Un modelo cooperativo para la AEE
Columna del Lcdo. Rubén Colón Morales, Director Ejecutivo Interino del Instituto de Cooperativismo de la UPR.
El único objetivo de LUMA, u otra empresa de capital, en operar nuestro sistema eléctrico, es producir ganancias a sus inversionistas. Todo otra consideración es secundaria a la finalidad de aumentar los beneficios a sus inversionistas foráneos, quienes no utilizarán el servicio. Para incrementar la rentabilidad a sus inversionistas, LUMA tendrá que sacarle ganancias significativas a la venta de electricidad a los consumidores, y explotar al máximo a los trabajadores, pues de la sobrefacturación a los consumidores y la infravaloración del trabajo saldrán los excedentes destinados al pago las ganancias a sus dueños.
Ciertamente la AEE ha operado ineficientemente y con costos excesivos para la población. En teoría, cualquier corporación pública que proveer servicios a la población busca operar al costo mas bajo posible, pues su finalidad no debe ser el lucro. Lamentablemente, esa visión en Puerto Rico hace mucho tiempo que se desvirtuó, pues la política partidista convirtió nuestras corporaciones públicas en refugio de correligionarios incapaces devengando sueldos exagerados en posiciones improductivas. La presión política también llevó al absurdo de legislar subsidios por votos.
Si la AEE fracasó por razones extrínsecas al modelo empresarial original, resulta necesario visualizar modelos que reorienten su rumbo y que la acerquen al propósito original de brindar el mejor servicio al menor costo, pero protegida de la intervención político partidista.
Ese modelo es el cooperativo. Imaginemos un sistema de generación y distribución eléctrica, en el cual sean consumidores y trabajadores quienes democráticamente lo gestionen, procurando brindar el servicio al costo mas razonable posible, garantizando sueldos y condiciones laborales dignas. En el cual sus dueños serán todos residentes de Puerto Rico que dependerán del sistema para satisfacer sus necesidades de servicio y quienes sufrirán cualquier desatino en su administración.
La rueda está inventada. Pocos conocen que las cooperativas eléctricas brindan energía al 56% del territorio norteamericano, según datos de la National Rural Electric Cooperatives Association (NRECA); entidad que sería un gran aliado si nos proponemos transitar la ruta del cooperativismo. Tengamos claro que cooperativizar no es privatizar. Se trata de la democratización de los recursos y la toma de decisiones, para que sean los usuarios (consumidores y trabajadores) los que tomen las riendas de las empresas para maximizar servicios, en vez de ganancias.