La dosis nos cura, la sobredosis nos mata
El empresario puertorriqueño Rafael E. Rojo, opina que necesitamos gradualmente activar todos los sectores productivos, mientras se cuida a la población vulnerable y se evitan actividades sociales con aglomeración de gente.
Hay que reconocer que el pueblo se ha comportado a la altura que exigen los tiempos. Los sacrificios que se la han pedido a los ciudadanos no son poca cosa. Pedirle a la gente que se quede en sus casas por seis semanas sin salir, es fuerte. La dosis a tiempo fue adecuada, pero tengamos cuidado que la sobredosis no sea peor que el virus.
Aunque algunas de las medidas impuestas por las ordenes ejecutivas puedan tener méritos, la mayoría de las jurisdicciones en países libres y democráticos han recurrido a un llamado de civismo a sus ciudadanos y no necesariamente a órdenes tan amplias dictadas por el Gobierno en toda actividad, protegiendo así precedentes que pudieran atentar contra la Constitución y los derechos de libertad individual que muchos atesoramos.
Aún así, entendiendo la seriedad del virus, la fragilidad del sistema de salud y preocupados por la salud colectiva de la isla, la inmensa mayoría de los puertorriqueños bajamos la cabeza y accedimos a darle tiempo al Gobierno para prepararse- comprar pruebas, ventiladores, camas de hospital, organizar sus datos y hacer el rastreo de personas infectadas, “contact tracing”. Le dejo a cada cual calificar la labor del Gobierno en esta gestión.
En cinco semanas aprendimos que fuimos la jurisdicción de la nación mas restrictiva hacia la economía. En 46 de 50 estados gran parte de los proyectos de construcción permanecieron trabajando con estrictas medidas de seguridad. Adicionalmente, en la mayoría de los estados nunca cerraron las manufactureras, las ferreterías, los talleres de mecánica, las lavanderías, entre otras actividades más que incluyen las pocas que aquí permanecieron abiertas.
Mirando hacia atrás, haber sido mas estrictos que el resto en las primeras dos semanas tuvo mucho valor y sin duda salvó vidas.
Sin embargo, de qué nos vale si no somos igual de ágiles en reactivar nuestra economía, pues ya empezamos a ver varios estados y países del mundo, que adoptaron medidas menos restrictivas que las nuestras, y aún así, están empezando a abrir sectores adicionales de sus economías, con los debidos cuidados que hemos aprendido a tener.
Dudo que en estos lugares sean insensibles a cualquier vida humana. Sin embargo, considero que están poniendo en la balanza los riesgos de controlar el virus contra los riesgos sociales que implica perpetuar una economía cerrada, pues simplemente, no es sostenible que el Gobierno siga manteniendo a casi toda la población aislada y luego se haga cargo permanentemente del sustento de todas las personas desempleadas a causa del impacto negativo a la economía.
Tenemos que cuestionarnos si el Gobierno está analizando ambas caras de la moneda cuando el Secretario de Salud, a la vez que admite que se estaban contando doble muchos contagios, le recomienda a la Gobernadora que extienda el toque de queda hasta junio.
Las pruebas son importantes, pero existen maneras científicas alternas de modelar y proyectar la situación basadas en las muertes locales, correlacionadas con datos del comportamiento global del virus.
En Puerto Rico hay científicos haciendo dichos análisis con conclusiones muy diferentes a las del Gobierno. Estos análisis levantan preguntas importantes que deben ser atendidas:
¿Cómo es posible que estemos en la sexta semana de cuarentena, la enfermedad dura de dos a cuatro semanas y el Gobierno nos diga que el pico va a ocurrir ocho semanas luego de entrar en cuarentena?
¿Por qué no se ha provisto los datos de cuántos pacientes se han recuperado?
¿Cómo pueden haber 1,751 pruebas pendiente de resultados si sabemos que hay capacidad de analizar 1,350 pruebas diarias? ¿Por qué se informan a cuenta gotas?
¿Cómo es posible que todos los hospitales reporten menos casos del virus si el Gobierno nos dice que estamos en camino al pico de los contagios?
¿Por qué parece no estar actualizados los datos de personas en ICU con ventiladores?
Es vital que para que el Gobierno cuente con la cooperación de la ciudadanía exista total transparencia y el pueblo pueda entender los datos. A no ser que las respuestas a estas preguntas que sean contrarias a la lógica (“counterintuitive”), da la impresión de que los datos no apoyan la petición de extensión que hace el Secretario de Salud; todo lo contrario.
No podemos permitir que el miedo nos controle, a todos nos preocupa el coronavirus, sin embargo, hay que poner las cosas en perspectiva.
Basado en las estadísticas de Estados Unidos, tenemos 94 veces mas probabilidad de morir en un accidente de tránsito que del Covid-19. El virus vivirá entre nosotros hasta que surja una cura o vacuna, por eso tenemos que aprender a convivir con la enfermedad.
La solución ya no puede ser aislamiento, nos tenemos que mover hacia la protección de las poblaciones vulnerables, evitar actividades sociales con aglomeración de gente, pero necesitamos gradualmente activar todos los sectores productivos estableciendo protocolos estrictos de distanciamiento social, educando a la fuerza laboral y proveyéndoles equipos y medidas para proteger su salud y la de sus familiares.
Evitemos la sobredosis, la economía y la salud de nuestra gente van de la mano.