En lo que aparenta ser la víspera de arrestos por el asesinato del niño Lorenzo González Cacho, las autoridades pasaron cerca de cinco horas en la residencia de su madre Ana Cacho en Dorado el domingo ocupando evidencia.

Unos 25 agentes del grupo interagencial compuesto por agentes de la Policía de Puerto Rico y el Negociado Federal de Investigaciones (FBI), llegaron a la urbanización Dorado del Mar en el municipio del mismo nombre antes de las 11:00 a.m. y abandonaron las inmediaciones casi al filo de las 4:00 p.m.

El portavoz de la familia paterna de Lorenzo, el abogado Carlos Sánchez, primo del padre de la víctima Ahmed Alí González, dijo que se siente esperanzado, particularmente, tras el veredicto de culpabilidad emitido la semana pasada contra Pablo Casellas Toro por el asesinato de su esposa Carmen Paredes Cintrón.

Sharon González, abogada de Ana Cacho, afirmó que las autoridades le comunicaron el viernes pasado su intención de allanar la residencia en la cual falleció Lorenzo en marzo de 2010 y que la madre de la víctima, quien figura como una de las sospechosas, accedió a que entraran a la vivienda deshabitada.

‘Se le dio acceso de inmediato’, fue parte de las escuetas declaraciones emitidas por González mientras atestiguaba el registro y recopilación de la vivienda propiedad de Cacho. El niño al momento de su muerte había vivido en dicha residencia ocho años junto a sus dos hermanas mayores.

El pasado viernes, Eda Rodríguez, patóloga del Instituto de Ciencias Forenses, declaró a la prensa que sus técnicos estaban realizando estudios serológicos que le habían referido del FBI.

Esas pruebas serológicas se refieren a cualquier tipo de fluído corporal, sea de sangre, orina, sudor, semen, saliva o cualquier tipo de líquido que puede aportar a identificar a una persona a base de su ADN.

Algunos de los cerca de 25 agentes que participaron en la incursión de lo que en un momento dado fue la residencia del matrimonio González Cacho extrajeron de la vivienda abandonada una bolsa grande de papel de estrasa, similar a la envoltura que utiliza el ICF en las escenas de asesinatos y otros tipos de crímenes.

Empero, las fuerzas investigadoras introdujeron una camioneta de pasajeros de baja altura a la marquesina de la casa, que fue ocultada por los portones de rejas revestidos por porciones de madera ornamental que protege su privacidad. El vehículo en cuestión tenía cristales cuya opacidad impedía ver siquiera la silueta de una persona.

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