Para el ingeniero Antonio Medina, las circunstancias de esta elección son únicas para Puerto Rico.

Las elecciones del próximo 3 de noviembre son uno de los eventos de mayor importancia para Puerto Rico en las últimas décadas. Y es que, aunque cada cuatro años los puertorriqueños tenemos la oportunidad de elegir nuestros líderes, las circunstancias de esta elección son únicas para Puerto Rico.

En el próximo cuatrienio, Puerto Rico tiene la posibilidad real de pasar por cambios trascendentales. La próxima administración enfrentará decisiones difíciles, pero tendrá una oportunidad única para crear un clima de inversión y crecimiento sin precedentes, considerando el nivel de fondos federales para la reconstrucción y revitalización del país que han estado paralizados durante los pasados años. Puerto Rico cuenta con más de $40,000 millones de dólares que nos proveerán la oportunidad para reconstruir y modernizar nuestra infraestructura. Hay suficiente dinero asignado para que Puerto Rico pueda revitalizar su economía y capitalizar sobre estos proyectos de cara al futuro.

Es importante que nuestros próximos líderes reciban durante estas elecciones un mandato claro del pueblo, exigiendo transparencia, pureza y colaboración. La salida del gobernador Ricardo Rosselló a voluntad pacífica del pueblo demostró la capacidad que tiene nuestra sociedad de movilizarse para exigir y lograr cambios. Este próximo 3 de noviembre tenemos que ir a las urnas con el mismo espíritu y dejarle saber a nuestros próximos líderes, sean quienes sean, que requerimos de ellos un compromiso con la sana administración pública. Como país, aspiramos a ser representados por líderes valientes, dispuestos a transformar la gobernanza de Puerto Rico para devolverle la confianza al pueblo. Esto no ocurre con palabras o promesas de campaña. Se demuestra con acciones.

El resultado de nuestra elección también se da en el contexto de una elección histórica en los Estados Unidos. Por primera vez en ese proceso, ambos candidatos a la presidencia le están hablando a los boricuas como fuerza electoral a nivel nacional. Ambos candidatos presidenciales han hablado de reinstalar ciertas ventajas competitivas que Puerto Rico ha tenido en el pasado, y en los próximos cuatro años podríamos ver paridad en programas federales como el Seguro Social Suplementario, programas de asistencia alimentaria, Medicare y Medicaid. Pero también se está hablando cada vez con más fuerza de devolverle a Puerto Rico ventajas competitivas para estimular el sector industrial y manufacturero, que hoy continúa siendo el motor de nuestra economía.

Recordemos que la Ley PROMESA exige cuatro presupuestos balanceados y el regreso de Puerto Rico al mercado de bonos para poder eliminar a la Junta de Supervisión Fiscal. Para eso, PROMESA también ha habilitado un proceso para reducir significativamente el costo de la deuda, proceso que debe completarse con urgencia. Con todos los fondos de reconstrucción y la posible vuelta de Puerto Rico a su base manufacturera, nuestro próximo gobernador tiene la oportunidad de negociar con la junta soluciones basadas en el crecimiento de la economía de Puerto Rico. De esta forma, dejando atrás la política de austeridad fiscal, y recortes en todas las áreas de gobierno, creando soluciones de crecimiento social y económico, que no solo ayuden a los puertorriqueños a mejorar su estándar de vida, sino al mismo tiempo cumplir con los objetivos de PROMESA.

Nuestros próximos líderes deben saber manejar todas estas circunstancias para el beneficio de nuestra gente. Deben tener la capacidad de sacar a Puerto Rico de sus años más difíciles para encaminarlo hacia sus años más prósperos. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos asegurarnos de que, ante estas circunstancias únicas, ejerzamos nuestro derecho al voto. Puerto Rico tiene que dar un mandato firme a la próxima administración.

Esta coyuntura histórica no volverá a repetirse. Tu voto es necesario para determinar nuestro futuro. El próximo 3 de noviembre ejerce tu derecho, sal a votar.