Vuelta a la escuela, y a la tortura?
Aunque en la actualidad existe política pública para los casos de 'bullying' en los ambientes educativos, las escuelas carecen de modelos de intervención efectivos que fomenten un ambiente de paz.
Así lo denunció a NotiCel la catedrática de la Facultad de Estudios Graduados en Educación en la Universidad de Puerto Rico, María de los Ángeles Ortiz, quien recientemente publicó el libro 'Comprender, prevenir e intervenir en situaciones de acoso en las escuelas: Bullying - Enfoque estratégico'.
'No me parece que haya una iniciativa formal, explícita. Ciertamente hay dos leyes (una para el sistema público y otra para el privado) que están prohibiendo el acoso escolar. El tener la ley no necesariamente es un elemento de inmunidad contra el 'bullying'. Es un marco para fijar responsabilidades, pero la estrategia tiene que partir de la escuela, tiene que ser inclusiva', opinó la doctora en pedagogía sobre el aumento de incidentes violentos entre los estudiantes.
Para la profesora, a nivel local urgen modelos como los que han sido utilizados en Europa de forma muy efectiva, el Save, el Lucy o el Pikas,que fomentan ambientes de respeto, disciplina y diálogo abierto diciendo que no se tolera el acoso y de no inculpación.
El Sevilla Anti Violencia Escolar (SAVE) concentra en la prevención y persigue educar en sentimientos y valores para llevar a los estudiantes a asumir actitudes de respeto mutuo. Utiliza el teatro, el drama y las simulaciones para que los estudiantes a nivel elemental y secundario reflexionen y se pongan en los zapatos del otro y así desarrollen empatía. El proyecto también cuenta con una línea de teléfono gratuita para atender los casos.
Mientras que el Lucy es un método inclusivo -utilizado en varios países europeos- que intenta que los padres y los maestros se involucren para resolver los problemas entre los estudiantes. Con el fin de crear debates en los que se pueda reflexionar sobre conductas agresivas, se utiliza el juego y la fantasíapara abarcar situaciones de acoso que puedan darse en le plantel escolar, en ambientes públicos (fuera de la escuela) yen el ámbito del deporte.
Por otra parte, Pikas es un método que persigue desarticular los vínculos agresivos, como los corillos, y repartir responsabilidadentre los acosadores, al acosado y los espectadores. Contrario a las demás, esta estrategia requiere de un profesional en la mediación de conflictos por la tensión que puede provocarse al intentar que los acosadores ayuden a sus víctimas.
'Hay que trabajar con los niños que han sido abusados o que han sido sometidos a burla y acoso y fortalecer su auto estima. Hay que trabajar también con los espectadores como cómplices y con el acosador, que muy probable tiene serios problemas de maltrato', explicó sobre la triada.
Ortiz atribuyó la ausencia de estadísticas sobre este acoso a la actitud de negación que han asumido los directores escolares y los maestros sobre lo que describió como 'una actividad no deseada de un alumno a otro, donde media una situación de desbalance de poder y hay uno que se cree más fuerte que utiliza la intimidación o cualquiera de las formas que hay de hostigar en un contexto escolar'.
Según detalló los maestros y directores suelen lavarse las manos y argumentar que las agresiones físicas son actos aislados o peleas que traen desde los vecindarios.
'No hacer nada, no parar una situación de abuso es ser cómplice de ella. Situaciones de sobrenombres no deben ser permitidas en el aula. Los maestros deben tratar de entender mejor y conocer las necesidades y las frustraciones de esos niños que llegan. Deben empezar a identificar señales que abonen a que este niño no se relacione con otro, es el último en salir cuando sale el grupo completo o tiene problemas de aprendizaje', dijotras apuntar que entre las funciones de los maestros está modelar la conducta y formar el carácter de los alumnos.
De hecho, sostuvo que la poca seriedad ante el acoso escolar queda evidenciada cuando las querellas de los padres las suelen tomar como quejas y no como una señal de lo que puede estar ocurriendo en áreas no visibles para los maestros, como en los baños o antes del portón.
'Los padres, tanto de los que acosan como de los que son acosados, deben hacer equipo con la escuela. Deben establecerse métodos para intervenir, sobre todo cuando tenemos tantos casos de agresiones con objetos punzantes, de niños que sencillamente no quieren ir más a la escuela porque son víctimas de burla o de exclusión', dijo al recordar que la escuela debe ser un espacio para que ocurra el aprendizaje.
La profesora señaló que para crear más conciencia sobre la violencia que puede ocurrir cuando se dan situaciones de exclusión, cuando hacen chistes o se burlan de un estudiante o cuando hay agresión, se debe trabajar también una campaña de valores que persiga resolver los conflictos de forma creativa.
El libro, publicado por Ediciones Esperanza, se presentó en la Universidad Abierta para Adultos e Instituciones Empresarieales en Santiago, República Dominicana.