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Opiniones

Aberraciones políticas

"Sin memoria todo puede subirse a escena como nuevo, aunque sea una reedición de proyectos fracasados que se ensayan una y otra vez como relleno, para un suplicio repetitivo y perpetuo", plantea García San Inocencio.

Licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

En su acepción más liviana, una aberración es un grave error del entendimiento. En la más pesada, se trata de un acto o conducta depravados, perversos o que se apartan de lo aceptado como lícito.

Nuestra política está repleta de aberraciones. Anclada y lastrada por el colonialismo, la actividad política en Puerto Rico las naturaliza. De esta forma, muchos llaman democracia al desorden y a la carencia de derechos humanos y de poderes que provoca el colonialismo.

Asimismo, se ha afirmado por uno de los partidos políticos oficiales del bipartidismo colonial ppd-pnp, que la miseria del colonialismo que nos azota es “lo mejor de dos mundos”.

De igual modo, muchos dirigentes del partido que promueve otra aberración a la que llaman ideal, viven felizmente el coloniaje y pareciera que no les importa. Podrían esperar mil años parapetados detrás de un objetivo inalcanzable con tal de seguir ejerciendo su turbia influencia en la administración del desorden y en su ordeño.

Uno de los elementos que más contribuye a las aberraciones políticas es la carencia de memoria provocada por el “desmemoriaje” que se practica y promueve desde el gobierno. Olvidar es la clave, o adoptar una historia oficial de pacotilla, para marronear los hechos, acomodarlos a gusto y ofrecer la versión justificatoria de los disparates más comunes.

Sin memoria todo puede subirse a escena como nuevo, aunque sea una reedición de proyectos fracasados que se ensayan una y otra vez como relleno, para un suplicio repetitivo y perpetuo. El negocio de reparar los hoyos en las carreteras es un ejemplo de una aberración que se repite ritualmente, muy rentable para quienes licitan por las obras públicas. Los hoyos o cráteres aparecen y se acumulan continuamente, se parchean, y hay que sufrírselos hasta que reaparecen los letreros que anuncian la reparación que se repetirá siempre que haya “cash” y ganancias que repartir.

No se cuestiona por qué en primer lugar, dura tan poco tiempo el embreado. Ni siquiera el costo, usualmente astronómico, parece importarle al infortunado que añora la reparación “grande” que ocurrirá al menos cada cuatro años acercándose la fecha de las elecciones.

Estas ---las elecciones-- están estrechamente vinculadas al mayor número de aberraciones políticas. Quizás porque ofrecen a muchos una especie de indulto de borrón y cuenta nueva, para que los electores den por terminadas las aberraciones pasadas y para que empiece el nuevo conteo. De estreno y caripelados desfilan por la pasarela de las primarias los mismos atormentadores de siempre, con propuestas y promesas manoseadas y amarillentas, algunas que por fortuna nunca cumplen. Tan pronto reocupan sus cargos, traman ya, y reclaman que cuatro años no serán suficientes para verlas cumplidas ---nunca lo son--- anticipando que pronto reinicia su eterna campaña.

Si aberrante es ese ciclo, todavía más puede serlo la práctica de seguir votando por los mismos candidatos en este proceso donde el elector se resentencia cada cuatro años a una cadena perpetua de castigo político.

Hay formas que son aún más directas de aberraciones políticas. Tomemos el caso de la violencia que se ejerce específicamente contra la mujer. El cultivo de la amnesia juega un papel esencial en el caso del PNP. Ya casi nadie recuerda cómo, líderes principalísimos de ese partido, dirigieron toda su saña y violencia contra la Oficina que atendía los asuntos de la mujer, rompiendo su puerta, escalándola, lanzando improperios desde una turba alentada por dos legisladores que recuerdo, una de ellas mujer, la mismísima Jenniffer González y el entonces representante y hoy su némesis, Edwin Mundo.

Hay que ver cómo se llenan la boca quienes violentamente ---hay violencia física y simbólica--- se apoderaron de esa Procuraduría sembrando pininos para la violencia futura, y cómo luego han utilizado esa Oficina para ---con alguna honrosa excepción--- politiquear y como trampolín de ascenso a otras esferas. Cada vez que retumba el dolor de un alza en femicidios, me siento a escuchar a esos líderes encumbrados de hoy del PNP. Con alguna prudencia, algunos guardan “la lengua en el estuche”, aunque otros traga-micrófonos y roba-cámaras se lanzan al abordaje de la opinión pública. Lo descrito es una aberración política.

