay que reconocer la decisión rápida de la Gobernadora Wanda Vázquez Garced para establecer una cuarentena restrictiva en Puerto Rico, aun antes que otras jurisdicciones bajo la bandera americana lo hicieran.

Esta acción ha permitido controlar los contagios del COVID-19 en nuestras comunidades, protegiendo a los más vulnerables y manteniendo la capacidad de nuestros recursos médicos disponible para todos los que la necesiten. No obstante, quedó sobre la mesa una gran interrogante: ¿Cómo reabrimos la economía manteniendo los bajos niveles de contagio?

El primer paso debe ser guiado por expertos en ciencia y medicina; ellos deben determinar en qué momento los contagios están lo suficientemente controlados para permitirnos volver a nuestros centros de producción económica.

Ya hemos visto las imágenes de muchas personas que quizá por fanatismo o falta de conocimiento, están exigiendo una apertura prematura; eso no es bueno ni para los individuos ni para la economía a largo plazo.

Partiendo de la premisa de que deben ser los profesionales de la salud quienes decidan “cuándo” reabrir nuestra economía, nuestro enfoque entonces debe ser en “cómo”. ¿Cómo reabrimos nuestra economía? ¿Qué servicios proveemos y qué restricciones mantenemos a corto plazo? ¿Cómo evitamos el contagio para asegurar que una segunda vuelta del COVID-19 no sea peor que la primera? ¿Qué oportunidades tiene Puerto Rico para volver a crecer su economía bajo estas circunstancias?

En este momento, aun con más premura que antes, necesitamos una estrategia de desarrollo económico que nos devuelva los empleos y el crecimiento en la economía que todos necesitamos.

De inmediato, es indispensable que se atienda el asunto de las pruebas y el rastreo de contactos. Para poder volver a nuestros empleos, escuelas y por lo menos a algún tipo de “normalidad” en nuestras actividades diarias, necesitamos que el gobierno actúe de una forma eficiente.

De igual manera, es necesario mantener controles efectivos en los aeropuertos y otros puntos de entrada a la isla, para minimizar la probabilidad de nuevas importaciones del virus a través de turistas o residentes que llegan a Puerto Rico de otros lugares. Los recursos necesarios para estas actividades deben verse como una inversión en nuestra gente y nuestra economía, no como un costo, pues estas acciones son las que nos van a permitir reactivar la economía.

A largo plazo, necesitamos reexaminar nuestras ventajas competitivas ante las nuevas circunstancias. El COVID-19 nos ha enseñado a trabajar de nuevas formas, eliminando barreras para el trabajo remoto. Puerto Rico posee una base regulatoria probada que permite incentivar este tipo de actividad. Tanto la ley 20 para exportación de servicios como la ley 22 para inversionistas se convierten en herramientas aun más eficientes para atraer nuevas empresas y actividades a Puerto Rico.

También hay que capitalizar sobre el motor más importante de nuestra economía: la manufactura. Si algo ha demostrado esta nueva crisis es la necesidad de la producción doméstica de productos médicos, incluyendo productos farmacéuticos, productos de biotecnología y dispositivos médicos.

Puerto Rico continúa hoy siendo un líder global en estos segmentos industriales. De igual forma que podemos competir de una manera exitosa en segmentos como el Aeroespacial, con estrictos requerimientos de producción y diseño limitado a jurisdicciones bajo la bandera americana, de cara al futuro Puerto Rico puede posicionarse como líder industrial en segmentos relacionados a la salud y ayudar a los Estados Unidos a proteger su cadena de suplido de productos médicos, críticos para la seguridad nacional.

Tenemos que trabajar juntos para lograr estas metas. Aunque necesitamos todavía resolver nuestro talón de Aquiles, que es el costo energético, Puerto Rico ha demostrado a través de su capital humano, calidad de producto y excelencia en alta tecnología, que podemos proveer valor a nivel nacional y global, si nos enfocamos en nuestras ventajas competitivas y base regulatoria.

Este es el momento de reactivar ese motor económico y enfocar el crecimiento en una estrategia diversificada, que utilice nuestras capacidades a su máxima expresión, ya sea en áreas como exportación de servicio o turismo, pero también maximizando la utilización de nuestras habilidades en manufactura de alta tecnología, demostradas a través de más de 70 años de desarrollo industrial.

El autor es graduado de bachillerato y maestría en Ingeniería Industrial de Rensselaer Polytechnic Institute con una maestría en Administración de Empresas con concentración en Finanzas de la Universidad de Pennsylvania, Wharton School of Business. Es presidente de Convergent Strategies, una firma enfocada en ayudar a sus clientes en mejorar su competitividad y tiene mas de 20 años de experiencia en la industria farmacéutica. Estuvo a cargo de la Compañía de Fomento Industrial como Director Ejecutivo bajo la administración de Alejandro García Padilla.

El autor es ingeniero y presidente de Convergent Strategies. Posee un bachillerato y una maestría en ingeniería industrial del Rensselaer Polytechnic Institute. También ostenta una maestría en finanzas del Wharton School de la Universidad de Pensilvania. Fue director ejecutivo de la Compañía de Fomento Industrial.