Mientras, el presidente Joe Biden busca acelerar la vacunación para frenar las muertes.

Estados Unidos alcanzó este martes 28,717,134 casos confirmados del coronavirus SARS-CoV-2 y 516,456 fallecidos por COVID-19, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.

Este balance es de 2,136 muertes más que el lunes y de 57,900 nuevas infecciones.

Ante esas cifras, los estados con más muertes provocadas por el COVID-19 son:

– California es ahora el estado más golpeado por la pandemia con 52,693 muertos

– Nueva York 47,818 muertes

– Texas 44,185

– Florida 31,135

– Pensilvania 24, 062

– Nueva Jersey 23,321

– Illinois 22,803

– Georgia 17,480

– Ohio 17, 346

– Michigan 16,544

– Massachusetts 16,182

– Arizona 16,060

En cuanto a contagios, California también lidera el grupo de estados. La lista de estados con más contagios queda:

– California: 3,576,448 casos

-Texas con 2,668,357

– Florida con 1,918,100

– Nueva York con 1,656,684

-Illinois 1,189,326

El balance provisional de fallecidos -516,456- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100,000 y 240,000 muertes a causa de la pandemia.

El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha pronosticado que en total morirán más de 600,000 personas en el país a causa del virus.

Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para el 1 de junio habrán muerto unos 575,000.

Pese a estas alarmantes cifras de casos y muertes, y a que el presidente Biden busca vacunar a la mayor parte de la población para finales de mayo, hay estados en los que las medidas contra el COVID-19 son vagas o simplemente nulas. Tan reciente como ayer, el gobernador de Texas, Greg Abbott anunció que eliminará el uso de mascarillas en ese estado.

Abbott también dijo que los negocios operarían al 100% sin requisitos de distanciamiento social entre quienes consumen, pasando por alto las recomendaciones científicas.