Por 31 años, la maestra Zayda Torres dejó de cotizar al Seguro Social, enfrentó una cada vez más grande carga de trabajo por los mismos sueldos bajos y hasta usó buena parte de ese mismo sueldo para comprarse los materiales que necesitaba para cumplir con su labor docente.

Ahora que enfrenta el retiro, siente que los que deberían ser sus años más estables, se han convertido en sus años más inciertos.

Torres, maestra de kinder en la escuela elemental Luis Muñoz Rivera de San Lorenzo, es una de muchas maestras del sistema público que decidió adelantar su fecha de jubilación ante los vientos huracanados que han soplado todo este año para los servidores públicos.

En mayo, un contacto en el gobierno le alertó que si no iniciaba el proceso de jubilación para junio podría perder muchos beneficios. Entre ellos, que se reduciría en un 10% la retribución promedio con la que se calcula su pensión debido a la reforma del Sistema de Retiro de Maestros (SRM) que todavía no ha sido presentada. Torres todavía no sabe cuál será su pensión, pero confía en que la movida le ayude a por lo menos a conservar sus beneficios.

Y es que Torres, al igual que los demás maestros del sistema público, necesita preservar todo lo que pueda para sus años de retiro por el hecho de que, al no cotizar Seguro Social, sus beneficios de Medicare son limitados y tendrá que seguir costeando planes médicos privados para su familia que, en su caso, representan $426 mensuales.

‘Esta reforma es injusta, porque en la época que más tú necesitas tener estabilidad, tendrás un futuro incierto’, apuntó.

La maestra detalló como su rol de maestra no ha sido una labor fácil, al punto que ha tenido que hasta comprar materiales para poder impartir sus clases. Además, la carga de trabajo se ha incrementado en los últimos años al requerírsele hacer planes diarios o semanales de los currículos educativos que imparte a sus estudiantes, con sobre 10 páginas cada uno.

‘Mi esposo dice que yo gasto el sueldo en el trabajo’, relató.

Pero la parte más fuerte, según dijo, es que ‘el trato hacia el maestro ha bajado mucho. Tú te sientes bien porque tú te das valía’.

La mujer opinó que entre sus compañeros existe desconocimiento sobre como manejar un adelanto en la fecha de jubilación para que cualquier reforma les afectara menos.

Torres augura tiempos malos para el magisterio si los grupos que los representan no se unen para enfrentar la amenaza a su retiro y catalogó como el ‘error más grande’, el que la representación del magisterio esté dividida.

A su entender, hasta que no se cree una entidad en la que todos los gremios magisteriales estén unidos y que verdaderamente representen a los maestros, la situación ‘va a ser peor’.

Una vez el Ejecutivo presente la reforma a la Legislatura, anticipó que se desatará una estampida de maestros hacía la jubilación temprana o la emigración, y es ahí cuando prevé un caos en el sistema educativo público en cuanto a los recursos disponibles, principalmente en materias especializadas como química.

Por esto, la mujer ha ponderado ofrecer sus servicios gratuitamente si para el próximo enero no se asigna otra maestra de kinder a su escuela.

Pero ese amor por la enseñanza no borra por completo la frustración de Torres, para quien el choque mayor de una reforma es el pensar en la sacrificada vida laboral que día a día tienen que lidiar los maestros, para que luego de ‘tú hacer tanto, esperar tan poco’.