No puedo imaginar qué sería de mi vida si no hubiese tenido la bendición de Dios de permitirme ser papá desde bien joven en la vida.

Convertirte en papá es como entrar en un huracán, donde el instinto de proteger lo más querido sale de forma natural, ya que no hay un libro de instrucciones, y todo lo tienes que resolver sin previa experiencia y de acuerdo con las circunstancias de la vida. Pero ese instinto te va guiando hacia lo que es correcto o, por lo menos, aun y cometiendo errores vas creciendo junto a esa criatura que te llama “papi”.

La familia va creciendo, llegan los hermanitos y la cosa se complica; el trabajo, los estudios, la separación por adiestramientos militares, los trabajos de alta responsabilidad, los ingresos y gastos. La responsabilidad de un hogar se complica y te das cuenta de que el huracán está tirando con toda su fuerza para romper esos lazos. Pero escuchas de nuevo la palabra dulce, “papi”, y es como si la calma del ojo del huracán llagara de inmediato.

En ocasiones, hasta la ruptura matrimonial puede ocurrir con esos fuertes vientos, pero no pueden tocar a esos que te llaman “papi” porque los tienes demasiado atados a tu corazón y jamás los soltarás aún a costa de tu propia vida. En el diccionario existe la palabra “exesposo” o “exesposa”, pero nunca encontrarás la palabra “exhijo” porque es algo contra la naturaleza del ser humano.

La vida avanza y luego te das cuenta de que el tiempo y dedicación que le has dado a tus hijos se va convirtiendo en la mejor cuenta de ahorros que puedas tener en la vida. Según el tiempo y dedicación que les hayas dado, así serán las ganancias de amor y cariño que tendrás en el futuro, ya que los intereses son bien altos a tu favor. Visitarlos sin avisar en la escuela, atenderlos y ver juntos sus películas, llevarlos de campamento a la playa y bosques, las caminatas a los ríos, el ser líder en las organizaciones de escutismo, deportes y artes son el mejor método de mantenerlos cerca en este huracán que durará toda la vida.

Luego vienen sus logros académicos, graduaciones, casamientos y la entrada de cada uno de ellos en sus propias tormentas donde de nuevo oirás muchas veces esa palabra mágica “papi” que te activará los sentidos para ir en auxilio o de festejo en medio del huracán. Cuando ya los vientos no estén soplando tan fuertes y la soledad y el silencio vayan ganando espacio de vez en cuando, desearás escuchar de nuevo la palabra “papi” para alegrarte la vida y saber que eres un sobreviviente más que preparó a los suyos para soportar cualquier huracán. No he sido un padre perfecto y creo que no se trata de eso, pero sí me lo he disfrutado mucho y a mí me dio resultado.

Felicidades a todos los papás en el Día de los Padres.

El agrónomo Carlos Flores Ortega es agricultor, profesor y exsecretario de Agricultura.

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Hoy celebramos el Día del Padre. NotiCel ha procurado para sus lectores las experiencias de un grupo de hijos y padres, figuras públicas, plasmadas en un grupo de columnas que publicarán durante todo el día. Felicitaciones a todos.