Los tres miembros de la familia asesinada la semana pasada en Guaynabo estarán juntos eternamente luego que sus restos fueran sepultados este miercoles en la tarde en el Cementerio Nacional de Bayamón, donde familiares, amigos y allegados de las víctimas acudieron para dar el último adiós.

Bajo estrictas medidas de seguridad, que incluyeron límites a la prensa, el exmilitar Miguel Ortíz Díaz; su esposa, Carmita Uceda, y su hijo, Michael Ortíz Uceda, de 15 años, fueron sepultados en el campo fúnebre.

Desde su llegada al cementerio, los tres féretros, dos color verde oscuro y uno blanco, estuvieron juntos y escoltados por empleados del lugar. La actividad, que duró unos 45 minutos, estuvo acompañada por tres disparos de salva y el tradicional himno de toque de queda a través de la trompeta.

Antes del servicio privado, el cortejo fúnebre pasó por la American Military Academy donde Ortíz Díaz laboró por más de 20 años. A la ceremonia fúnebre asistieron, por lo menos, 300 personas que anterior al sepelio estuvieron en la funeraria Guaynabo Memorial en la avenida Esmeralda. A sus salida de la funeraria, los familiares de las víctimas iban acompañados de dos menores que cargaban una pancarta que leía, ‘No al rencor; sí al amor’.

En tanto, el cuerpo de Clementina Ciriaco López, de 71 años, fue cremado y sus cenizas serán trasladadas a Perú, su país de origen, y donde viven el resto de sus hijos, quienes llegaron a Puerto Rico para los servicios funerales. Estos tres familiares permanecerán en la Isla hasta el 14 de diciembre, aunque sus visas fueron otorgadas hasta un periodo de seis meses.

Por su parte, los dos acusados por la masacre, Christopher Sánchez Asencio y José Bosch, continúan internados en la Cárcel de Bayamón bajo estrictas medidas de seguridad.

La vista preliminar de los imputados por asesinato en primer grado, violación a la Ley de Armas, secuestro agravado y tentativa de asesinato será el martes, 2 de diciembre a las 9:00 a.m. en la Sala 404 del Tribunal de Bayamón.