Reflexiones sobre la 'Semana del Hipismo'
Con su estilo único, nuestro hípico residente, Tomito Muñiz, nos da su perspectiva sobre la actual celebración de la Semana del Hipismo, y sobre esa especial relación entre el hombre y el caballo.
Durante estos días, los puertorriqueños están asediados por información referente a 'La Semana del Hipismo': una llamada celebración a los más de 100 años en que el hipismo ha sido nervio de la columna vertebral deportiva de nuestra isla.
Permítame estar en desacuerdo con la fijación arbitraria de tiempo a una relación tan personal como ha sido la de Hombre-Caballo.
Las carreras de caballos en Puerto Rico se llevan a cabo, desde la primera vez que dos 'caballeros' decidieron medir la velocidad de sus animales equinos, probablemente un poco tiempo luego de la llegada de los españoles a la isla, hace ya más de cinco siglos.
Aunque aplaudo la decisión de los operadores del hipódromo en celebrar el deporte y de las autoridades de turno en oficializarlo, nuestro deporte no está en momento de estar celebrando su historia.
Los que verdaderamente deseen reconocer las funciones de todas las personas que han vivido el deporte, y han vivido del deporte, deberían trabajar para conseguir que las carreras de caballos regresen al sitial histórico y social que se merecen, patrocinando el que puertorriqueños con capacidad económica y moral vuelvan a interesarse en ser sus partícipes activos.
Los criadores de Puerto Rico, que llegaron a producir purasangres capaces de competir de tú a tú con los mejores del mundo, están desapareciendo a un ritmo que hace imposible mantener el plan de carreras planificado por el gobierno.
Aunque en varias ocasiones oímos a funcionarios hípicos vanagloriarse del éxito de las actividades, asistir al hipódromo en una tarde de carreras regular es como asistir a una caverna prehistórica que todavía contiene algunos fósiles vivientes.
El hipismo, a nivel mundial, está pasando por la misma situación.
El gobierno, que genera muchos más ingresos en otras ramas del negocio de las apuestas, puede aplacar ese deterioro. La primera medida que debe tomar es volver a darle incentivos contributivos a los que producen 'las estrellas' del deporte: los criadores de los ejemplares nativos y los dueños de establos que los corren.
La gerencia de Camarero Racetrack podría reducir el número de tandas hípicas semanales, logrando 'matar dos pájaros de un tiro'.
Primero, los caballos durarían más tiempo en acción y los grupos de corredores serían más nutridos, algo que prefiere el apostador. Además, le daría un respiro al bolsillo del apostador habitual.
Pero… no le hagan caso a Tomito, que lo que pasa es que 'está en contra del Hipismo', aunque lo haya vivido desde niño y juegue todos los días de carrera.
Feliz Semana, amigo Hipismo. Espero verte en mejor salud el año que viene.