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Opiniones

BUKELE, su reelección inconstitucional y la penosa adoración de un dictadorzuelo

"Miles de personas pierden su libertad mensualmente y son víctimas de persecución, incluidos opositores, bajo un régimen de terror que se proyecta ante el mundo como uno de progreso".

Licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

Cito de un parte noticioso:

“En diciembre de 2023, la Asamblea Legislativa aprobó la solicitud de Bukele de un permiso para dejar el cargo durante seis meses para centrarse en la campaña para la reelección en 2024".

“En 2021, el máximo tribunal del país dictaminó que Bukele podía presentarse a un segundo mandato, pero que debía dejar su cargo seis meses antes de que comenzara un nuevo periodo".

“En 2021, la Asamblea Legislativa de El Salvador, con mayoría oficialista, destituyó a los magistrados principales y suplentes de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general, Raúl Melara. Además, los diputados en su primer día de trabajo eligieron y juramentaron a los nuevos jueces, lo que fue criticado por la comunidad internacional por la falta de contrapesos de una democracia y el irrespeto a la separación de poderes”.

Así las cosas, el señor Bukele ha sido “reelecto” a la presidencia de El Salvador, alega él que con el 85% de los votos. Este “innovador”, que ha montado la más sistemática “legalizada” violación a los derechos humanos en el Hemisferio, torció, retorció y desbarató la constitución de El Salvador para poder correr a un segundo término contra el lenguaje expreso de la Constitución.

El expediente de Bukele con 80,000 personas metidas presas y con miles de estas sin habérsele celebrado juicio por periodos prolongados, o sin verle la cara a un juez durante largos meses, incluye la construcción de súper presidios donde miles de personas son internadas y privadas de su libertad por la simple sospecha de que podrían estar asociadas a la actividad criminal. De hecho, tener un tatuaje puede alertar a que un funcionario del orden arreste a una persona bajo la sospecha de que pertenece a alguna ganga o grupo mafioso no gubernamental. Miles de personas pierden su libertad mensualmente y son víctimas de persecución, incluidos opositores, bajo un régimen de terror que se proyecta ante el mundo como uno de progreso, donde la seguridad es el valor supremo y donde hartos de la inseguridad, muchos se pliegan y entregan sus derechos más fundamentales y los de sus conciudadanos sin pestañear.

Bukele chanchulló su candidatura a su reelección exitosa la semana pasada, cuando siendo presidente en el único término que le correspondía, consiguió que su mayoría legislativa destituyese a los jueces y al fiscal general a cargo de velar por la constitución, y los sustituyese por un grupo de “juristas” que le sirviesen para manufacturar un mecanismo para saltarse la letra de la constitución.

Así, los nuevos jueces de Bukele se inventaron “el remedio” de que si el presidente (él) y el vicepresidente, se separaban del cargo seis meses antes de las elecciones, entonces podía él ---Bukele---postularse de nuevo. Por supuesto, que esa separación del cargo, sería como fue, un ejercicio simbólico porque los testaferros de Bukele ocuparían nominalmente los cargos, a la espera de la “reelección”. La tramoya y burla se materializó a la perfección, unos Juegos Centroamericanos y un concurso de MIss Universe le sirvieron de antesala a esta masacre democrática en esta criptocolonia centroamericana. Recordemos que las criptomonedas son las otras reinas de la belleza allí.

Las criptomonedas son probablemente el nuevo instrumento de lavado de dinero mal utilizado por mafias y carteles por su elusividad, otra vez, gracias a su presunta seguridad y secretividad acompañante.

A nombre de la seguridad Bukele con la grúa de su nuevo Tribunal Constitucional ha accedido a la reelección. Supuestamente sacó, sólo su peinador lo sabe, el 85% de los votos. Pero mucha gente en el mundo se pregunta si un gobierno manchado con esa masacre constitucional y con el arresto de decenas de miles de ciudadanos puede llamarse una democracia. Sobre el “alto porcentaje” de votos, baste recordar que Hitler se agenció el 99% de los votos para anexarse a Austria antes del comienzo de la terrorífica Segunda Guerra Mundial. También hay que afirmar que una dictadura sigue siéndolo, por más que se vista de seda, como la mona que mona se queda.

A quien le aplique o le caiga el sayo lo escrito, que le caiga. Si hay algún vecino, no he mencionado nombre, como NIcaragua, que aplique las mismas torcidas lógicas para quedarse con el poder y ejercerlo violentando derechos humanos, que caiga la sentencia. Como también que caiga en una dictadura colonial caribeña llamada Puerto Rico, donde un Congreso decide lo que le da la gana y envía una Junta de Supervisión Fiscal comemundos para destrozar toda noción de autogobierno, separación de poderes y aspiración democrática por ficticia que sea.

No sé, si ni siquiera sea aceptable que desde el epicentro del coloniaje mundial, Puerto Rico, estemos opinando sobre lo que otros dictadorzuelos perfumados como el señor Bukele, hacen y deshacen. Otros dictadores mayores como Putin, Trump y el mismo Biden, con una cuota personal de sangre altísima entre los más de 26,000 civiles asesinados en Gaza, dejan chiquitos a los que podamos haber tenido en nuestra región. Pero reclamo mi derecho a pensar y a opinar aunque haya tenido clara toda la vida las consecuencias de hacerlo.

Invito a quienes exudan admiración por el señor Bukele a informarse de estos antecedentes y a que piensen lo que padecen los arrestados arbitrariamente y los perseguidos, pues historia abultada tenemos de eso en Puerto Rico con decenas y decenas de miles de independentistas carpeteados durante décadas, por administraciones del PPD y del PNP, lindo junte, aunque haya quienes no quieren recordarlo.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).