La valla que rodea la Casa Blanca debería elevarse más de un metro, según un panel de expertos en seguridad, que recomendó además aumentar el número de agentes del cuerpo de seguridad que custodia la residencia presidencial y mejorar su entrenamiento.
Estas son algunas de las sugerencias que publicó este jueves el grupo de trabajo creado el pasado octubre a petición del secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, después de que un intruso armado lograra entrar en la Casa Blanca sin ser interceptado a tiempo.
‘Una valla mejor puede proporcionar tiempo, y el tiempo es crucial en la misión de protección’, indica el informe que insiste en que los segundos extra que se pueden lograr dificultando escalar la verja pueden ser decisivos en la protección del presidente.
El panel recomienda que se eleve la cerca entre 1.2 y 1.5 metros y eliminar las barras horizontales que facilitan el ascenso, al tiempo que se tenga en cuenta la ‘tradición histórica’ de que la Casa Blanca quede a la vista del público.
‘Pero los problemas expuestos por los recientes eventos van más allá de lo que una nueva valla pueda arreglar’, apunta el informe que recomienda también incrementar el número de agentes que custodian la Casa Blanca para favorecer el relevo de turnos.
El informe señala que los agentes que protegen la Casa Blanca hacen un número ‘excesivo’ de horas, al tiempo que considera que el tiempo dedicado al entrenamiento ha disminuido ‘muy por debajo’ de los niveles aceptables.
La División de Uniformados (UD) del Servicio Secreto, que se encarga de la seguridad de la Casa Blanca, está compuesta por 1,300 agentes. Los expertos consideran que serían necesarios 200 oficiales más y 85 agentes especiales, responsables de la seguridad del presidente y su familia.
El pasado 19 de septiembre, Omar J. González, un veterano de Irak con supuestos problemas mentales, logró entrar armado con un cuchillo en la Casa Blanca y acceder al primer piso de la residencia presidencial.
El escándalo llevó a la dimisión de la directora del Servicio Secreto, Julia Pierson, que fue sustituida de manera interina por Joseph Clancy, quien se retiró del cuerpo en 2011 tras una larga carrera en la que dirigió la división dedicada a la protección de presidentes.
Pierson, la primera mujer al frente de este cuerpo, fue nombrada después del escándalo de prostitución en el que se vieron involucrados varios agentes del Servicio Secreto en abril de 2012 durante la Cumbre de las Américas en Cartagena de Indias (Colombia).
El grupo recomienda además que el próximo director sea alguien de fuera del Servicio Secreto, que tenga bagaje militar o en alguna agencia de la ley y que pueda llevar a cabo un ‘cambio de cultura’ en la organización.
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