Posibles verdades, todas peligrosas
Columna de opinión del abogado y exlegislador Víctor García San Inocencio.
Las verdades a medias o manoseadas; las que llaman alternas; las opacas y aún las lúcidas, todas estas comparten un mismo recorrido: el del desencuentro con la verdad.
Existen mentiras oficiales que esconden intenciones inconfesables o inconvenientes de los gobiernos. Existen versiones oficiales, ninguna de las cuales suele converger exactamente con la verdad. Existen posturas y poses gubernativos, que no pasan de ser eso y que pugnan contra una versión completa y cándida de los hechos. Existen verdades pospuestas, es decir, que están escondidas para un momento acaso muy en el futuro en que dejarán de ser confidenciales y podrán ser reveladas, cuando ya no queden ni los huesos de quienes mintieron, ni el recuerdo de las víctimas. Lo que se cuenta mientras la verdad pospuesta se revela es por lo general falso o incompletamente conveniente.
En la ruleta donde se ejecuta continuamente la verdad, hay sin embargo, posibles verdades rotundas que ni pueden negarse, esconderse o posponer su revelación y que deben ser tomadas en cuenta para que algo de transparencia se filtre entre la bruma de acero que las oculta.
Comparto con ustedes una lista de estas verdades, todas peligrosas, y los invito a reflexionar sobre cada una, sus causas y sus efectos.
1) Puerto Rico es una colonia que pertenece a, pero que no forma parte de los Estados Unidos.
2) Puerto Rico no existe como prioridad en la agenda política de Estados Unidos.
3) Lo que ha ocurrido en Puerto Rico en términos de actividad económica general, al menos en el último siglo y cuarto, ha estado conducido para servir a los intereses de Estados Unidos, no a los del Pueblo de Puerto Rico.
4) Las colonias no existen para beneficiar a los colonizados, ni su desarrollo.
5) Nadie ha crecido ileso del colonialismo.
6) Nadie ha salido ileso del colonialismo.
7) El colonialismo como una forma de opresión, comparte resortes y procesos análogos con otras formas de opresión. Siempre será justificado por quien lo ejerce, siempre será cargado por quien lo justifica, su víctima directa será siempre el colonizado, aunque quien coloniza en el fondo se degrada y se autoinflinge el daño del perpetrador.
8) El colonialismo se vale de resortes sicológicos muy poderosos: La inferiorización o subhumanización del colonizado ---por el colonizador, y por sí propio--- junto con la dependencia que penetra, se incrusta y atraviesa todos los aspectos importantes de la vida social e individual del colonizado retroalimentan y multiplican este fenómeno.
9) La negación de la condición colonial, la negatividad a casi todo o sobre casi todo, y una visión generalmente negativa de la vida, permea la psique del colonizado, quien se culpa a sí propio de su realidad cuando logra comprenderla, o aun cuando no la comprenda.
10) En el colonialismo casi siempre los factores se juntan para erigirse en una suma cero que prolonga y profundiza el problema. Esta verdad peligrosa es tan profunda que, aun cuando formalmente se ha dejado de ser colonia ---por vía política o jurídica--- se sigue siendo colonia, a causa de los muchos colonizados en quienes se prolonga el trauma, quienes sufren condiciones materiales innegablemente coloniales. A esta situación, que los estudiosos y la literatura desde hace más de medio siglo llama poscolonial, de cómo, a pesar de haber alcanzado su independencia política, se diga que la mayor parte de las colonias del mundo habitan todavía en el territorio del neocolonialismo, del poscolonialismo o de la recolonización.
11) La condición colonial es mental, individual y colectiva, territorial y meta territorial. Al igual que otras formas de opresión como el racismo, permanece muy viva o latente presta a reaparecer virulentamente. La carencia de la verdad, o su destrucción acompaña a esta estructura de injusticia e inequidad.
12) Muchas de las violencias que se manifiestan individualmente en el presente, surgen de las cicatrices de violencias individuales previas, pero sobre todo, de sistemas de opresión presentes y pasados. La violencia tiene una genética histórico-social y económica plenamente detectable y trazable a los largo de la manera en que se estructura y manifiesta a través de las culturas, las sociedad y el paso de los siglos.
13) Hay elementos de la opresión y de la violencia que se transfieren, portan y quizás se criban y codifican en hábitos, costumbres y manifestaciones de la cultura. Esta característica les permite reproducirse y continuarse. De ahí, que sólo un esfuerzo analítico, autocrítico y consciente a través de la formación, la educación y la práctica pueda ayudar a extirpar o aplacar las huellas terribles de la opresión trasladada entre generaciones.
14) Sería un grave error atribuir la responsabilidad en solitario sobre el colonialismo y otras formas de opresión, a entes impersonales como el Estado u otros. Cada ciudadano carga y porta alguna, o mucha responsabilidad por las indignidades que su Estado y de la forma de vida conveniente que prevalece.
15) No basta la educación, la reflexión y el diálogo profundo para desmenuzar y desensamblar las estructuras de opresión y de violencia, incluida su instancia máxima, la del colonialismo que involucra la vida de todo un pueblo colonizado y del otro pueblo colonizador. Se requiere un esfuerzo mayúsculo, continuado y que sea capaz de transgredir las esferas cotidianas de lo conveniente y lo "correcto".
Estas son solo algunas posibles verdades, todas peligrosas, que debemos reconocer a la hora de creer que Mr. McCarthy, Mr. Biden, Mr. Manchin o Mr Ñemerson van a atender y resolver ellos solos el problema colonial de Puerto Rico.