El huracán María a través de los ojos…

‘Dios siempre me protege’. Con estas palabras Careliz Michelle, de apenas siete años de edad, describió su experiencia durante el embate del ciclón María. Junto a su progenitora y abuela relató NotiCel los momentos en que el huracán azotaba su casa en el barrio Carraízo de Trujillo Alto y cómo junto a sus seres queridos pasó largas horas confiada en que todo saldría bien.

Aunque tuvo miedo ‘y fue bien malo’, la pequeña Careliz aseguró que la pasó ‘bien’ con su familia, jugando y compartiendo mientras pasaban las horas de fuertes vientos y mucha lluvia.

‘La gente no entiende que Dios siempre nos salva. Aunque se destruyeron muchas cosas, Dios hizo un milagro, porque estamos vivos’, señaló la menor con una amplia sonrisa.

Careliz fue a visitar a su bisabuela para ayudar en los daños que sufrió su residencia en Cupey. Allí encontró que su casita de patio estaba destruida. ‘Yo tambien perdí mi casita’, añadió.

Ancianas sin medicamentos ni comida, postes y tendido electrico caídos encima de residencias; calles incomunicadas son la orden del día en las zonas rurales de San Juan tras el azote del huracán.

Tal es el caso de Ana Galíndez Ramírez, una persona de edad avanzada que apenas tiene movilidad asistida con un andador. Vive sola y durante el huracán una puerta de cristal de su residencia se rompió provocándole cortaduras. Aunque padece de diabetes no tenía la insulina necesaria y apenas había dos galletas.Tampoco tenía agua apta para consumir. Su único hijo vive en Estados Unidos.

Galíndez vive en la calle Santa Teresa de Jornet, antiguo camino del Hogar del Niño en Cupey, donde este miercoles la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, acompañada de rescatistas de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en ingles) de Houston y Nueva York así como personal de manejo de emergencias municipal recorrió el área.

El personal limpiaba el camino para dar acceso al Hogar a residentes religiosas y niñas del Departamento de la Familia. Un inmenso árbol obstruía la entrada.

‘La pasamos con el mismo susto que todos pero confiadas. Aquí tenemos cinco casas y 20 niñas’, explicó a a este diario la religiosa Mirna Velez, de la Congregación Amistad Misionera en Cristo Obrero (AMICO) y directora del Hogar.

Dividieron las niñas entre dos y 15 años de edad por grupo en las casitas y ‘en cada grupito había dos hermanas’.

‘La verdad es que para nosotros, aunque nos preparamos informándole a las niñas previamente de los riesgos fuera y los días sin agua y sin luz, ellas la pasaron bien’, aseguró.