Los cuerpos de los dos pilotos que viajaban en la nave que se estrelló en la laguna Torrecillas, en Carolina, fueron encontrados esta mañana por los buzos que realizan las labores de rescate, confirmó poco antes del mediodía Nino Correa, coordinador de Búsqueda y Rescate de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias.

Uno de los tripulantes fue identificado en principio como Uriel Bristol y podría ser el dueño de la empresa Jet One, pero aún no hay confirmación sobre esto. Su hija, Tamara Bristol Romero, llegó hasta la escena, y otros familiares de ambos pilotos se encuentran también en en lugar del accidente.

Los tripulantes quedaron pillados en el interior de la aeronave, que se encuentra a una profundidad de entre 40 a 50 pies, en un sector de la laguna donde no hay visibilidad, debido a la turbidez generada por los manglares y la profundidad.

El accidente ocurrió al filo de las 8:00 de la mañana al final de la pista 08 del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín de Carolina, cerca del condominio Costa Marina en la Urbanización Vista Mar Marina, al final de la avenida Pontezuela, en Carolina.

Aún las autoridades mantienen versiones opuestas sobre si se trata de un bimotor DC-4, un Convair 440 o un monomotor DC-3 y el nombre de la empresa dueña del avión. No obstante, según el área de operaciones del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, la nave pudo ser un Convair 440 de la empresa de carga Jet One Express.

El avión, que tenía más de 60 años volando, llevaba en su interior unas 2,500 libras de carga y se dirigía hacia la isla de San Martín, con un cargamento de pan y alimentos de la empresa Holsum.

La nave aparentemente sufrió un desperfecto mecánico que provocó que uno de sus motores se apagara al momento de despegar desde el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín.

Inmediatamente el piloto declaró una emergencia y solicitó a la torre de control que le asignara una pista para retornar al aeropuerto. Casi de inmediato se informó sobre humo en la cabina y, segundos más tarde, el avión cayó.