Cierre de alto voltaje en la Copa América
Los capitanes y estrellas el fútbol, Lionel Messi y James Rodríguez, se ven las caras hoy en el duelo final entre Argentina y Colombia.
MIAMI — La emergente selección colombiana, invicta en 28 partidos, reta este domingo, en la final de la Copa América de Miami, a la selección argentina, la campeona que quiere culminar un ciclo triunfador con su segundo título consecutivo, despedir con honores a Ángel di María y volver a coronar a Leo Messi.
Argentina y Colombia miran a los ojos a la historia en el estadio Hard Rock. 'La Scaloneta', porque puede situar a la Albiceleste como la selección con más títulos sudamericanos, deshacer el empate a 15 con Uruguay, y lograr un 'triplete' que solo tiene España (torneo continental-Mundial-torneo continental). La tricolor colombiana, porque ansía ganar su segunda Copa, veintitrés años después, y proseguir una racha que, de momento, ya supera la que estableció en 1994 la selección de Pacho Maturana.
Invictas y confiadas
Argentina ha mostrado la jerarquía de la campeona, que no necesita jugar bien para solventar sus partidos. Con Messi intermitente, el equipo de Lionel Scaloni cuenta con el mejor arquero del torneo, Emiliano Martínez, y un ataque solvente, en el que han respondido tanto Julián Álvarez como Lautaro Martínez, a los que el técnico ha ido alternando.
Colombia ha mostrado un juego coral. Tan solo ha recibido un gol más que Argentina (2) y se ha repartido sus 13 goles entre ocho jugadores. Pero, sobre todo, ha contado con el mejor James Rodríguez, renacido en Estados Unidos, con seis asistencias y un nivel de juego que ha recordado al del jugador que asombró al mundo hace diez años, en el Mundial de Brasil.
La selección colombiana ha transitado, además, por el lado más duro del cuadro, lo que le ha obligado a dejar por el camino a Brasil y Uruguay, esta última con una trifulca incluida entre aficionados y jugadores celestes, que se enzarzaron en una pelea en las gradas cuyas consecuencias aún se prolongan.
Llega la final incendiada a Miami por este episodio, que no ha hecho sino avivar la rivalidad entre argentinos y colombianos. Hay en la Albiceleste el deseo de vengar a Uruguay, con cuyos jugadores mantienen una buena sintonía, y tiene la Selección Colombia ganas de revancha, después de que la semifinal de hace tres años se resolviese con una tanda de penaltis en la que 'Dibu' Martínez desquició a los lanzadores colombianos con sus provocaciones.
La última Copa de una generación
Para Argentina, además, está la despedida a una generación que solo a última hora tocó la gloria.
Es seguro el adiós de Ángel di María, que jugará su último partido con la Albiceleste. Reconocido al fin como indispensable en los éxitos de su selección, el 'Fideo' se marcha aclamado por la grada y añorado por sus compañeros, que han tratado de revertir su decisión desde que anunció sus intenciones en noviembre, después de vencer a Brasil en las eliminatorias.
Para Nicolás Otamendi y Leo Messi no es un adiós definitivo, porque parece seguro que seguirán, pero sí su última Copa América. El 'general', con 36 años, ya ha tenido un protagonismo residual en el conjunto de Scaloni. Messi, recién cumplidos 37, solo se plantea el día a día, con el Mundial de 2026 aún lejano.
El técnico argentino, Lionel Scaloni, está pendiente del estado físico de Gonzalo Montiel, que con un molestias en un tobillo se perdió el entrenamiento del jueves pero volvió a entrenarse un día después y podría ser titular.
En Colombia, Néstor Lorenzo tendrá que reemplazar a Daniel Muñoz, el mejor lateral derecho de la Copa, que fue expulsado contra Uruguay y que probablemente será sustituido por Santiago Arias. También preocupa el estado de Richard Ríos, una de las revelaciones del torneo, que acabó con molestias la semifinal.
En un Hard Rock repleto, con la entrada más barata en la reventa a más de 2.000 dólares y la actuación de Shakira en el entretiempo -al estilo de la Superbowl-, Argentina y Colombia afrontan un partido tenso, de pierna fuerte, en el que puede triunfar quien mejor controle sus emociones. Una final para la historia, en la que el campeón pone en juego su título ante el mejor retador.