Despues de escuchar la conferencia que presentó el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) a inversionistas para la futura emisión de $3,500 millones, me pregunte: ¿Que acaba de ocurrir aquí? ¿Cómo llegamos a caer en las manos de estos fondos de inversiones que ultrajan y atentan contra nuestra soberanía nacional, cobrando intereses usureros y pidiendo aceleración de pago en la eventualidad de que no podamos pagarles? Lo que más entristeció fue escuchar al amigo Jose Pagán decirles que estábamos en la disposición de complacerlos.

Ya ultrajados, el problema medular es que de aquí a un año, estaremos peor que ahora porque la deuda será mayor. Y entonces, qué haremos? Con todo el respeto a Alberto Bacó, no puedo más que decir que no comparto su optimismo sobre la economía. Por qué? Porque las ideas que presentó en torno a la situación y al desarrollo económico del país no compensan el acelerado deterioro de la economía. Los recortes masivos que tienen que suceder para cuadrar el presupuesto lógicamente tendrán un impacto sobre los actores económicos y el deterioro económico se hará más agudo.

Después de haber subido $1,400 millones en impuestos a principios de 2013, cuando comparamos los recaudos de Hacienda de enero de 2014 con los de enero de 2013, vemos que bajaron por $1 millón. Sin temor a equivocarme, me atrevo a apostar que esa tendencia continuará. El impacto negativo de esos impuestos en la economía todavía no se ha manifestado en su totalidad.

Entonces uno se pregunta: Cómo y con qué vamos a pagar la deuda que vencerá el año que viene?

En mi artículo ‘A lo hecho pecho’ publicado por El Nuevo Día el 28 de junio de 2013 planteé lo siguiente: ‘En lugar de improvisar y auto inmolarnos, comencemos negociaciones con los bonistas y con el Gobierno Federal para darnos tiempo a buscar soluciones reales’. Seguidamente argumenté: ‘Empezar un plan agresivo de desarrollo económico y poner la economía en marcha, es la única solución. Negarse a hacerlo resultará en que no se podrá repagar lo que se debe y la economía colapsará’.

Hoy me reafirmo en que esos planteamientos son la única solución a nuestra triste realidad. Hemos perdido ocho meses sin poner en marcha un plan coherente de desarrollo económico. También hemos perdido tiempo en negociar con los bonistas y el Gobierno Federal. Qué hubiésemos perdido con haberlo intentado? Basta con mirar el Índice de Actividad Económica para cuantificar la magnitud del problema y el deterioro económico que enfrentamos.

Gobernador: una vez que ya hemos sido ultrajados, no crucifique al pueblo puertorriqueño permitiendo que prospere la transacción que está en el tintero. Mantenga nuestra esencia de ser una nación viable económicamente. Entienda que la emisión de bonos nos quitará la flexibilidad que nos hará falta en un futuro. Intente lo atrevido. Que no se hiciera en un pasado no quiere decir que haya que tenerle miedo El momento es ahora! Claudicar ante los fondos de inversiones de alto riesgo es sinónimo de la muerte de un pueblo.

Gobernador: con el fin de que no digan que no presento alternativas a las que escuché durante la conferencia del BGF, me tomo la libertad de hacer las siguientes recomendaciones: 1. Pospongamos el pago de principal e intereses de TODA la deuda con vencimiento en los próximos diez años. 2. Cumplamos con el pago de intereses del resto de la deuda. 3. Pongamos nuestra casa en orden y desarrollemos un plan coherente de desarrollo económico.

Si acepta el reto, como hombre y como líder, la presente generación, así como las futuras, se lo agradecerán. Todos los que conformamos la generación productiva actual sabemos que nos tocará asumir tiempos algo más difíciles, pero tenemos la experiencia y madurez suficiente para aceptarlo, vivirlo y cooperar con todo lo necesario.

Que Dios le dé luz para que entienda que por el futuro y la dignidad del pueblo que representa, no debe firmar una nueva emisión que solo servirá para empeñarnos más.

*El autor fue secretario de Desarrollo Económico, y es miembro de la Junta de Directores de la empresa publicadora de NotiCel.com.