Ecuador
La artista plástico Lilliam Nieves relata cómo la emergencia sanitaria por el COVID-19 afecta al país suramericano tras visitarlo durante una residencia artística.
Una de las experiencias más enriquecedoras en las artes, la tuve a finales de febrero y principios de marzo del presente año con la residencia TrueQué en Ayampe, Manabi, Ecuador.
Como artista he estado participando de diferentes residencias de arte donde expreso, trabajo, creo, presento mi obra plástica y comparto con otros artistas. En esta última residencia con el tema Trazos y Transiciones, tuve el honor de ser elegida entre once artistas: David Jarrin (Ecuador), Cuauhtémoc Lara Razo (México), Tamia Maldonado (Ecuador), Mayro Romero, Lucía Fernanda Corbello(México), Daniel Guana (Colombia), Isadora Parra (Ecuador), Irene Domínguez (Ecuador), Alexis Cruces(México) y Alejandro Mosquera (Ecuador).
La convivencia y crecimiento que ofrece TrueQué es inigualable, en especial contar con una curaduría de excelencia a cargo de Dra. Olga del Pilar López (Colombia). También, tener presente durante la residencia al artista, escritor y activista Andrea Alejandro Freire (Ecuador) complemento en todo momento la experiencia de TrueQué. Muy agradecida a la vida por colocarme seres tan hermosos e interesantes en mi crecimiento personal y profesional.
Fuera de la experiencia artística, se tuvo tiempo de hablar sobre nuestros países y en especial sobre Ecuador por tener muchas cosas en común con Puerto Rico, en especial los malos manejos gubernamentales.
Al llegar a Ecuador, caminando hacia aduana me tomaron la temperatura, ajena a que ya tenían casos de COVID-19. Sin embargo a mi regreso a la isla me sorprendió que no me tomaran la temperatura en el aeropuerto.
Esto me causo un sentimiento de culpa horrendo; de solo pensar que habría podido traer conmigo el COVID-19 y que mi propio país me permitiera entrar sin reclamos habla del mal manejo y la falta de seriedad que en un principio se le dio a esta situación.
Los días pasaron, y Ecuador cayó en una crisis sanitaria horrorosa por los malos manejos del gobierno. Las noticias locales e internacionales divulgaban la situación en las calles de Ecuador, cuerpos en casas y en las calles por días, mascarillas a las estatuas en vez de repartirlas, aumento en la violencia doméstica y de género, derrame de petróleo en la Amazonia dejando a más de 150 comunidades sin agua y comida, recortes presupuestarios que afectan directamente a la educación y la cultura, y lo peor, brutales represiones durante las manifestaciones en protestas pacíficas por parte de la policía.
La entrevista realizada por Caroline Kim para Lateinamerika Nachrichten a la poetisa y activista Yuliana Ortiz Ruano resume la situación de Guayaquil : “Ecuador es uno de los países latinoamericanos que más se ha visto afectado por la pandemia del coronavirus".
El número de infectados y muertos en relación al número de habitantes es de los más altos de la región. La mayor parte de los casos se concentra en la región Guayas y en la ciudad portuaria de Guayaquil. Como puerta al mundo, con aproximadamente 2.3 millones de habitantes y además un millón de personas que diariamente viajan a la ciudad para trabajar, Guayaquil es la ciudad de mayor importancia económica del país y al mismo tiempo la ciudad con más desigualdad social.
A pesar de que haya habido una implementación temprana de la cuarentena en el país, la situación se agudizó: El miedo al contagio llevó a situaciones de pánico en las que diversas estructuras públicas fallaron en una especie de efecto dominó. En abril, imágenes de horror pasaron por los medios internacionales, en las que se vieron cadáveres en las calles y en fosas comunes.”
Lo poco que pude ver de Ecuador, me llenó muchísimo. Las playas de Ayampe, su mitad del mundo, su arte, su cultura, la artesanía, los museos, su malecón, los mercados y lo más hermoso su gente, me sobrecogió de gran manera por el lazo tan especial que se formó en esta residencia.
En Puerto Rico continúa y va en aumento la corrupción, la desinformación, la desigualdad en todos los sectores, la burla y desorganización del gobierno, el hambre, el desempleo, desastres a nuestros recursos naturales, violencia doméstica y de género. ¿Qué futuro queremos? ¿Qué futuro nos tocará? ¿Que realmente queremos y que esperamos sino se lucha?
Recordando las palabras del economista y científico social José Luis Sampedro (1917-2013): “ La crisis del pobre es mucho más grave de la crisis del rico”, me hace pensar en el miedo que tienen los corruptos al robar el dinero del pueblo. El miedo que los arropa de carecer de bienes, la soberbia de tener a toda costa lo que desean, la miseria de maltrato a otro ser humano. Su crisis, su cuarentena, su odio es productivo; tu cuarentena, no es la misma que la mía. Para ustedes corruptos gubernamentales fue productivo mientras que para mi al igual que a muchos fue y sigue siendo una catástrofe, una maldición y un castigo.
Mis hermanxs residentes y yo seguimos en comunicación, pendientes unxs a otrxs, les llevo en el corazón por tanta injusticia a la que nos enfrentamos y las cuales siguen en aumento. Que la voz que nadie puede callar, la lucha y la resistencia que nos une por un mejor país y justicia social nos acompañe siempre.