Las cosas por su nombre
Ada Marie Plaza Nieves destaca que es importante hacer visibles los crímenes de odio que no sólo se limitan a quitar la vida, también la constante violencia en contra de la dignidad del ser humano disfrazada de “humor”.
Tras la conmemoración del “Día Internacional en Contra de la Homofobia y Transfobia”, es importante hacer visibles los crímenes de odio que no sólo se limitan a quitar la vida, también la constante violencia en contra de la dignidad del ser humano disfrazada de “humor”.
Esa violencia cubierta, es la gasolina que enciende el motor del crimen. Los chistes sin gracia, comentarios hirientes, la burla insistente, siempre hecha desde la anulación y una superioridad que no se cuestiona, es el retrato podrido de una escena normalizada que se repite a DIARIO en Puerto Rico.
Debemos reflexionar y preguntarnos, ¿cuántas Alexa viven cada día llenas de miedo mirando por un espejo los mismos señalamientos? ¿Cuántos de nosotros nos hubiésemos reído o temido frente a un/a transgénero que nos llama la atención como resultado de la invisibilidad que sufren? Luego del asesinato AÚN IMPUNE de Alexa, ¿hemos aprendido algo?¿Seguiremos viendo con odio o como algunos ahora buscan llamar, “con humor”, a personas que en muchas ocasiones no son amadas y han sido despreciadas desde el propio seno de su hogar?
Llama la atención la defensa de muchos ante las acusaciones de quienes utilizan los espacios comunicativos para odiar y mostrarse como son. Llama la atención que se vea como poca cosa el discurso repetitivo que encendió el impulso violento que termino quitándole la vida a Alexa, a Serena, a Layla... ¡Y MUCHAS OTRAS MÁS!
El usar medios de comunicación desde plataformas de alcance tiene una responsabilidad. Pretender alimentar el discrimen y el odio mediante la incitación hacia un sector marginado de la población, y después desvincularse de los resultados, es un ACTO DE COBARDÍA. No existe “personaje” cuando el mismo discurso se repite bajo el pseudónimo y bajo el nombre de pila. El "humor negro" es la excusa de los que, tras la máscara del chiste, su única intención es hacer sentir inferior a otros.
¿Podríamos imaginar el humor negro de los alemanes en pleno holocausto? Quizás les parecía gracioso la humareda de los campos de concentración. Quizás el "humor negro" en la época de la esclavitud, consistía en lanzarle un hueso a los negros como perros. Quizás, el "humor negro" de los hombres antes del derecho al voto de la mujer, consistía en decir que ellas serían buenas votando entre la cocina o los hijos. Si ponemos en perspectiva el supuesto "humor negro", en cada época pasada, NO nos parecería tan gracioso HOY.
Y ante esto deberíamos preguntarnos, ¿debemos callarnos ante el agresor? ¿Importa acaso quién sea? ¿Cambia el discurso? ¿Es político acusar a alguien que, desde el privilegio aparente, ataca a la dignidad de una población marginada? ¿Se reirán cuando, bajo un discurso similar, sea usted o un familiar, el blanco de alguna agresión motivada por el odio?
Si hay algo cierto y que quedó evidenciado en aquel chat de Telegram y el hilo discursivo de odio disfrazado de “humor” es, que bajo las apariencias, todo es MUCHO PEOR a lo que se ve.
Comencemos a llamar las cosas por su nombre. No seamos HIPÓCRITAS.
La autora es una columnista invitada de NotiCel. Posee un bachillerato en Justicia Criminal con una concentración en Investigación Criminal de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Actualmente, es maestra en el área de humanidades a nivel superior y escritora a tiempo parcial.