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Opiniones

La campaña ratonil, difamatoria y corrupta

"Siento que esta columna está mucho más nítida que otras. ¿Será porque no he tenido que utilizar, ni teclear lo evidente: las iniciales, ni el nombre del partido de gobierno?", opina el licenciado Víctor García San Inocencio.

Licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

Meditaba esta tarde sobre la campaña ratonil de difamaciones que se ha desatado durante meses contra Juan Dalmau, siendo la más reciente afirmar, como hizo por escrito un senador decadente, que el candidato la gobernación de la Alianza de País es un narcotraficante.

Hay que estar muy preocupado por el crecimiento constante de la candidatura de Juan a la gobernación por la Alianza de País, cuando la histeria lleva a los calumniadores a desenmascararse tan fácilmente. Quieren que la discusión de la campaña no se dirija a recordar a sus correligionarios corruptos presos electos por la magia del “voto íntegro”, ni a sus vulgares traficantes de influencias quienes arropados por el ideal de Barbosa lo manchan cada vez que el Dios del dólar y la gula los embelesa. Una claque de autodenominados estadistas pelea a muerte contra otra para controlar los contratos gubernamentales y para cortar y “repartirse el bacalao” inmisericordemente, mientras faltan los servicios esenciales y el país se desangra en una migración sin precedentes que mina su desarrollo presente y futuro.

Es mucho más fácil tratar de demonizar al candidato del PIP y del Movimiento Victoria Ciudadana a la gobernación que afrontar la vergüenza por la forma incompetente y corrupta que ha manchado su arrasamiento del gobierno y del país durante los pasados 8 años corridos la actual administración que no se abochorna de gastar millones para pedir el voto para arrasar al país cuatro años más.

Inducir a la gente a creer que el PIP no cree en la aspiración democrática, luego de haber concurrido a todos los eventos electorales desde 1948, entre estos, 18 elecciones generales y muchas otras consultas, menos la del plebiscito del 1967, todos ellos manipulados por el colonialismo y amañados descaradamente, es un disparate que debería ser descartado de plano. Claro está se repite y repite tanto la mentira, con el deseo de que llegue a ser creída como aprendieron de los nazis estos calumniadores.

La militancia del PIP, los que hemos sostenido la vía electoral, cívica y pacífica, fue carpeteada durante décadas por defender abiertamente el ideal ennoblecedor de la independencia. Fuimos castigados y perseguidos por contar los votos y aceptar los resultados. Gastarse una probable fortuna en una maquinaria de calumnias, libretos y fotutos para repetirlas, constituye una ofensa delincuencial y alucinante. Nadie, ni ellos mismo se la creen, pero la repiten, pues no quieren que haya espacio, ni tiempo, para que se hable de la profunda decepción que ellos mismos han causado en sus ya antiguos seguidores. Quieren retener a sus electores, a los que les queden, a base de mentiras. La mentira es un acto de violencia, retener electores de esta forma, equivale a su secuestro. Inseguridad y retroceso debiera ser su lema.

La verborrea y la diarrea mental de ladrones que desprestigian la democracia canjeándola por el amasar dinero; y el atropello validado para colmo, por la fuerza del casi monopolio del poder judicial, muestra su inclinación a la delincuencia y a desprestigiar hasta la misma aspiración democrática. Claro está, reitero, “difama y distrae”, ese es su estrategia, mientras planean cómo apropiarse de la voluntad del Pueblo y secuestrarla como han hecho con la administración del aparato de la Comisión Estatal de Elecciones en donde a falta de consenso de los comisionados electorales ---¿cómo se podría consentir al pillaje? --- imponen la decisión de la nombrada por ellos presidenta interina. Mientras escribo, me doy cuenta que no he mencionado las siglas de ese partido que ha dado nombre y apellido a la corrupción, como dijo el fiscal federal Gil Bonar.

El miedo a tener que enfrentar la Justicia por sus delitos, o a tener que devolver el dinero con triple penalidad del costo de lo mal habido, crea estos libretos amarillos que suelen ser adoptados por papagayos y ramas anexas repetidoras con, o, sin fines de lucro.

Volviendo al carpeteo, la apropiación ilegal de información confidencial confesada por una funcionaria de confianza del partido de gobierno y su publicación en otro “chat”, en las redes, lo que recuerda nauseabundas prácticas de un gobernador fugitivo del cargo, dispara todas las alarmas, como también debe hacerlo la utilización de vehículos gubernamentales de la Autoridad de Carreteras como escoltas para fijar carteles de tamaño peligroso del senador Rivera Schatz en las avenidas Baldorioty y Muñoz Rivera en San Juan, tarde en la noche.

Claro está, estas “charbonerías” diminutas tendrían que pasarse por alto, porque sí, porque la impunidad es la norma cuando de evaluar la utilización partidista de recursos del pueblo se trata. El día que se investiguen las decenas y decenas de ayudantías legislativas incrustadas en las agencias del gobierno metiendo la cuchara y tratando de mandar en el ejecutivo; ese día cuando se conecten los puntos en las contratación, el abuso de los funcionarios en destaque ---cientos de estos del partido de gobierno en la CEE--- y se radiografíe la quiebra por desfalcos y abusos, el pueblo podrá calibrar lo que vale el servicio público para estos magnates de la insolencia, el pillaje y la traición a los valores superiores.

Meditaba esta tarde sobre la campaña ratonil de los macartistas de siglo XXI, y sobre cuál podría ser la próxima injuria hacia Juan Dalmau, hasta que repasé el debate entre Donald Trump y Kamala Harris. En ese revoltillo, muy lejos de ser un debate coherente, ambos dedicaron algunos minutos a una calumnia alucinante de Trump sobre unos supuestos migrantes haitianos que están secuestrando mascotas para comérselas en la ciudad de Springfield, Ohio.

Aparte del discrimen xenofóbico contra los migrantes, en este caso contra los haitianos, del candidato republicano que señaló que millones de criminales inmigrantes han entrado a Estados Unidos, no es difícil imaginar que la próxima difamación contra Juan Dalmau será que secuestra las mascotas de sus vecinos y se las come. Después de todo hay seguidores de Trump alimentando esa campaña. A propósito, ¿Qué pensaran las decenas de miles de personas migrantes, sus hijos y nietos, nuestros hermanos, que viven en Puerto Rico del señor Trump? ¿Qué pensarán de una candidata a la gobernación que apoya a Trump y es su principal alzacolas en Puerto Rico ahora mismo por oportunismo, luego de haberlo repudiado antes por ventajería, en su habitual “un pasito pa’lante y tres para atrás”?

Siento que esta columna está mucho más nítida que otras. ¿Será porque no he tenido que utilizar, ni teclear lo evidente: las iniciales, ni el nombre del partido de gobierno?

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).