Redundancias de un país repartido a dentelladas
El exrepresentante comenta sobre las similitudes de los políticos del PNP y PPD
Estuve en Dorado hace poco, pero debido a la gran cantidad de donativos que allí llueven a políticos electos populares y a candidatos, a gobernadores del PNP, e incluso, a uno popular que se hizo ciudadano de España, vaya lentejada, advertí que los donativos eran redundantes como el verbo mismo estuve. Les reparten donativos a ambos. Sí, fue en Dorado el municipio donde estuve.
Los políticos del PNP y del PPD se las traen cuando se juntan para asuntos de leyes y de políticas públicas, de programas y de su implantación o congelamiento. Hay similitudes de actitud, acción, inercia u omisiones que son asombrosas. Se pelean en casi todo lo cosmético, pero si es para aprobar la re-emisión de la deuda pública y para abrir las compuertas al Plan de Ajuste de la Deuda, llegan a consensos históricos y rotundos. El Pueblo lo sabe, pues esos consensos son famosos: el IVU, los aumentos al IVU, los barriles de tocino, nuevas contribuciones y los recortes a los derechos laborales y la inacción para restituirlos, la masacre al ordenamiento electoral y la lentitud para derogar ese engendro... son tantos ejemplos, que de seguro si son perjudiciales al Pueblo y beneficiosos a algún sector exclusivo, habrá consenso en el partido rojiazul de la dependencia para aprobarlos.
Por ello, es que para muchos exelectores del PNP y del PPD ---son ya cientos de miles--- es difícil diferenciar a un político del PNP de otro del PPD. Votar por unos u otros es una redundancia. Ambos partidos consentirán a las privatizaciones y a las alianzas público privadas que encarecen la vida o trastornan los servicios. Ambos partidos o facciones de un propósito común entregarán a plazos al país, sus recursos naturales, su integridad ambiental, su crédito, buen nombre y hasta la integridad de las instituciones, pues sirven a una concretera aplastante con una primitiva visión del progreso. Progreso de pocos para pocos, progreso para el inversionista privado ---y para algunos inversionistas políticos--- y retrocesos para las grandes mayorías, pues gotea muy poca riqueza desde el tope donde se concentra.
Ser líder popular o penepé es un acto de redundancia, pues de sobra han mostrado servir a los mismos amos y buscar lo mismo ---salvo honrosas excepciones--- y sólo iguala su afán entreguista, al esmero con el cual buscan nuevas oportunidades de negocio para sus amigos del alma, y, para, desde y por el inversionismo político.
El modelo político del ELA, el proyecto político del PPD, y la estadidad del PNP en cualesquiera de sus febriles e imaginadas variantes, son un fracaso y son redundantes, pues suman lo mismo: una gran resta plagada de retrocesos. Ambos son rechazados por los EE UU. La fórmula que les permitió a esos partidos turnarse cada cuatrienio en la administración en equilibrio cada vez más precario se ha roto. Ni siquiera la dependencia incentivada les sirve como escudo. Nada funciona en la colonia.
El PPD y el PNP son una gran paradoja redundante, una suma cero, un antiproyecto, y sólo buscarán allí los que buscan seguir dándole vueltas a la manigueta, mientras sacan provecho de la entrega a plazos del país repartido a dentelladas.