Brasil cuenta con una población carcelaria de 567,655 presos hacinada en cárceles cuya capacidad está limitada a 357,219 cupos, según datos divulgados hoy por el estatal Consejo Nacional de Justicia (CNJ).

La estadísticas retratan el problema de hacinamiento en las cárceles brasileñas, en donde el número de presos supera en un 37 % la capacidad del sistema y genera un déficit de 210,436 cupos.

La propia CNJ admite que la situación sería más grave si los 146,936 brasileños que actualmente cumplen condenas en régimen de domiciliar, es decir en sus propias residencias, tuvieran que ser enviados a los penales.

Parte de las personas en prisión domiciliar recibió ese beneficio ante la falta de cupo en las cárceles.

Incluyendo a los que cumplen prisión domiciliar, el número de presos llega a 715,655.

‘Considerando las prisiones domiciliares, el déficit de cupos en las prisiones brasileñas sube a 358.000. Si contamos el número de órdenes de captura aún no cumplidas, de 373,991, la población carcelaria del país salta a 1.08 millones de personas y el déficit en las cárceles a 731,781 cupos’, afirmó el supervisor del

Departamento de Fiscalización del Sistema Carcelario del CNJ, Guilherme Calmon, citado en un comunicado del organismo.

La CNJ explicó que el estudio inédito sobre el número de presos en Brasil fue elaborado con base en consultas hechas en mayo pasado a todos los jueces de ejecución penal en los 27 estados del país.

‘Hasta ahora la cuestión carcelaria era discutida con referencias estadísticas que tenían que ser revisadas.

Tenemos que considerar el número de personas en prisión domiciliar en el cálculo de la población carcelaria’, agregó Calmon.

El funcionario explicó que la régimen domiciliar puede ser concedida a cualquier preso, principalmente por problemas de salud que no pueden ser tratados en prisión.