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Opiniones

De la Domenech a la Chardón, visiones

La Domenech de mis recuerdos está bien cerquita en Hato Rey de la Chardón. No se pierdan el capítulo que se aproxima. Demasiados convictos federales en gestación hay, como escribió un columnista a quien respeto.

Víctor García San Inocencio.
Foto: Juan R. Costa

Fue en la avenida Domenech donde tuve mi primera oficina de abogado llevando casos principalmente de oficio de estudiantes, trabajadores y de otros tantos perseguidos y condenados de la tierra. Quizás porque mi formación católica me llevaba a ello, y porque amasar dinero no era el motor de mi vida, defendía a los clientes consolidaridad, pasión y compasión.

El propósito de ayudar al prójimo y el de servirle me acercó siempre a una visión diferente en la que la abogacía era un instrumento para hacer el bien, para promover la justicia, combatir la desigualdad y trabajar por una vida mejor para todos.

No fue difícil para mí elegir ser abogado de causas, contrario al consejo que con aprecio me dieron algunos. Tenía 23 años y una vida por delante, y el deseo de servir a mi Patria que no cesa. No fue difícil continuar e intensificar mi militancia política en un partido que era mirado por la “izquierda” como muy conservador, y por la “derecha” con sartén y mango con algo de pena.

Había ingresado al PIP a fines del año 1975 y a principios de 1976, a punto de cumplir los 18 años, atraído por la bondad de militantes que conocía en mi comunidad, por el amor a Puerto Rico de sus líderes, su vocación por la entrega y el sacrificio ---como había sucedido sacando a la Marina de Culebra--- y por la serenidad de hijos de Dios que acompañaba a quienes hacían proselitismo por la causa independentista en lucha civil, cívica y pacífica, bajo la bandera verde esperanza con la cruz de la redención.

Desde esa época me llamaron subversivo, separatista y me carpetearon, como supe años después cuando me devolvieron la carpeta que me abrieron por participar en los consejos de estudiantes. Me llamaron ateo, lo que reforzaba mi incredulidad ante la soberbia y arrogancia de quienes creían poseer la facultad de adentrarse en mi conciencia y en mi alma. Me llamaron comunista y no lo fui, ni lo soy, y creo en el derecho de las personas de ser lo que deseen, pero no dejó de sorprenderme porque era falso.

Al cabo de ya pronto cincuenta años, habiendo sido privilegiado tres veces con la Portavocía en la Cámara de mi partido, el PIP, y habiendo sobrellevado y superado ileso, la maldad y la perversión de los corruptos que utilizaron el gobierno para envilecerse y enriquecerse, confieso que contemplo con algo de incredulidad la más reciente campaña de calumnias que dirige la maquinaria del mal, de la confusión, del entreguismo y del influencismo monetario en la política por donde medran algunos políticos del PNP y del PPD.

Más que incredulidad es candidez lo que hace que me sorprenda. Quizás hacerme viejo me ha hecho más ingenuo, o me ha creado ilusiones exageradas sobre la capacidad de algunas personas de reformarse. Pero no es verdad. La corrupción de varias generaciones que se vive al interior de algunas claques del PNP es fatal, poderosa y condena a ese partido a engañar a sus propios electores utilizando de parapeto un destino político que ya el Partido Republicano de Estados Unidos acaba de vedar de su programa político.

Si alguna vez en los pasados ciento veinticinco años la estadidad estuvo en la intención de los EE UU, cosa que no está documentada en ningún lugar, hoy está más lejos que nunca. Razones de sobra como su brutal gula, ha dado la claque de quienes utilizan el PNP para el tráfico de influencias en Washington haciendo ese alejamiento que es uno constante y continuo. Esos influencistas, saqueadores, y alimañas que secuestraron al PNP, desprestigiaron a un movimiento que no tenía ninguna posibilidad, quizás porque ese “liderato” sabiéndolo, decidieron canibalizarlo todo.

