Es una secuela que logra lo que pocas hacen: refrescar el género sin perder su esencia.

Las películas de acción siempre han sido sinónimo de entretenimiento puro. En la década de 1980, bastaba con ver a Schwarzenegger o Stallone corriendo entre explosiones para saber que el bien iba a triunfar. Hoy, ese tipo de cine ha evolucionado. El público exige más: quiere que lo sorprendan, que le den algo distinto. La fórmula tradicional se ha vuelto predecible.

Por suerte, ya está en cartelera “Sisu: Road to Revenge”, una secuela que logra lo que pocas hacen: refrescar el género sin perder su esencia. Dirigida y escrita por Jalmari Helander, la película nos presenta a un hombre que regresa para desmantelar la casa donde su familia fue asesinada durante la guerra, con la intención de reconstruirla en otro lugar. Pero cuando el asesino —un comandante del Ejército Rojo— lo encuentra, comienza una persecución brutal a través del país.

Voy a ser honesto: si te gustan las películas al estilo “John Wick”, donde la acción no se detiene y el protagonista parece invencible, esta es para ti. Aquí no hay espacio para la lógica. Es sentarse con buen popcorn y dejarse llevar por una historia de guerra, venganza y adrenalina. Es el clásico juego del gato y el ratón, pero entre dos veteranos con cuentas pendientes.

“Sisu: Road to Revenge” toma elementos que ya conocemos —misiles, trenes, soldados dormidos que no deben despertar— y los reconfigura con una mirada distinta. Hay escenas que parecen sacadas de un cómic bélico, pero con una ejecución visual que mantiene la tensión sin perder el estilo.

Para NotiCel, conversé con el director Jalmari Helander y con Stephen Lang, quien interpreta al villano. Ambos compartieron detalles sobre el proceso de filmación.

Lang me confesó que lo que lo convenció de unirse al proyecto fue la visión del director.

“Cuando vi la primera película, supe que estaba frente a un cineasta con profundidad y sustancia. Nunca había visto algo como Sisu”. “Es un hombre frío, sin remordimientos. Un lienzo en blanco moldeado por el sistema. No es quien soy, pero fue interesante interpretarlo”.

Le pregunté si disfruta interpretar villanos. Su respuesta fue clara.

“Me gusta actuar. Me gusta jugar a ser alguien que no soy. Los villanos suelen ser roles gloriosos, exóticos, eficientes. Son divertidos”, dijo.

Al cerrar la entrevista, Lang destacó lo que, según él, más va a sorprender al público.

“La emoción. Esta es una película violenta, sí, pero tiene un corazón emocional que aparece al principio y se revela por completo al final. Cuando los soldados lo saludan en la frontera… lloré. Fue un momento hermoso. Esa emoción eleva la película”.

Después de hablar con Lang, también entrevisté a Helander, quien regresa con una visión aún más ambiciosa.

Me contó que, a diferencia de la primera película —filmada en el norte de Finlandia bajo condiciones extremas— esta vez el clima fue más amable, pero los retos técnicos fueron mayores.

“Nunca es fácil”, admitió entre risas.

La idea de continuar la historia surgió cuando pensó en el protagonista intentando recuperar su hogar.

“Ahí entendí que esa premisa no solo daba pie a buenas escenas de acción, sino también a una emoción más grande. Sentí que era lo suficientemente fuerte como para justificar una secuela”.

Desde el inicio, Helander tenía claro que “Road to Revenge” debía ser más grande en todos los sentidos. Aunque al principio pensó en un villano más joven, cuando surgió el nombre de Stephen Lang, supo que había encontrado al actor ideal.

“Me di cuenta de que estaba equivocado. Stephen era perfecto”.

Sobre las secuencias de acción, Helander fue honesto.

“No tengo idea de cómo sucede. Simplemente me vienen a la mente”.

Lo que sí tiene claro es su amor por los paisajes abiertos.

“Me gusta filmar en lugares donde puedes ver el horizonte en cualquier dirección. No me interesa rodar en ciudades. Prefiero espacios que transmitan libertad”.

“Sisu: Road to Revenge” ya se encuentra disponible en cines.