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Opiniones

Contradicciones de “nuestra” política

Nuestra política no es nuestra. La controla, impone y determina el Congreso de los Estados Unidos.

Víctor García San Inocencio.
Foto: Juan R. Costa

Puerto Rico es la colonia más poblada del mundo y una de las últimas. Las colonias no son producto de la democracia. Al contrario, existen y sirven para el capricho y los intereses de quienes las poseen.

Tenemos una Comisionada Residente ausente. Consigue estar ausente de Washington y de Puerto Rico a la vez. Últimamente quiere estar más en Washington, para mejorar su hoja de asistencia, por eso se esconde de Puerto Rico desde hace más de tres semanas.

A Puerto Rico lo manda una Junta de Supervisión Fiscal por órdenes de Washington, con poderes para anular las leyes, la separación de poderes, dejar al desnudo el sistema colonial y destripar a los puertorriqueños.

La Junta de Supervisión Fiscal traída y mantenida a súplicas de gobernadores coloniales como García Padilla y hoy, Pierluisi, gasta cientos de millones de dólares al año en contratos de asesoramiento y ni siquiera responde al gobierno, ni a los tribunales de Puerto Rico.

El extinto Estado Libre Asociado, una falsificación creada en la década del cincuenta por Muñoz Marín y el gobierno de Estados Unidos, que hoy lo repudia, todavía lo pasea en Puerto Rico un sector oportunista para ver cómo más ordeñan su cadáver.

La estadidad, otro parapeto de los grandes intereses buscones es un pretexto para seguir ordeñando la colonia. Saben bien que allá, en Washington, no les interesa ni considerarla, la juzgan inoportuna y perjudicial a sus intereses y a pesar de que llevan 125 años buscándola, cada vez más los portazos en la cara que recibe la estadidad son más fuertes.

Tanto el partido popular como el penepé tratan de tapar la corrupción y la incompetencia con el ELA difunto y con la estadidad nunca nacida.

Ambos partidos viven de sembrar miedo y dependencia, de arruinar la autoestima de los puertorriqueños y de continuar barrenando el futuro de Puerto Rico entregándolo a poderosos intereses.

En el caso del PNP su candidata a la gobernación apoya con esmero a Donald Trump, quien congeló los fondos de emergencia a Puerto Rico luego del huracán María, se hizo famoso por arrojarnos papel toalla y trató de robarse las elecciones de Estados Unidos.

Jenniffer González lo repudió, pero se ha arrastrado nuevamente abrazando su candidatura para presidente, cargo que perdió y que trató de robarse, para luego, en enero del 2020 incitar un golpe de estado donde murieron cinco personas.

Peor aún, Jenniffer González parece que no escuchó la semana pasada a Trump decir que si votaban por él, y era electo ese sería el último voto que emitirían los electores pues no haría falta hacer más elecciones. Que sepamos todavía no lo ha repudiado, sigue en Washington trapichando.

El Partido Popular Democrático, nunca fue democrático y ya no es popular entre la gente. Aspira a llegar en un sólido tercer lugar en las elecciones. Sus antiguos electores ya no lo siguen, su incompetencia e irresponsabilidad en los cargos públicos y en la política han provocado su hemorragia de electores.

El Partido Nuevo Progresista ni es nuevo, ni es progresista. Abrazado gran parte de su liderato a la incompetencia, la busconería, y la mismísima corrupción, llevan 56 años con el mismo sonsonete de la estadidad que cada vez se aleja más. Antes, desde los tiempos de Barbosa, hace 120 ó 125 años exigían la estadidad. Ya no les queda nada en la bola. Si los dejan votar, algunos de sus exfuncionarios corruptos podrían ganar el voto ausente o por correo desde la cárcel.

El PNP se llena la boca clamando por democracia, pero su liderato mayor apoya a Trump para presidente, amañaron le ley electoral y al gobierno de ese organismo donde administran con poderes plenarios. Secuestran de las papeletas a candidatos de otro partido, como los de acumulación del Movimiento Victoria Ciudadana y dicen tener, o se dice que tienen un férreo control de la mayoría del Tribunal Supremo.

El gobierno quebró y cada puertorriqueño está pagando los platos rotos. Pasados casi 10 años, todavía ninguna compañía de corretaje, banco o aseguradoras ha pagado, ni devuelto un centavo, y por supuesto, ninguno de sus encumbrados funcionarios de los que comparten responsabilidad ha sido detenido un solo segundo.

El segundo candidato en la papeleta del PPD afirma que Puerto Rico no es una colonia, mientras aspira y espera para quedarse con los restos de ese partido.

El hasta hace poco presidente del PNP y “seguro “ganador de las primarias, no hará campaña por la candidata a la gobernación de su partido ---la candidata ausente--- la misma Jenniffer, quien acuchilló a los equipos de trabajo del gobernador, a los secretarios de gabinete, a todo lo que se movía para apoyar a Pierluisi. Absurdamente, Jenniffer González, que ha sido segunda al mando del PNP por dos décadas, quiere desinfectarse de ese vínculo sanguinario y de Caín de su partido, y presentarse más nueva que la navidad. Aspira a que al PNP se le reelija por doce años seguidos con ella a la cabeza. Sí, Pepe.

Piensa la Comisionada que la nube de buitres se borra así, y que sus hechos no traerán procesos, y que nadie los investiga y vigila. Piensa que el electorado se olvida, que le da amnesia, que es incapaz de recordar los agravios de Ricky, Wanda y Pierluisi con quienes tanto cooperó, o los de García Padilla o Fortuño que es lo mismo.

Pronto en menos de tres meses, algunas de las contradicciones del gobierno y la política comenzarán a disiparse. Se acerca la esperanza, Juan Dalmau y la Patria Nueva la representan.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).