Acaso es a causa de ese deteriorado entorno, es que fue posible una campaña primarista tan sucia y cuchillera al interior del PNP, donde rodaron las tripas por las cunetas, se tachó de incompetente y se prometió sacar a todo el gabinete para limpiar la casa, al punto que al victimario Pierluisi se le hizo ver como una víctima de la ambición descontrolada y desmesurada de una candidata enemiga de la verdad.

Bien es verdad, que la carencia de sinceridad, la hipocresía suprema, la superficialidad y sobre todo el carácter mendaz de la Comisionada promete pasarle factura a esa candidata en dos meses el día de las elecciones. Decenas de miles de ex electores del PNP se han sumado a cientos de miles, y van a votar por los candidatos a la gobernación de los partidos emergentes, y muchos no irán a votar. De ahí, el sobresalto, la angustia y la mendacidad de la claque y de la candidata y la evidente histeria, y su desaparición de los foros, pues su registro de falsedades es tal que no podrá sostenerse un minuto en cualquier debate, sin contradecirse. El techo del 33% de los votos obtenidos por Pierluisi, sigue descendiendo y aplasta las posibilidades de la turba de buitres y de saqueadores que ven desinflarse a su candidata y desvanecerse sus sueños de continuidad.

No hay una sola área fundamental de la vida del país --- educación, salud, seguridad, estabilidad económica, y demográfico, entre otras--- que haya mejorado hoy, comparándola con hace cuatro y hace ocho años. La electricidad es una ruina escandalosa, pero la aspirante PNP pide cuatro años más para seguir dándole a LUMA respiración de boca a boca. Después de la alocada idea del zar de la energía, vendrá la del emperador de la energía. Tanta demora para salvar a LUMA conmueve. Dista mucho de la precandidata que se los iba a comer con pique antes de la primaria Cling, cling, huele a recaudaciones.

Lo que más estremece de la enajenación de esa claque y su candidata es que borraron cinta y ni siquiera se acuerdan de los innumerables actos de corrupción y de las convicciones que han provocada bajas en sus filas de funcionarios electos. No recuerdan el chat de Telegram, ni las asquerosidades que provocaron la fuga de su gobernador Ricky Rosselló. Tampoco recuerdan las masacres de decenas de miles de empleados públicos y las embrollas multibillonarias que le costaron la gobernación a Fortuño entusiastamente apoyadas por la entonces presidenta de la Cámara. Ni siquiera recuerdan el golpe de estado de Pierluisi, ni la mendacidad de la hoy todavía acusada gobernadora postiza Wanda Vázquez; ni el desastre que está por concluir de la administración Pierluisi. Qué fácil le resulta a la candidata enajenada de la verdad ---segunda al mando de todos esos gobernadores--- sacudirse y querer presentarse como la caperucita azul, más nueva que la Navidad.

Es claro que no hay forma de que ese revoltijo cuadre, que no hay encuesta que pueda sostenerse por más que quisieran algunos de sus originadores cargarla, y todavía es aún más claro, que ella lo sabe, por eso es que han abierto las compuertas de los misiles falsificados de la campaña contra Juan Dalmau. Se trata simplemente de la desesperación suprema y el Pueblo lo sabe.

Tengo en mi recuerdo mi primera oficina en la Domenech hace 43 años. También las calumnias que me endilgaron por echar mi suerte, repito, con los pobres de la tierra. Sé que Juan Dalmau puede superar y crecer aún más por la grotesca e histérica campaña que el PNP en unión a intereses mezquinos ha montado. Supongo que Juan ha cometido lo que parecería ser un gran error en la jungla del silencio cómplice que es Puerto Rico: Prometer que va a llevar ante un Panel de Justicia y Verdad a los que provocaron la Quiebra del gobierno y que han provocado la hipoteca de los puertorriqueños por varias décadas; prometer que le va a romper el espinazo a la corrupción y presentarse en el horizonte lidereando un tsunami que va a conseguirlo.

Hoy lo escuché explicar de cómo y por qué su administración compartiría la evidencia con las autoridades federales de quienes roban en sus programas. La Domenech de mis recuerdos está bien cerquita en Hato Rey de la Chardón. No se pierdan el capítulo que se aproxima. Demasiados convictos federales en gestación hay, como escribió un columnista a quien respeto.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).