Hay otras conductas políticas que rebasan los límites del error y que rayan en lo perverso. Por ejemplo en la banda roja del PPD aspira a ser Comisionado Residente en Washington una de las últimas personas en el planeta que cree y afirma que Puerto Rico no es una colonia. Peor aún, parece querer llevar allá una misteriosa fórmula ---sólo él la conoce--- a la manera de proyecto de feria científica, para perpetuar el colonialismo en Puerto Rico. No parece creer que los puertorriqueños debiéramos todos, acordar un proceso para dar cauce a una conversación y negociación con Washington sobre cuál forma de relación política no colonial, ni territorial conviene mutuamente a ambos pueblos. Puede más el deseo de posicionarse a recoger los restos de lo que quede de PPD luego de las elecciones, con miras a las elecciones del 2028. Lo triste es que todavía los intereses ($$$) que mandan al PPD, lo cargan.

Esta semana la campaña primarista del PNP a la gobernación aceleró. Aumentó la frecuencia de anuncios y la intensidad de los insultos y de ataques abiertamente directos y de misiles balísticos por trasmano. Tienen millones de dólares---como seis millones en cifras oficiales, más los extras--- para aniquilarse con las armas de mutua destrucción masiva que poseen y tienen que gastarlos antes del 2 de junio, pues si se cierra la primaria, quien le sobre dinero y no prevalezca, tendrá que devolverlo.

Los primeros anuncios ---y mucho me temo que todos--- no dicen nada. De una parte, intentan proyectar movimiento, algo difícil de concebir en la candidata; dinamismo y empatía con el puñado de personas abrazadas o besadas, aunque algo desérticos en los extras. Los del candidato manoseado por los millones de fondos públicos gastados viciosamente, hasta antes de la veda electoral en anuncios en la campaña “haciendo que las cosas pasen”, presenta imágenes más “chic”, suaves, alisadas, casi deliberadamente guaynabitizadas, más acordes con su “Bobo de la Yuca”, “style”.

Los anuncios ahora mismo, no se pueden acoplar, ni responder sincrónicamente a la velocidad de los escándalos que aparecen día a día. Sospecho que el campo Pierluisi ha tenido que posponer su lanzamiento. Los femicidios; los ejércitos de empleados de confianza de la nómina pública favorecidos, integrados a las avanzadas; los pecados ambientales y el desmoronamiento de la Administración, la lentitud a lo “suero de brea” de las obras en diseño; toda esta realidad colapsante, como el país, no puede ser neutralizada por los anuncios. Los efectos gráficos intentan sustituir la realidad viva y distraer de alguna manera a quien los oye y ve. ¡Cuánto dinero botado en la primaria PNP!

La primaria PPD es un dormidero atroz. Su evento anterior, las primarias demócratas, "primer paso para ganar las elecciones" ---como afirmó su candidato a Washington antes de retractarse, irse a "fildear para atrás"y comerse la verja--- fue un fracaso tan estrepitoso que todos los líderes participantes han huido despavoridos para no ser asociados con la escena de la masacre. Como dijo un amigo, si a ese paciente, refiriéndose al PPD, no se le transfunden 100 pintas de sangre, se puede morir antes de noviembre. No es para menos, las triquiñuelas y tretas utilizadas contra el pre-candidato Zaragoza, bajándole la amplificación de sonido, no dejándolo hablar, o impidiéndole utilizar el apuntador; o permitiendo el abuso en medio de un debate, rayan en lo tontuel, lo tonto y lo infantil. Quizás lo infantil e inexperto del oficialismo máximo de ese partido, defina el timbre y tono de la campaña, que como dije en una columna anterior y reitero aquí, es un somnífero.

Lo anterior, es sólo una muestra fotográfica de las aberraciones políticas que se producen, mientras se consuma otra, con la pretensión de utilizar a los tribunales de mingo ---la bola blanca del billar--- para hacer el trabajo sucio de exclusión de candidatos de Victoria Ciudadana en las papeletas de noviembre. Como si ya no hubiese suficientes aberraciones.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).