Si bien la infidelidad es la causa primordial de divorcios o separaciones, el acto podría redundar en beneficios para la pareja siempre y cuando sepan cómo manejarlo.

‘Algunos expertos mencionan que restaurar la relación sobre bases reales de compromiso provee cambios provechosos a raíz de la infidelidad’, destacó la sexóloga Ida Nevárez quien dirige los Institutos de Reeducación de Puerto Rico en Bayamón, Carolina, Ponce y Juncos.

Explicó que ‘el lograr sobrepasar la traición reafirma a las parejas que se ha desarrollado una relación más íntima y en ocasiones pueden lograr ser más asertivos en colocar a la familia en un lugar más importante en sus vidas. Se cuidan mejor ellos mismos y se dan cuenta de la importancia de la comunicación’.

Nevárez confesó que el manejo de una, dos o tres infidelidades no es tarea fácil y tiene que ser un trabajo en equipo, entiéndase de parte del infiel como del traicionado. ‘Los efectos de la infidelidad atentan contra la integridad del infligido. Los expertos han mencionado que los efectos son tan parecidos y devastadores como los del trastorno del estrés post traumático. Aunque socialmente se le resta importancia y se maneja como eventos inherentes a la relación de pareja, todos podemos manejar infidelidades, pero eso no necesariamente significa la reconciliación de la relación’.

El perdón es relativo en términos del género del individuo, pero lo que sí está establecido es que las mujeres lo hacen con más frecuencia.

‘Esto puede obedecer al arraigo de los patrones socialmente construidos sobre unas bases de inequidad del género. De algún modo se continúa fomentando que el hombre tiene una naturaleza infiel y que las mujeres, tienden a perdonar la traición minimizando los efectos dañinos, y hasta veces le adjudican la responsabilidad y las culpan por la traición del otro. Sin duda alguna existe un discurso social sutil, pero consiste en que la infidelidad es inherente a la relación de pareja y que la mujer siempre estará presta a perdonar para salvar la relación’, explicó.

Tras un acto de infidelidad es posible continuar de forma saludable con una relación afectuosa o sentimental. Sin embargo cuando la persona insiste en quedarse en una relación sin trabajar adecuadamente los problemas que la rodean, así como las dimensiones del daño ocasionado puede llevar a ‘una relación tóxica o dañina’.

Según la experta es indispensable que el infiel reconozca su ofensa y muestre compromiso real de no reincidir en lo mismo.

‘Estudios recientes han establecido el perdón como un proceso indispensable para la reconciliación (Wade, 2008), sin embargo, por las diferentes connotaciones de este término hay que considerar que el mismo no pretende olvidar la ofensa y que su propósito principal es aliviar al infligido’.

Dijo además que ‘la sanación individual es primordial para considerar una reconciliación de pareja que comprende de dos. El perdón no sugiere aceptar la infidelidad para que se repita, tampoco minimizar o restarle la responsabilidad al infiel, ni es un pase de olvido de los eventos y del daño que se ocasionaron en la relación. Es recomendable buscar ayuda profesional para establecer un proceso sano y de beneficio a largo plazo’.

La reconciliación se puede dividir en etapas en vías de alcanzar la sanación de las partes. Estas son el despliegue de cargas emocionales repletas de pensamientos vengativos o destructivos, la reflexión y más tarde la reconstrucción de la confianza. ‘Es importante entender que el perdón puede ser un proceso largo y aunque no hay consenso entre los expertos, se entiende que el mismo puede darse en cualquier fase del proceso de reconciliación’, agregó la sexóloga.