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Opiniones

El tumbe

Víctor García San Inocencio habla sobre el Mensaje de Estado de Pedro Pierluisi.

Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

Se ha desatado una controversia por una alegada expresión del Hon. Manuel Cidre, Secretario del Departamento de Desarrollo Económico, sobre si él le comentó a la Secretaria de Transportación y Obras Públicas quien estaba a su lado, la frase "Qué tumbe", cuando el gobernador daba su mensaje en el Capitolio describiendo los millones que se invertirán para la ampliación de unas autopistas. El mensaje del señor Pierluisi, que estuvo plagado de reclamos de cosas sobre las cuales no ha hecho nada su administración, y que pintó como hechos consumados planes, y acaso obras que están todavía en diseño, fue un enorme relato de todo lo que la Administración Pierluisi no ha hecho. Es como si se hubiese perdido el tiempo durante un año, excepto por la defensa a brazo partido que el gobernador ha asumido de LUMA, la Junta de Supervisión Fiscal ---su cliente favorito--- e intereses muy poderosos.

De hecho, el país completo sabe que el tumbe existe, propiciado gubernativamente desde tiempo inmemorial para hacerle la vida fácil, no sólo a los amigos del alma, sino a influencieros políticos, inversionistas, y a personas que operan la palanca del gran capital. El tumbe lo dieron quienes no serán investigados por generar una deuda ilícita que no era exigible, ni cobrable, y que la Junta de Supervisión Fiscal decidió incluir en el monto de la negociación y pagar en parte a sabiendas de su naturaleza espuria. El tumbe a la responsabilidad lo dieron quienes se benefician ahora del gran encubrimiento de las fechorías fiscales que por décadas cometieron ---al menos desde 1976--- validando, instigando, contratando, corretajeando, generando y cobrando comisiones por amasar esa cartera de emisiones que condujeron a la quiebra del gobierno.

El tumbe lo han dado los "exencionistas", quienes no han pagado por decenas de miles de millones de dólares al año en ganancias por décadas, creando con la intermediación de puertorriqueños, la primera gran lavadora de ganancias al sistema corporativo estadounidense que ha sido Puerto Rico. El gobernador Fortuño, luego de reclamos por décadas del Partido Independentista Puertorriqueño, las puso a pagar en teoría un 4%, pero ni aún eso pagan por completo cuando añaden otras exenciones..

El tumbe lo dierona los acreedores no asegurados, los fondos buitre quienes han recuperado a costa de cuantiosas pérdidas de los demás legítimos acreedores desde un 50% hasta un 150% de su inversión en una operación de endeudamiento capitaneada por la incompetencia en la gobernación de las dos alas del partido de la dependencia eñ PPD y el PNP. El tumbe se da en la infinidad de barriles de tocino y cochinales análogos; en los repartos politiqueros para comprar votos; en los contratos y concesiones a los amigos del alma; en innumerables incidentes de dejar pasar, dejar hacer, dejar abusar a empresarios, especuladores e inversionistas que no son fiscalizados. El tumbe lo dan quienes han recibido créditos contributivos multimillonarios sin crear un empleo, o préstamos que no pagaron, ni se cobraron por no exigirles las debidas garantías. El tumbe ¡Qué tumbe! lo dan quienes recortan beneficios, congelan por una década las pensiones, aumentan los requisitos de años de servicio y reducen el porcentaje del sueldo base que se percibirá por quienes ahora tendrán que trabajar más años antes de poder acogerse al retiro.

El tumbe lo dan quienes hunden a la gestión pública en la intransparencia, el ocultamiento, el capricho decisorio y la arbitrariedad.

El tumbe mayor es el del sistema colonial que disfraza de Constitución una que no existe, que priva del derecho a decidir su destino a los puertorriqueños y quienes han pactado ya para "abogar"con la mano monga por un cambio de status político, perpetuando con ello el coloniaje, para seguir derivando sus comisiones.

Es posible que el Señor Cidre estuviese pensando, no para sí, sino reflexionando por cuál abismo cuelga el país, cuando según alegan malintencionados acaso, mencionó el tema del tumbe. Pues estos son tan comunes en la colonia como el aire que respiramos, como las olas que suponemos todavía llegan a las playas que han permitido que nos privaticen, o tan omnipresentes como las cenizas depositadas y sueltas al aire por la generatriz carbonera de Guayama.

Nadie, creo, que haya acusado al señor Cidre de un tumbe, o dudado de su integridad. Pero sin duda, en aras de adelantar el supuesto progreso de Puerto Rico, se ha embarcado y unido a una empresa gubernamental no sólo rodeada de buitres, sino con esos buitres metidos en las entrañas del gobierno. Quizás por ello, la expresión acaso de asombro, "Qué tumbe", tampoco debiera extrañar a nadie. Hay veces que a los amos que sirve el jefe y a los amos de los amos, los dominan designios impresentables y desdichados. Cada quien escoge dónde y con quién se matricula.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).