Hinchas brasileños se levantan por sus derechos
Algunas de las barras bravas de Brasil se pusieron hoy en pie de guerra con la sugerencia de que deberían cambiar su conducta en los estadios, acabando con la samba, las banderas e incluso obligándoles a tener puesta la camisa todo el tiempo.
La polémica la desencadenó João Borba, presidente del consorcio Maracaná Entretenimiento, que gestiona el coliseo de Río de Janeiro, recién reformado, en el que podrían jugar hasta cuatro equipos de la ciudad: Flamengo, Fluminense, Botafogo y Vasco da Gama.
Borba afirmó que, en aras de la seguridad y el confort, los aficionados tendrán que adaptarse a nuevas reglas, que incluirían, según él, sentarse siempre en los asientos o vestir camiseta en las tribunas.
La sugerencia de no levantarse de la silla desagradó a los fanáticos aficionados, que están acostumbrados a saltar durante los 90 minutos de los partidos.
También acogieron con incredulidad la idea de que no hay que quitarse la camiseta, en una ciudad de playa donde es habitual que los hombres caminen sin camisa por la orla marítima y las mujeres con tops y en la que se alcanzan los 40 grados en verano.
El dirigente también dijo que 'en estos nuevos tiempos' tampoco se deben llevar al estadio banderas con palos o instrumentos musicales, que siempre fueron habituales en los partidos en Río, donde el fútbol y la samba se funden en las gradas.
El consorcio privado, que acaba de asumir la gestión del Maracaná, quiso calmar los ánimos con un comunicado para aclarar las declaraciones.
Indicó que Borba 'en ningún momento' dijo que se prohibirían esos comportamientos u objetos, sino que él aconsejó a los clubes que hablen con los aficionados para lograr cambios de comportamiento que redunden en una mejora de la seguridad 'para que las familias vuelvan al estadio'.
Las palabras de Borba soliviantaron a la Raça Rubronegra, la mayor barra brava del Flamengo, que consideró 'inaceptable' este tipo de sugerencias, que consideró como un intento de control.
'El fútbol clama por una afición apasionada, una afición diferente, que hace de la grada un reducto para empujar a su equipo amado. No podemos someternos a tal humillación, a la humillación de la autocomplacencia', dijo la Raça Rubronegra hoy en un comunicado.
El texto, titulado 'Déjennos animar!' incide en que las tribunas de los estadios brasileños 'siempre fueron sinónimo de diversión, de dinamismo y de demostración más pura del amor' del aficionado por su equipo.
La barra brava Força Jovem del Vasco da Gama superó al menos en este punto sus diferencias con la Raça Rubronegra, su enemiga acérrima.
También difundió un comunicado para 'repudiar vehementemente' que se le prohíba el uso de banderas y de instrumentos de percusión en cualquier estadio y, en especial, en el de Brasilia, donde su equipo jugará el próximo domingo contra el Flamengo.
En cambio, el Fluminense, único equipo que ha firmado por ahora un contrato con el consorcio que gestiona el Maracaná, se mostró más flexible ante los cambios propuestos.
El Fluminense recordó que el consorcio no ha impuesto prohibiciones y admitió la posibilidad de conversar con sus peñas para estudiar cambios de conducta 'que se piensan desde hace tiempo', según dijo a Efe una portavoz del club.
La dirección del equipo todavía está madurando el asunto, puesto que aún ni ha decidido el precio de las entradas en esta nueva etapa en el Maracaná.